?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/TavSzrEpqQA
- 1 Tim 6, 13-16
- Sal 99
- Lc 8, 4-15
En medio de circunstancias convulsas, Dios encomienda a San Pablo la misión de extender la Buena Nueva entre los gentiles. El apóstol que ya tiene una sólida experiencia de Cristo y una madurez en la fe, le muestra a Timoteo la esencia de la vocación a la que han sido llamados. Ese mandamiento que ha de guardar sin mancha, ni reproche es el de predicar efectivamente la sana doctrina. Debe predicarla y custodiarla ante los hombres ya que habla en nombre del Señor.
Ese mandato no es algo que va dirigido únicamente a Timoteo, también a ti y a mí nos compromete ante Dios. Somos sus continuadores, pues hoy el mundo que vive a espaldas de Dios es también, como en aquel entonces, carne de cañón ante las falsas doctrinas del momento.
Hoy hablar de Cristo, de su mensaje de fe en muchísimos ámbitos de la sociedad, no está de moda. Aunque pensemos que nos han tocado tiempos durísimos, la época de San Pablo y Timoteo no fue más fácil. Así que como ellos y tantos otros que nos precedieron y algunas personas que como usted y yo aún creemos, este es un llamado para que no tengamos miedo a perseverar en el combate de la fe, el premio merece la pena. Dios Padre, en su infinita bondad, quiere que por medio de Jesucristo participemos de su Reino desde esta vida terrena. ¿Te lo quieres perder? No lo creo; así que como nos invita el Salmista: “Sirvamos al Señor con alegría…”
Y como complemento de esta exhortación, como nos explica el Papa Francisco del texto del evangelio, “Esta parábola habla hoy a cada uno de nosotros, como hablaba a quienes escuchaban a Jesús hace dos mil años. Nos recuerda que nosotros somos el terreno donde el Señor arroja incansablemente la semilla de su Palabra y de su amor. ¿Con qué disposición la acogemos? Y podemos plantearnos la pregunta: ¿cómo es nuestro corazón? ¿A qué terreno se parece: a un camino, a un pedregal, a una zarza? Depende de nosotros convertirnos en terreno bueno sin espinas ni piedras, pero trabajado y cultivado con cuidado, a fin de que pueda dar buenos frutos para nosotros y para nuestros hermanos”
nos comenta el Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés, que hoy Jesús nos habla de un sembrador que salió «a sembrar su simiente» (Lc 8,5) y aquella simiente era precisamente «la Palabra de Dios». Pero «creciendo con ella los abrojos, la ahogaron» (Lc 8,7).
Hay una gran variedad de abrojos. «Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez» (Lc 8,14).
—Señor, ¿acaso soy yo culpable de tener preocupaciones? Ya quisiera no tenerlas, ¡pero me vienen por todas partes! No entiendo por qué han de privarme de tu Palabra, si no son pecado, ni vicio, ni defecto.
—¡Porque olvidas que Yo soy tu Padre y te dejas esclavizar por un mañana que no sabes si llegará!
«Si viviéramos con más confianza en la Providencia divina, seguros —¡con una firmísima fe!— de esta protección diaria que nunca nos falta, ¡cuántas preocupaciones o inquietudes nos ahorraríamos! Desaparecerían un montón de quimeras que, en boca de Jesús, son propias de paganos, de hombres mundanos (cf. Lc 12,30), de las personas que son carentes de sentido sobrenatural (…). Yo quisiera grabar a fuego en vuestra mente —nos dice san Josemaría— que tenemos todos los motivos para andar con optimismo en esta tierra, con el alma desasida del todo de tantas cosas que parecen imprescindibles, puesto que vuestro Padre sabe muy bien lo que necesitáis! (cf. Lc 12,30), y Él proveerá». Dijo David: «Pon tu destino en manos del Señor, y él te sostendrá» (Sal 55,23). Así lo hizo san José cuando el Señor lo probó: reflexionó, consultó, oró, tomó una resolución y lo dejó todo en manos de Dios. Cuando vino el Ángel —comenta Mn. Ballarín—, no osó despertarlo y le habló en sueños. En fin, «Yo no debo tener más preocupaciones que tu Gloria…, en una palabra, tu Amor» (San Josemaría).
Como conclusión, tomemos el texto de la oracion después de la Comunión del folleto la Misa de cada día, y pidamos que al Señor que transforme nuestro cuerpo, y espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro sentir, lo que siempre inspire nuestras acciones.
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2021
“El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos” (Marcos 9, 35) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.