https://youtu.be/oaEoouYAwRY?si=Urc0y2OQK6eOeA2Z
- Ex 3, 13-20
- Sal 104
- Mt 11, 28-30
“El Señor se acuerda de su Alianza eternamente… de la alianza sellada con Abraham, del juramento hecho a Isaac, envió a Moisés su siervo, y a Aarón, su elegido…”nos dice el Salmista, y en el relato del Éxodo que en su conjunto posee una riqueza extraordinaria y ha sido estudiado por los biblistas desde todas las aproximaciones posibles, en sus versículos que escuchamos hoy, tal vez no nos permitan acceder al contexto global, pero vamos a intentar centrarnos en las dos afirmaciones que nos ofrece:
- “Yo soy el que soy”: una respuesta sin respuesta sobre el nombre de Dios. Tal vez el nombre no es lo importante, sino la realidad: “Yo soy”, ayer, hoy, y siempre. El que se hace presencia permanente, aunque no tengamos conciencia de ello. Y en ese momento histórico decide una aproximación sin precedentes debido a la situación por la que está pasando el pueblo…
- “He observado atentamente cómo os tratan en Egipto y he decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros…”, una decisión que aparece por segunda vez ya en el relato. Dios habla y aparece decidido a intervenir cuando el pueblo ha sido sometido a un sufrimiento injusto.
Sólo necesitamos detenernos unos momentos para mirar a nuestro tiempo y a la situación de nuestro mundo… Son incontables las personas y los pueblos cuyos derechos no son respetados, a los que se oprime, se masacra, se utiliza, se destruye sin ningún miramiento… como si en esta humanidad hubiera una especie de seres superiores con derecho a decidir el destino de los demás. ¿Cómo es posible la acumulación de tanto sufrimiento injusto si la decisión del Señor de liberarlos sigue presente, como en los tiempos del Éxodo? ¿Quizá somos también incontables los que articulamos miles de razonamientos lógicos para evadirnos de la misión como Moisés?
Escuchar de Jesús, ante un mundo que ha decidido darle la espalda a Dios, ante un mundo hostil a lo cristiano y a los cristianos, decirnos «Venid a mí todos los que estáis fatigados (…), yo os daré descanso», provoca consuelo, alegría y esperanzas en medio de las luchas cotidianas.
Consuelo, porque estas palabras contienen la promesa del alivio que proviene del amor de Dios. Alegría, porque hacen que el corazón manifieste en la vida, la seguridad en la fe de esa promesa. Esperanzas, porque caminando, en un mundo así de resuelto contra Dios y nosotros, los que creemos en Cristo sabemos que no todo acaba con un fin, sino que muchos “fines” fueron “principios” de cosas mucho mejores, como lo mostró su propia resurrección.
Nuestro fin, para principio de novedades en el amor de Dios, es estarse siempre con Cristo. Nuestra meta es ir indefectiblemente al amor de Cristo, “yugo” de una ley que no se basa en la limitada capacidad de los voluntarismos humanos, sino en la eterna voluntad salvadora de Dios.
En ese sentido nos decía Benedicto XVI en una de sus Catequesis: «Dios tiene una voluntad con y para nosotros, y ésta debe convertirse en lo que queremos y somos. La esencia del cielo estriba en que se cumpla sin reservas la voluntad de Dios, o para ponerlo en otros términos, donde se cumple la voluntad de Dios hay cielo. Jesús mismo es “cielo” en el sentido más profundo y verdadero de la palabra, es Él en quien y a través de quien se cumple totalmente la Voluntad de Dios. Nuestra voluntad nos aleja de la voluntad de Dios y nos vuelve mera “tierra”. Pero Él nos acepta, nos atrae hacia Sí y, en comunión con Él, aprendemos la voluntad de Dios». Que así sea, entonces.
Entonces llenos de consuelo, alegría y esperanza en Dios que cumple su Alianza Eternamente, oremos como nos lo pidió el Papa Francisco por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Biblia Latinoamericana
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-07-17
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/17-7-2025/
Palabra de Vida Mes Julio: Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.” (Lucas 10:33) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.