Inicio aclarándoles que no hay audio en este día porque lamentablemente, no encontré alguno que se ajustara con la liturgia de Conferencia Episcopal de Costa Rica.
Hoy que celebramos a todos los fieles difuntos, la liturgia nos brinda orientación sobre el tema de la muerte que para algunos es desconcertante.
En el texto de Daniel 12, 1-3 que corresponde a la primera lectura de hoy, el Arcángel San Miguel “¿quién como Dios?”, el protector del pueblo según aquella mentalidad, vendrá para proclamar salvación y resurrección para los elegidos. Es en este libro donde aparece por primera vez la resurrección y la vida más allá de la muerte en la fe de Israel. Es esto lo más importante a señalar. Porque en esta lectura apocalíptica hay un mensaje de esperanza y salvación. Es verdad que en aquél momento la teología no daba más de sí, y solamente se proclamaba para los elegidos; pero desde una lectura del Nuevo Testamento, la resurrección y salvación de Dios está abierta a todos los hombres que confían en El.
Entonces, en este texto, nos hablan de “experiencias” religiosas de una época y de una cultura. Lo importante es la verdad que en ello hay, no las imágenes míticas con las que se reviste el lenguaje apocalíptico. El oprobio, la condenación, el juicio… es el ropaje de la época para hablar del triunfo de Dios. Pero, como creemos por el mensaje del NT, el triunfo de Dios no tiene que ser necesariamente así; el juicio de Dios sobre los hombres y la historia ha de ser salvando y humanizando.
“Vayamos con alegría al encuentro del Señor”,nos dice el Salmo 121, nos lleva a integrarnos en la Jerusalén Celestial, a la Iglesia triunfante que todos anhelamos: “…hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas.
En la Segunda Lectura, tomada de 2 Cor, 5, 1. 6-10 inicia con este bello mensaje: “Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos”.
Quisiéramos destacar lo que Pablo estaba diciendo aquí. Él no dice, “esperamos” tener una morada, ó tenemos “una expectativa” de tener una morada; o aun “creemos” tener un morada. Lo que él dijo expresó una certeza. Dijo: “sabemos” que tenemos una morada. Y estimado oyente, créanos que este “sabemos” aquí es muy importante. Es un sabemos que se expresa con la misma seguridad que si ya lo hubiese experimentado. Pablo lo sabía debido a que el Espíritu de Dios se lo había revelado.
La palabra “tabernáculo” proviene de la palabra “skene”, que significa “tienda”. Pablo ahora compara su cuerpo mortal con una tienda débil, frágil, que sería pronto destruida. Resulta interesante recordar que, según Juan 1:14, Cristo, en su cuerpo encarnado, habitó entre los seres humanos, y al decir “habitó” el escritor usó la palabra derivada de “tienda” o “tabernáculo”. En este versículo entonces, el cuerpo terrenal, que es temporal, es contrastado con el cuerpo celestial, que es eterno.
La referencia al cuerpo celestial como una casa de Dios, eterna, no construida por manos humanas, nos hace recordar la descripción que Jesús hizo de su propio cuerpo de resurrección como un templo “no hecho por manos” (Marcos 14:58). Podríamos decir que en este capítulo, Pablo resumió brevemente lo que antes había escrito a los Corintios sobre la naturaleza del cuerpo de resurrección (que usted puede leer, concretamente, en Primera Corintios 15:34-54). Su confiada afirmación al decir “sabemos”, pues, también está basada en los argumentos expuestos en aquel capítulo 15 de Primera de Corintios.
Vemos como para San Pablo el tema de la muerte no es en nada de miedo, sino de esperanza y confianza: “Caminamos guiado por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señr.”
Y en el pasaje del Evangelio de Juan que leemos hoy , Jn 12, 23-38, vemos cómo esta promesa se ha realizado en el misterio pascual de Jesús, quien ha muerto para introducirnos en la plenitud de su misma vida. Jesús abrió el camino que supera las fronteras de la muerte humana y nos enseña a “seguirlo” –con actitudes concretas de “servicio”- para compartir también su gloriosa resurrección.
