- Apoc 5, 1-10
- Sal 149
- Lc 19, 41-44
El pasaje de la primera lectura, nos propone dos elementos de reflexión. Por un lado, nos muestra por medio de elementos simbólicos (postrarse delante de él y ofrecerle incienso) cómo la Iglesia desde sus orígenes ha reconocido a Jesús como Verdadero Dios igual que el Padre.
Por otro, revela la relación que hay entre Jesús, el Cordero de Dios, y los hombres: él es nuestro DUEÑO, pues él nos compró con su sangre; pero aún más, somos parte ahora de un pueblo de sacerdotes, destinado a servir a Dios y a regir la tierra. Uno de los problemas de nuestros cristianos hoy, como seguramente lo era en tiempos del apóstol, es el hecho de la falta de identidad. No nos hemos dado cuenta de “quién” es Jesús y “quiénes” somos nosotros.
Parecería que no nos hemos dado cuenta, que somos propiedad de Dios y que toda nuestra vida tiene como único propósito el servir a Dios y ordenar la tierra, construir en ella el Reino de Dios, justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Piensa por un momento, como diría san Agustín: “¡Cristiano!, ¿quién eres?” Si realmente eres propiedad de Jesús, deja que él gobierne tu vida, dale gloria como Dios y construye el Reino en medio de tu comunidad.
”El llanto de Jesús «sobre su ciudad elegida», que nos presenta el texto del Evangelio, afirma el Papa Francisco, es también el llanto «sobre su Iglesia» y «sobre nosotros». Pero ¿por qué —se preguntó el Papa— «Jerusalén no había recibido al Señor? Porque estaba tranquila con lo que tenía, no quería problemas». Por eso Jesús, ante sus puertas, exclamó: «Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz… No reconociste el tiempo de tu visita». La ciudad, en efecto, «tenía miedo a la visita del Señor; tenía miedo a la gratuidad de la visita del Señor. Estaba segura en las cosas que ella podía gestionar».
«Nosotros —destacó el Papa Francisco— estamos seguros en las cosas que podemos gestionar. Pero la visita del Señor, sus sorpresas, no podemos gestionarlas. Y Jerusalén tenía miedo de esto: ser salvada por el camino de las sorpresas del Señor. Tenía miedo del Señor, de su esposo, de su amado». Porque «cuando el Señor visita a su pueblo nos trae la alegría, nos trae la conversión. Y todos nosotros tenemos miedo»: no «de la alegría», destacó el Pontífice, sino más bien «de la alegría que trae el Señor, porque no podemos controlarla».
El llanto del Señor es o debe ser el nuestro. Pero no para amargarnos o paralizarnos, sino para comprometernos con la causa del Evangelio con un testimonio valiente y cabal.
Hoy es la fiesta de la Presentación de Nuestra Señora por parte de sus padres en el Templo, una antigua y piadosa tradición que encontramos los orígenes de esta fiesta mariana que surge en el escrito apócrifo llamado “Protoevangelio de Santiago”. Este relato cuenta que cuando la Virgen María era muy niña sus padres San Joaquín y Santa Ana la llevaron al templo de Jerusalén y allá la dejaron por un tiempo, junto con otro grupo de niñas, para ser instruida muy cuidadosamente respecto a la religión y a todos los deberes para con Dios.
Esta celebración es toda una llamada a presentarnos también nosotros ante el Señor y decirle: aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.
Con la Oración de los Fieles, pidamos: Señor, haz que imitemos a María.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.aciprensa.com/santo/544/la-presentacion-de-la-santisima-virgen-maria
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=21-11-2024
Palabra de Vida Mes Noviembre: “ Ella [la pobre viuda], de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir” (Marcos 12, 44) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.