https://youtu.be/zpmMX2PWCSs?si=-4D_gRtZL58eHHfl
- Rom 1, 16-25
- Sal 18
- Lc 11, 37-41
Hoy que celebramos la memoria de san Ignacio de Antioquia, la liturgia nos recuerda acerca de la importancia de la entrega a Dios, como o hizo este santo. Para lograrlo debemos como San Pablo descubrir Su Voluntad desde lo ordinario como nos invita Jesús en el evangelio y dejar de preocuparnos tanto por lo externo más bien limpiar nuestro espíritu para así irradiarlo.
En el texto de de la primera lectura, Pablo quiere despertar la conciencia de los paganos sobre la necesidad que tienen del amor de Dios. Él insiste en darnos a conocer que el orden y la belleza de la creación levanta la mente al Creador. Por eso no tienen disculpa de no conocer a Dios.
Dios ha puesto en el alma de todos los hombres el conocimiento necesario sobre él, de manera que todos, absolutamente todos, lo puedan conocer y amar. Esto es lo que nosotros llamamos “conciencia”, y es, por ello, el elemento rector de la vida moral y religiosa del hombre. En ella Dios grabó lo que es bueno y lo que es malo, de manera que no podemos engañarnos interiormente, pues aunque podamos engañar a la gente, a Dios, que ve nuestra conciencia, no.
Ahora bien, la conciencia se va formado o deformando, y esto es lo que hace que muchos actuemos de modo inconveniente, pues hemos sido mal formados en nuestra conciencia. Es necesario, como lo dirá más adelante san Pablo, que nuestra conciencia sea iluminada por la luz del Evangelio, para que así todo nuestro actuar sea de acuerdo a Dios.
Los “insensatos”, como los llama el apóstol, se creen muy sabios y sin embargo “su mente insensata se sumergió en tinieblas”. Cuando no buscamos la salvación en Dios, se la pedimos a cualquier cosa y acabamos idolatrando y entregándonos a los placeres ilícitos, creyendo que eso nos va a llenar la vida.
”Dios trabaja con su salvadora por medio de la fe… el justo vivirá por medio de la fe”; así el mensaje de Pablo nos da esperanza, pues una vez descubierta nuestra necesidad de Dios, podemos abrirnos a la gracia y experimentar así la salvación.
Nos confronta el Papa Francisco “Nuestra vida es una vida cristiana de cosmética, de apariencia o es una vida cristiana con la fe que trabaja por la caridad? Todos creemos! Pero esta es una fe inamovible, no trabajadora. Lo que vale en Cristo Jesús es su labor que viene de la fe o mejor la fe que se hace trabajadora en la caridad, es decir, vuelve a la limosna. Limosna en el sentido más amplio de la palabra: desprenderse de la dictadura del dinero, de la idolatría del dinero. Toda codicia nos aleja de Jesucristo.”
Jesús, consciente de su misión no se cansa de llamar a la puerta de todo corazón, esperando que se le abra; ni se niega a acudir a ninguna casa a la que se le invita. Por eso fue a la casa del fariseo que le invitaba a comer. La sorpresa desagradable no tardó mucho en aparecer, cuando el fariseo se sorprendió porque no se hubiera lavado las manos. Para Jesús la pureza era la propia del corazón y no algo simplemente ritual. Para Jesus todas las prescripciones de la ley estaban al servicio del único mandamiento, el principal de todos: el amor.
Para Jesús, la piedad, las oraciones, los ayunos y las limosnas adquirían sentido, solo si nacían de un corazón contrito y humillado, de un corazón que se estremece en el encuentro con Dios Padre en la soledad de su aposento. Por eso la expresión de Jesús tiene tanta densidad y tanta profundidad. ·Dad limosna de lo que hay dentro y lo tendréis limpio todo·. Es el amor, es el corazón, es el deseo, el lugar donde habita Dios. De lo profundo, de lo más hondo de su corazón nace para el justo todo lo demás. Por esa razón lo que Dios reclama de nosotros es exactamente eso. Jesús, que tantas veces se identifica con los pequeños con los pobres, incluso con los pecadores sin serlo Él mismo, pide de nosotros como aquella mujer, sirofenicia, aunque sea las migajas de pan que se comen los perrillos cuando caen de la mesa de los hijos. Eso pide Dios de nosotros una limosna de amor, aunque sea pequeña pero sincera una limosna de cariño, las migajas de tu corazón.
La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Nos dice la Aclamación del Evangelio, tomada de Heb 4, 12. Entonces, creo que hoy la liturgia nos ha dado la respuesta a nuestra interrogante del titulo de esta reflexión. Dejemos de preocuparnos por lo exterior y examinemos con lupa todo lo qué hay en nuestro interior, para limpiarlo y todo quedará limpio, como nos dice el final del evangelio.
“Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes. “ Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/10/17/las-migajas-de-tu-corazon/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=17-10-2023
- https://es.catholic.net/op/articulos/8939/cat/331/purificais-por-fuera-la-copa-y-por-dentro-estais-llenos-de-maldad.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Octubre 2023
“Pues lo del César devuélvanse lo al César y lo de Dios a Dios.” Mt22, 21 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.