https://youtu.be/OEna1-IaR0c?si=TXtx7BrmrUD5J4o9
- 1 Tim 1, 15-17
- Sal 112
- Lc 6, 43-39
La liturgia de hoy nos interpela sobre dos cosas: ¿Somos merecedores de la Misericordia por ser pecadores? Y ¿qué clase de fruto estamos dando?
San Pablo en la primera lectura afirma que “Cristo Jesús vino a este mundo a salvar a los pecadores.” Y es así, a salvar a los pecadores, no a aquellos que viven bajo la ilusión de su propia justicia. Desde ese momento este es el primer requisito necesario para ser un hijo de Dios-ser un pecador. Los pecadores no son descalificados para venir a Dios, porque Jesús vino a salvarlos. Por tanto no podemos sacar de nuestro vocabulario los términos pecado y pecador.
No hay árbol bueno que dé fruto malo, dice San Lucas, y así es. Pero Jesús ha venido a salvar también a estos. El es el que puede cambiar las cosas y el que puede ayudarles a convertirse, a ser árbol bueno, a curarse del daño que hace el pecado y transformar a la persona. Así lo testimonia San Pablo en la primera lectura. El es la prueba del triunfo de Cristo sobre esta realidad. No ocultando, falseando o relativizando la verdad, las acciones, sino perdonando y transformando a quienes las cometen para que no vuelvan a hacerlo más.
Afirma el Papa Francisco: “El fruto son las acciones, pero también las palabras. La calidad del árbol también se conoce de las palabras. Efectivamente, quien es bueno saca de su corazón y de su boca el bien y quien es malo saca el mal, practicando el ejercicio más dañino entre nosotros, que es la murmuración, el chismorreo, hablar mal de los demás. Esto destruye; destruye la familia, destruye la escuela, destruye el lugar de trabajo, destruye el vecindario. Por la lengua empiezan las guerras. Pensemos un poco en esta enseñanza de Jesús y preguntémonos: ¿Hablo mal de los demás? ¿Trato siempre de ensuciar a los demás? ¿Es más fácil para mí ver los defectos de otras personas que los míos? Y tratemos de corregirnos al menos un poco: nos hará bien a todos”
También, se muestra cómo Dios manifiesta su misericordia y perdón con Pablo, quien reconoce que antes de su conversión, decía cosas ofensivas contra Jesús, lo rechazaba, lo perseguía e insultaba: “Dios tuvo misericordia de mi para que Jesucristo mostrara en mi toda su paciencia”. San Pablo, como el hijo prodigo del Evangelio, con una afirmación contundente, de quien se siente acogido y restaurado, afirma: “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. Estas palabras aplican para cada uno de nosotros que como Pablo somos pecadores y hemos gozado de la Misericordia del Señor. Cada uno está necesitado de volver a la plenitud de vida que ofrece Dios, aunque si por culpa del pecado hemos, tantas veces, olvidado el camino que conduce a la casa del Padre.
Hoy en el texto del evangelio, Jesús afirma que quien «venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica» es prudente, «semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca», de modo que obtiene una construcción sólida y firme, capaz de afrontar los golpes del mal tiempo. Si, por el contrario, quien edifica no tiene esa prudencia, acabará por encontrarse ante un montón de piedras derruidas, y si él mismo estaba en el interior en el momento del choque de la lluvia fluvial, podrá perder no solamente la casa, sino además su propia vida.
Pero no basta acercarse a Jesús, sino que es necesario escuchar con la máxima atención sus enseñanzas y, sobre todo, ponerlas en práctica, porque incluso el curioso se le acerca, y también el hereje, el estudioso de historia o de filología… Pero será solamente acercándonos, escuchando y, sobre todo, practicando la doctrina de Jesús como levantaremos el edificio de la santidad cristiana, para ejemplo de fieles peregrinos y para gloria de la Iglesia celestial.
Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. Esta es la aclamación a la que nos unimos al salmista de hoy por este don de Dios que nos salva y puede salvar a todos los que lo acojan. Si quieres convertirte, si quieres ser árbol bueno, no te resistas, no dejes pasar más el tiempo, cree en Él y tendrás vida eterna.
”Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión de Espíritu Santo, estén con todos ustedes”. Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/09/16/arbol-bueno-2/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://es.catholic.net/op/articulos/73314/cat/1036/por-sus-frutos-los-conoceran.html#modal
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.cec.org.co/tiempo-liturgico/tiempo-ordinario/cristo-jesus-vino-al-mundo-salvar-los-pecadores-de-los-cuales-yo
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2023
“Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar” (Salmo 145, 2). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/#:~:text=Septiembre%202023&text=%E2%80%9CD%C3%ADa%20tras%20d%C3%ADa%20te%20bendecir%C3%A9,(Salmo%20145%2C%202). https://ciudadnueva.com.ar/julio-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.