Al ponernos hoy de cara a la realidad de la muerte, no nos llenamos de desesperación, sino más bien de una profunda alegría. La fe en la muerte y resurrección de Jesús nos abre caminos de esperanza: la muerte no es el final. Es más bien, como lo sentían y lo celebraban los primeros cristianos, el “día del verdadero nacimiento” (el Vere Dies Natalis), el día en que –en los brazos del buen Pastor- somos introducidos en la Casa del Padre, para el encuentro definitivo con la Trinidad Santa, encuentro que le da sentido y plenitud a toda nuestra existencia.
Afirma el Papa Francisco: “el Señor siempre nos presenta la como un “encuentro con Él” y la acompaña con la palabra “esperanza”:
“El Señor nos dice que estemos preparados para el encuentro, la muerte es un encuentro: es Él quien viene a encontrarnos, es Él quien viene a tomarnos de la mano y llevarnos con él”
Y para terminar les dejo esta reflexión que me encontré: “San Francisco de Asís, una vez reconciliado con Dios, consigo mismo y con la creación, hacia el final de su vida fue capaz de reconciliarse también con la muerte, hasta el punto de llegar llamarla “hermana”, señal de que también para él era un misterio que había que acoger. A diferencia de la sociedad actual, que intenta por todos los medios ocultar la realidad de la muerte -engañándose a sí misma con la ilusión de que es eterna-, San Francisco nos enseña a mirarla, a aceptarla, a considerarla una “hermana”, parte de nosotros. Al fin y al cabo, es un hecho tan real como la vida. Es un acto de honestidad intelectual, incluso antes que espiritual.
El miedo ante la “hermana muerte” está ciertamente dictado por lo desconocido, por no saber qué hay más allá de la “puerta”; esto crea inquietud. En segundo lugar, no lo ocultemos, tememos el “peso” de nuestros actos, porque, en definitiva, todos somos creyentes en el fondo de nuestro corazón, y al final de la vida nos preguntamos cómo hemos vivido. Esta experiencia nos lleva a rezar por los que nos han precedido, casi como si quisiéramos ayudarlos y protegerlos todavía, además de pedir que nos ayuden y protejan.
Una cosa es cierta: nosotros leemos la muerte a la luz de la resurrección de Jesús. Esta es nuestra fuerza y nuestra serenidad. Él nos ha abierto el Camino que conduce con la Verdad a la Vida. El mismo Jesús nos recordó que estamos hechos para la eternidad: mil años nuestros son como un solo día ante Dios, y este tiempo de la vida, tan breve, pasajero, no tiene sentido si no se proyecta hacia una experiencia verdadera, como nos recordó el mismo Jesús: “Quien ve al Hijo y cree en Él tiene vida eterna”.
Una última cosa. Jesús se hizo hombre para ayudarnos a vivir “como Dios”; murió, fue sepultado y descendió a los infiernos para que nadie se sintiera excluido de su acción salvadora. Para que yo no tuviera miedo y me sintiera solo y abandonado, a merced de mis miedos, Jesús mismo eligió “habitar” todos los lugares, incluso los más bajos, para “hacerme compañía” en ese momento. No hay “espacio” de la vida y de la muerte que Él no haya visitado, y esto me da la certeza de que me acogerá con los brazos abiertos en cualquier situación en la que yo “caiga”: ya sea hoy en el pecado, o mañana en la muerte, Él está ahí. Porque Él ha vencido el pecado y la muerte y ha preparado un lugar para mí en la Casa del Padre. Esto me basta para caminar por el sendero de la vida con confianza y esperanza.”
”Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes” Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/14-11-2021/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://www.escuelabiblica.com/estudio-biblico.php?id=552
- https://www.dominicos.org/predicacion/pdf-homilia/13-6-2021/completa.pdf
- http://www.homiletica.org/fidelonoro/fidelonoro0072.htm
- https://www.vaticannews.va/es/fiestas-liturgicas/conmemoracion-de-todos-los-fieles-difuntos.html
- https://www.vaticannews.va/es/papa-francisco/misa-santa-marta/2019-11/papa-santa-marta-homilia-viernes-29-noviembre-2019.html
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.