- Is 7, 10-14
- Sal 23
- Lc 1, 26-38
La liturgia de hoy nos habla de Jesús, la yave que abre la puerta de nuestra salvación.
La primera lectura nos presenta una profecía mesiánica que surge en el contexto en el cual, el pueblo de Israel, temeroso ante la proximidad de una invasión, se siente tentado a recurrir a Asiria para que lo salve.
Es aquí que Dios les recuerda que su único salvador es El y que, como prueba de su presencia y su poder, les dará una señal para que ya no duden y confíen plenamente en él. Esta señal vendrá a convertirse precisamente en la llegada del Mesías, que es Dios-con-nosotros. El pueblo quizás no imaginó la profundidad de estas palabras, las cuales quedaron aún lejos de iluminar la realidad que Dios tenía pensada para la salvación del pueblo, pues si bien la Encarnación del Verbo realizó el cumplimiento de la profecía, el envío del Espíritu Santo, producto de este proyecto salvífico, hizo que Dios sea ahora Dios-en-nosotros.
En el texto del evangelio, se anuncia el embarazo de la Virgen y el nacimiento de su Hijo, al que pone por nombre “Dios con nosotros”.
Nos explica el Papa Francisco: “este pasaje, nos relata el momento decisivo de la historia, el más revolucionario. Es una situación convulsa, todo cambia, la historia se invierte. Es difícil predicar sobre este pasaje. Y cuando en Navidad o en el día de la Anunciación profesamos la fe para decir este misterio nos arrodillamos. Es el momento en que todo cambia, todo, desde la raíz. Litúrgicamente hoy es el día de la raíz.”
La antífona de hoy proclama: “Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir: ven y saca de la cárcel al cautivo que habita en tinieblas y en sombra de muerte”. La “Llave de David” nos habla de Cristo como el que abre las puertas de la salvación, el único que puede liberar a la humanidad de sus cadenas y oscuridades.
María se convierte en la puerta por la cual la salvación entra al mundo. Su “hágase en mí según tu palabra” es la respuesta humilde y valiente que permite a Dios abrir un camino nuevo para toda la humanidad. María no entiende del todo cómo será posible, pero confía porque sabe que Dios abre caminos donde no los hay, porque “para Dios nada hay imposible”.
Hoy, esta escena nos invita a mirar nuestras propias “prisiones”: nuestros miedos, inseguridades, pecados o situaciones que parecen cerradas, sin salida. ¿Cuántas veces nos sentimos atrapados en la sombra de nuestras dudas o fracasos? La promesa de la Llave de David nos recuerda que Cristo viene a abrir lo que está cerrado en nuestro corazón: viene a liberarnos, a sanarnos y a llevarnos a la luz.
La mayor prueba del constante amor de Dios hacia nosotros es lo que se expresa en este texto, el envío y nacimiento de su Hijo Jesús, el que nos amó “hasta el extremo”.
Llevado de este amor nos regaló su amistad. Sublime realidad el poder disfrutar de la amistad de todo un Dios, del Hijo de Dios.
Y nos señaló el camino a seguir ante las distintas circunstancias de nuestra vida para vivirla con sentido, alegría y esperanza. No cabe otra postura que la de inmensa gratitud ante los regalos de Jesús.
Pidamosle con la Oración de los Fieles: abre nuestros corazones, Señor; y con el Salmista proclamemos: “Va a entrar el Señor, El es el Rey de la Gloria.”
Propósito para este día: Oremos por quienes no pueden tener hijos.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Calendario de Adviento 2024
- https://www.vaticannews.va/es/papa-francisco/misa-santa-marta/2018-12/homilia-papa-francisco-misa-santa-marta-20-diciembre-anunciacion.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=20-12-2024
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/12/20/la-llave-que-todo-lo-abre/
Palabra de Vida Mes Diciembre: “ No hay nada imposible para Dios” (Lucas 1, 37) https://ciudadnueva.com.ar/diciembre-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.