https://youtu.be/lUeIi58n4uE?si=f2yPvN4Xt1gNr4LW
- Sb 6, 1-11
- Sal 81
- Lc 17, 11-19
Hoy la liturgia nos explica la importancia de dar Gloria a Dios y como lo podemos lograr actuando con Sabiduría.
Así es hoy el l Señor en el texto del evangelio, nos dice que el disćpulo que se devolvió, un extranjero, lo hizo para dar Gloria a Dios.
No sé a ustedes pero a mí eso me impactó. En general, dar gloria a Dios es expresar con nuestro ser, actuar, pensar, hablar que somos suyos, que su obra está en nosotros; aún más: que nosotros mismos somos su obra! Vivir entonces recta y santamente, y seguir con amor sus caminos de modo que todo lo nuestro hable de Él: eso es darle plenamente la gloria.
Qué impusó a este samaritanos a dar la vuelta para encontrarse de nuevo con el que le dio la salud? Se dio cuenta que ya no era la misma persona, algo o alguien, había cambiado su vida. No era judío. No necesitaba ser justificado por la ley y recibir el visto bueno del poder religioso. ¿Por qué necesitaba dar gracias al Dios de Jesús? ¿Sería que necesitaba acercarse y conocer a aquella persona que solo había visto de lejos y quizás, siguiéndole cambiaria de verdad su vida?
Sin embargo, Jesús no habla de agradecimiento. Dice que ha vuelto para dar gloria a Dios. Y dar gloria a Dios es mucho más que darle gracias. Jesús de Nazaret, el que experimento la plenitud del Padre, sabe que la fuerza de su proyecto de vida, es liberador, nos puede curar de miedos, vacíos y heridas que nos hacen daño. Nos puede enraizar en la vida de manera más saludable y liberada. Nos puede sanar integralmente.
Para entender bien lo que significa glorificar a Dios haciendo lo que Él nos ha dicho, tenemos que recordar el mandamiento que Él mismo considera como el más importante: amarlo a Él sobre todas las cosas y andar con Él en toda circunstancia. Después de todo, el Señor Jesús dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mt. 22:37-39).
Si verdaderamente queremos honrar al Señor, haremos lo que Él ha dicho que hagamos. Pero eso no significa que obedecemos por miedo al castigo. No se trata de eso. Es entender lo grande que es Su amor por nosotros, de tal modo que por amor a Él queramos caminar con Él. Y ese entendimiento significa que comenzamos diciendo: “Entiendo lo mucho que Él me ha amado, así que mi corazón está respondiendo por amor a Él”.
Al hacer esto, mi forma de honrar a Dios no es pensar: “Oh no, me castigará si no lo hago”. Eso significaría que podría estar obedeciéndolo, pero no disfrutando de Él. No, el verdadero amor por Dios implica un deleite en Su ley. Entiendo que cuando Dios me dice: “Camina conmigo”, me está ofreciendo un camino bueno y seguro en la vida.
Y el texto del libro de la sabiduría nos lo da ese camino: “Pongan pues atención a mis palabras, búsquenlas con interés y ellas los instruirán.”
Y es que si todas las decisiones que tomamos con respecto a la educación de los hijos (sobre todo en su vida moral), al gobierno de nuestras casas, a la promoción de nuestros empleados, al bien de la comunidad social (por los políticos y encargados de nuestros gobiernos) fueran hechas siguiendo las instrucciones del Señor y buscando la luz y la guía del Espíritu Santo, el mundo verdaderamente sería la antesala del paraíso. No habría más hambre, ni injusticia y todos viviríamos en paz y con alegría. Es, pues, importante que hoy revisemos si nuestras decisiones están siendo iluminadas por la Sabiduría de Dios, o si seguimos a los derroteros del mundo.
Hacemos más presente en cada uno de nosotros la lección que nos da Jesús. Somos pecadores y necesitados de perdón, somos pobres que todo lo esperan de Él. ¿Seríamos capaces de decir como el leproso «Jesús, maestro, ten compasión de mi»? ¿Sabemos recurrir a Jesús con plegaria profunda y confiada?
Nos explica el Papa Francisco: “En los evangelios, algunos reciben la gracia y se van: de los diez leprosos curados por Jesús, solo uno volvió a darle las gracias. Incluso el ciego de Jericó encuentra al Señor mediante la sanación y alaba a Dios. Pero debemos orar con el “valor de la fe”, impulsándonos a pedir también aquello que la oración no se atreve a esperar: es decir, a Dios mismo:
Pedimos una gracia, pero no nos atrevemos a decir: ‘Ven Tú a traerla’. Sabemos que una gracia siempre es traída por Él: es Él que viene y nos la da. No demos la mala impresión de tomar la gracia y no reconocer a Aquel que nos la porta, Aquel que nos la da: el Señor. Que el Señor nos conceda la gracia de que Él se dé a nosotros, siempre, en cada gracia. Y que nosotros lo reconozcamos, y que lo alabemos como aquellos enfermos sanados del evangelio. Debido a que, con aquella gracia, hemos encontrado al Señor.”
”Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes.” Ef 13, 3.
Fuentes;
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://es.catholic.net/op/articulos/10440/no-quedaron-limpios-los-diez-leprosos-.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=15-11-2023
- https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/podemos-glorificar-dios/#:~:text=Glorificamos%20a%20Dios%20disfrut%C3%A1ndolo%2C%20am%C3%A1ndolo,Sus%20mandamientos%20y%20Su%20ley.
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/11/15/miercoles-15-noviembre-semana-32-to-ciclo-a-libertad-interior/
- https://fraynelson.com/blog/2020/05/12/alabar-y-dar-gloria-a-dios/#:~:text=En%20general%2C%20dar%20gloria%20a,es%20darle%20plenamente%20la%20gloria.
Palabra de Vida Mes de Noiembre 2023
“Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas» 1 Tes 5, 5-6 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.