- 1 Cor 15, 1-11
- Sal 117
- Lc 7, 36-50
Hoy la liturgia nos insta a experimentar la alegría que nos produce predicar el evangelio y experimentar el perdón de nuestros pecados y la Salvación por medio de Cristo Resucitado.
En esta parte de su carta a los Corintios, San Pablo nos recuerda lo esencial de nuestra fe: la resurrección de Jesucristo. Es un pasaje lleno de fuerza y convicción, que busca reafirmar a la comunidad en lo más profundo de su creencia cristiana.
San Pablo comienza recordando a los Corintios el Evangelio que él mismo les había anunciado, ese mismo que ellos recibieron con fe y en el cual se mantienen firmes. Nos hace pensar en cómo nosotros también hemos recibido este mensaje de vida, quizás desde la infancia vivida en nuestras familias o a través de nuestra comunidad parroquial. Nos invita a valorar ese tesoro que nos ha sido transmitido.
Luego, Pablo nos recuerda que la resurrección de Jesús no es solo un hecho histórico, sino el centro de nuestra esperanza. Porque si Cristo ha resucitado, también nosotros estamos llamados y llamadas a una vida nueva.
Esta buena noticia del Evangelio, tenemos que hacerla vida, dejando que por la acción del Espíritu Santo, se transforme en amor a Dios y los hermanos; esta misma gracia es el motor de la evangelización, es el resorte que nos empuja a hacer partícipes con alegría del gozo y la paz que nosotros mismos experimentamos en Cristo.
Siempre que me han preguntado ¿cuál es la diferencia entre reconciliación y confesión?, la respuesta la encontramos en este pasaje del evangelio, y es muy sencilla: Es el amor.
Solamente quien ama se reconcilia, es decir, busca ser perdonado. El fariseo no siente la necesidad de ser perdonado, lo tiene todo, pero ha olvidado lo más importante: el amor. La mujer de vida pública, en cambio, se descubre vacía, necesitada, lo único que tiene es sed de amor. Es precisamente esta sed de amor lo que la lleva a Jesús, fuente infinita del amor. Había buscado el amor en los hombres y lo único que recibió fue vacío y soledad.
Jesús no ha venido por los sanos sino por los enfermos: Por ti y por mí. No tengamos miedo de acercarnos a la reconciliación pues en ella, Jesús, por medio del sacerdote, nos dará el amor y el perdón de Dios, para despedirnos diciendo: Vete en paz.
Papa nos pregunta, si también cada uno de nosotros ha entregado su miseria al Señor, si le hemos mostrado nuestras caídas para que nos levante, nos pregunta si hay algo que todavía nos guardamos dentro: Un pecado, un remordimiento del pasado, una herida en mi interior, un rencor hacia alguien, una idea sobre una persona determinada… Debemos presentarle esas miserias, nuestras miserias al Señor, dijo el Papa, Él espera que le presentemos nuestras miserias, para hacernos descubrir su misericordia.
Con el Salmista damos gracias al Señor, porque es bueno y eterna es su misericordia. Ada día es día de victoria y alabanza, de regocijo y acción de gracias, día de ensayo de la resurrección final, y abriéndose a la alegría , que es la eternidad.
Ada día hay revuelo de Angeles y alboroto en torno a la tumba vacía. ¡Cristo ha resucitado!
Textos Consultados:
- Folleto la Misa de Cada Día
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/09/19/jueves-19-septiembre-2020-semana-24-to-ciclo-b-la-misericordia/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=19-09-2024
Palabra de Vida Mes de Setiembre. “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.