https://youtu.be/uy1NkEJ4sDs?si=s1JNCG3nKGSSU780
- Gen 9, 8-15
- Sal 24
- 1 Pe 3, 18-22
- Mc 1, 12-15
La liturgia de este primer Domingo de Cuaresma hace énfasis en la Confianza en Dios.
Cuaresma es tiempo que nos llama al recogimiento, a la oración, a la introspección, a una cierta austeridad de vida y a revisar la autenticidad y coherencia de nuestro vivir y actuar como creyentes cristianos.
Si siempre el Señor Jesucristo ha de estar presente en el horizonte de la vida del creyente cristiano, en este tiempo de Cuaresma esta atención clavada en Él deberá ser particularmente significativa para todos y cada uno de nosotros.
Esta concentración en Él nos ayudará a descubrir que cuanto se encierra en el misterio de Cristo Jesús está transido por un amor puro y pleno, sin ningún otro aditamento, que despertará en nosotros la gran pregunta de cómo estamos siendo fieles a este admirable don y cómo deberemos serlo con mayor y más plena autenticidad.
Es por eso que las lecturas están todas ellas conectadas con un mensaje de confianza en la bondad de Dios para con nosotros, sus hijas e hijos: “Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes… no volveré a destruir la vida”, nos dice el texto del Génesis. Este es un pasaje lleno de sugerencias sobre la necesidad de ver que Dios, a pesar del alejamiento de la humanidad de su proyecto salvador, siempre ofrece oportunidades de gracia. También los textos recogidos como salmo responsorial abundan en el mismo sentimiento: “El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores”
Igualmente, la segunda lectura, tomada de la Primera Carta de San Pedro, alude al misterio de la Redención, expresión y culmen del Amor del Padre ofrecido al mundo en la entrega de su Hijo: “Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios” . Esta carta, pone de manifiesto el ámbito de la existencia cristiana en un mundo adverso, o en un mundo sin fe y sin esperanza. El cristiano, pues, debe saber responder con valentía y vigor al reto de un mundo sin horizontes éticos, incluso debe estar dispuesto a dar su vida por causa de la justicia.
En el fragmento del Evangelio de San Marcos podemos del mismo modo entrever esta manifestación de la bondad del Padre Dios, que llena de su Espíritu al Hijo, Jesús, el Señor, quien, conducido al desierto, tras vencer al tentador, anuncia la proximidad del Reino de Dios y llama a la conversión: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio” .
El desierto nos dice el Papa Francisco, es ese espacio en el que nuestra libertad puede madurar para no volver a caer en la esclavitud del pecado.
El simbolismo en el que debemos leer hoy nuestro relato nos permite ver que el desierto y los cuarenta días es el mundo de Jesús, el tiempo de Jesús con las fuerzas adversas (las de Satanás) y la de Dios (los ángeles). Eso es lo que está presente hoy también, en la vida, en toda sociedad. ¿Qué hacer? Pues, como Jesús, proclamar que el tiempo de Dios, el de la salvación y la misericordia no puede ser vencido por el de la maldad, la injusticia o la guerra. Si Jesús estaba guiado por el Espíritu, eso quiere decir que es el Espíritu mismo la voz resonante del evangelio como buena noticia que llama a salir de lo peor que tiene el desierto: las fuerzas del mal.
Pienso que la meditación de estos textos, al dejarnos interrogar por ellos, llenarán de esperanza nuestros corazones y nos conducirán a un vivir y obrar con mayor fidelidad el mensaje del Señor Jesucristo.
Si bien es cierto, el mal no usa la misma tentación para todas las personas, sino que las envía de acuerdo a nuestras debilidades y también que enfrentaremos muchas tentaciones a lo largo de nuestra vida, y que aunque venzamos algunas, nuestro enemigo continuará enviando otras que nunca antes habíamos enfrentado; también es cierto que podemos vivir en victoria, al edificar un muro a nuestro alrededor, llenando nuestra mente con las enseñanzas y el ejemplo de Jesús, comenzando a pensar y a reaccionar de acuerdo a la voluntad de nuestro Señor.Así, cada vez que vencemos una tentación, nuestra fe es fortalecida, pues vemos la fidelidad de nuestro Padre celestial. Debemos tener la certeza de que nunca estamos solos cuando enfrentamos las tentaciones, pues Cristo vive en nuestro corazón. Es Él quien nos da las fuerzas para resistir las tentaciones. Solo tenemos que confiar en El. El Reino que anuncia es el del Amor del Padre por todas sus hijas e hijos. Y el Evangelio que nos invita a acoger es la Buena Noticia que nos explica y realiza como humanos. En el origen y en la meta de esta nuestra vida está el Amor del Padre. Y sólo nos realizamos plenamente como hijas e hijos suyos en la medida en que nuestra vida transite por las sendas de su Amor.
Oremos: Derrama sobre tu pueblo, Señor, la abundancia de tu bendición para que su esperanza crezca en la adversidad, su virtud se fortalezca en la tentación, y alcance la redención eterna.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- https://www.encontacto.org/vea/sermons/ensenanzas-que-aprendemos-de-las-tentaciones-de-jesus
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/18-2-2018/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://www.iglesiacr.org/a-traves-del-desierto-dios-nos-guia-a-la-libertad-mensaje-del-papa-francisco-para-esta-cuaresma/#:~:text=El%20desierto%20es%20el%20espacio,que%20nunca%20antes%20hab%C3%ADamos%20recorrido.
Palabra de Vida Mes de Febrero 2024. “Hagan todo con Amor” (1 Cor 16, 14) https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.