- 1 Tes 5, 1-6. 9-11
- Sal 26
- Lc 4, 31-37
En la liturgia Jesús nos habla con autoridad pues es el Dios Todopoderoso. Se manifiesta en su capacidad de vencer el mal, perdonar pecados y dar vida, algo que los maestros de la ley no podían. La autoridad de Jesús proviene de su cohesión entre palabra y obra, y de la confirmación de esta autoridad a través de señales y prodigios.
Escuchando con atención lo que Pablo ha escrito a los de Tesalónica, apreciaremos cómo recuerda la actitud vigilante, aguardando y deseando la llegada del Señor, pues a eso se refiere cuando alude “al tiempo y a las circunstancias”, sobre las que advierte que no necesitan que les escriba sobre ello. Repetidamente el Señor, ha recordado la necesidad de permanecer en vela; de escuchar, no solamente con los oídos físicos, sino con la disposición interior para acogerle en su Palabra, y en su presencia vivir la existencia personal y comunitaria depositando en El nuestra esperanza y descubriendo que, únicamente así, podremos estar seguros y establ.
El Señor les recuerda a los tesalonicenses, y a nosotros, que ya no viven en las tinieblas, porque fueron iluminados por Cristo mediante el nuevo y definitivo nacimiento,y a nosotros con las gracias bautismales, por eso a todos nos dice: “sois hijos de la luz e hijos del día”. Esta luz que procede del Señor y que es el Señor mismo, destruye las tinieblas y hace que la existencia, los pensamientos y las obras, el ser mismo del bautizado deje ver a Cristo y lleve todo hacia El.
En el texto del evangelio, San Lucas vuelve a destacar el asombro de la gente. Es notorio cómo la actividad de enseñar fue para Jesús la misión central de su vida pública. Pero la predicación de Jesús era muy distinta a la de los otros maestros y esto hacía que la gente se extrañara y se admirara pues su estilo de hablar tenía la autoridad de quien se sabe el Santo de Dios.
Pero ahora la gente no queda en silencio, sino que se pregunta ¿Qué clase de palabra es esta? Ahora tienen el contenido de su enseñanza y además la fuerza sanadora de la misma. La autoridad y el poder que hace que el hombre quede libre y sano.
“Su manera de hablar atrae a los presentes, – dijo el Papa Francisco – que quedan asombrados porque demuestra una autoridad diferente a la de los escribas. Pero, además, Jesús se revela poderoso también en las obras. Así es que, cuando un hombre en la sinagoga se vuelve contra El, llamándole el Santo de Dios, Jesús reconoce el espíritu maligno, le ordena que salga de ese hombre y lo expulsa.
Aquí vemos los dos elementos característicos de la acción de Jesús: la predicación y la obra taumatúrgica de sanación. Predica y sana…
Por eso, el Santo Padre instó a que escuchemos, nosotros, las palabras de Jesús que son de autoridad. Y para ello, aconsejó, una vez más, llevar siempre un pequeño Evangelio con nosotros: ¡Siempre, no lo olviden! Lleven un pequeño Evangelio en el bolsillo o en el bolso, para leerlo durante el día, para escuchar esa palabra de autoridad de Jesús. Después, todos tenemos problemas, todos tenemos pecados, todos tenemos enfermedades espirituales; pedirle a Jesús: Jesús, tú eres el profeta, el Hijo de Dios, el que fue prometido para sanarnos. Cúrame. Pedir a Jesús la sanación, de nuestros pecados, de nuestros males.”
Esto es lo que toca a cada bautizado asumir, pues iluminado por Cristo y regenerado por El, está colocado en medio de la sociedad, en todas sus circunstancias, como luz que alumbra y enfoca todos los intereses realmente humanos en Cristo.
Concluye el pasaje señalando cómo se extiende por toda la comarca su fama. Ello revela que la gente ha salido de su asombro para compartir lo que ellos han visto y oído. La experiencia de la sanación pone en camino hacia Dios y hacia los otros, para llevar así a los otros a Dios.
Terminamos con el salmista afirmando nuestra esperanza: gozar de la dicha del Señor; sentir su fortaleza que sostiene nuestra disposición y mantiene en la esperanza.
Les invito a que sigamos orando por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza, como nos lo pidió este Pontífice:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-01/papa-angelus-jesus-habla-con-autoridad-divina-escuchemosle.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-09-02
Palabra de Vida Mes Setiembre: “Alégrense conmigo porque he encontrado la oveja que se me había perdido” (Lc 15, 6) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.