- Hch 15, 7-21
- Sal 95
- Jn 15, 9-11
Hoy en la liturgia, Jesús destaca la importancia de permanecer en su amor. Esta permanencia implica una relación continua, no ocasional. Al seguir a Jesús, los discípulos son llamados a mantener una conexión constante con El.
La primera lectura relata un momento crucial en la historia temprana de la iglesia cristiana, conocido como el Concilio de Jerusalén donde se debate si los gentiles convertidos al cristianismo deben cumplir con la ley judía para ser considerados verdaderos seguidores de Jesús.
Las palabras de Pedro y de los otros discípulos (Bernabé y Pablo), dejan claro que el mensaje de Jesús es universal (para todos y todas), que no se pueden hacer distinciones entre paganos y judíos, aceptando de todo corazón a aquellos que abrazan el mensaje del Evangelio y creen. La aceptación de la salvación prima sobre toda tradición y costumbre. La Buena Noticia trasciende toda raza, confín y límite temporal. Es para todas las personas y para siempre: “Y Dios, que penetra los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros.”
Cristo hoy como en el Evangelio de Juan, nos pide esperar firmes en su amor, agarrados con fuerza de la cruz: ahí donde Cristo nos ha reconciliado con el Padre y donde nos muestra el camino hacia el cielo. Y el modo de hacerlo es cumpliendo sus mandamientos.
Permanecer en el amor da como fruto la alegría plena. Esta permanencia implica una relación continua, no ocasional. Al seguir a Jesús, los discípulos son llamados a mantener una conexión constante con él. Esta conexión profunda y sostenida con Jesús, que también nosotros estamos llamados a cuidar, es una fuente de alegría, ya que implica vivir en la verdad de su amor y experimentar la felicidad y la plenitud que provienen de vivir la vida como hijos e hijas de Dios.
A esto nos invita Cristo, éste es el plan de amor que tiene sobre nosotros. Él quiere que encontremos su propia alegría, la alegría que es más resistente que los clavos de la cruz y la roca del sepulcro. La alegría de amar como el Padre ama al Hijo y como el Hijo nos ama a nosotros. Amar y ser amado, ésta es nuestra parada, nuestro destino y nuestra plenitud.
Nos explica el Papa Francisco que el texto del evangelio se resume tres palabras clave: paz, amor y alegría. No vienen, de hecho, «del mundo» sino del Padre. Por lo demás, explicó, es el Espíritu Santo «quien realiza esta paz; quien realiza este amor que viene del Padre; quien lleva a cabo el amor entre el Padre y el Hijo y que luego llega a nosotros; que nos da la alegría». Sí, dijo, «es el Espíritu Santo.
Con el Salmista, “proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos.”
Textos consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140522_obra-jesus.html#:~:text=Pero%2C%20en%20el%20pasaje%20evang%C3%A9lico,%2C%20vivir%20de%20ese%20aire%C2%BB.
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=02-05-2024
- https://es.catholic.net/op/articulos/76258/cat/1036/permanezcamos-en-el-amor.html#modal
Palabra de Vida Mes de Mayo 2024. “Quien no ama, no ha conocido a Dios porque Dios es Amor.” 1Jn 4, 8
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.