https://youtu.be/BNqW5wldtFE?si=oFlW4N7gCv2BrEAC
- 1 Sam 16, 1-13
- Sal 88
- Mc 2, 23-28
”Yo no juzgo como juzga el hombre”, nos dice el Señor en la liturgia de hoy y este es el tema de nuestra reflexión.
Juzgar es un uso del albedrío que requiere gran cuidado, en particular al formarnos opiniones acerca de otras personas. Todos nuestros juicios deben guiarse por las normas de rectitud. Solo Dios, que conoce el corazón de cada persona, puede emitir juicios definitivos sobre las personas.
En la primera lectura hemos podido percatarnos que la misión del vidente Samuel no era ver y juzgar por las apariencias y la estatura, sino escuchar y obedecer: “me ungirás al que te diga”.
Samuel, a quien Dios le habla, tiene que aprender que es Dios el que envía, Dios quien rechaza a Saúl como rey, Dios que elige, Dios que unge a través de Samuel, Dios que envía su Espíritu sobre David después de su unción.
Samuel tiene que aprender a escuchar y obedecer a Dios. Tiene que aprender los modos de actuar de Dios.
Dios ha elegido al más pequeño de la tribu más pequeña de Israel; ha elegido al más pequeño de los hijos de Jesé, no al primogénito; ha visto y ha elegido conforme al corazón de Dios.
A veces nos sucede como a Samuel, pues si vemos nuestra historia, parece que la mayoría de las veces, nos dejamos llevar por las apariencias al ver a las personas y no su corazón, queremos ver y olvidamos el obedecer.
La lección de este texto es que no son nuestros pobres criterios de “idoneidad” los que Dios sigue para encargarnos un ministerio o para otorgarnos una gracia espiritual. David, con todo y ser el más pequeño, y quizás, a los ojos de sus hermanos y del mundo en general, el menos apto para ser ungido como rey, Dios, que ve su corazón y lo elige.
Pudiera incluso ocurrir que efectivamente no fuera el mejor para ello, pero Dios da siempre junto con l misión, la gracia necesaria para desempeñarlo. Por ello, hemos leído que “desde ese momento el Espíritu de Dios estuvo con él”.
En el evangelio nos encontramos como en el texto de ayer a los fariseos, que se caracterizaban por juzgar a otras personas, y muy especialmente a Jesús, con dureza y según normas de tradiciones ritualistas. Cualesquiera de los oyentes de Jesús que tuvieran aquel hábito o costumbre habían de ‘dejar’ de hacer aquello.
Afirma el Papa Francisco: “ La Iglesia está llamada a vivir su misión en la caridad que no señala con el dedo para juzgar a los demás, sino que –fiel a su naturaleza como madre – se siente en el deber de buscar y curar…Una Iglesia que enseña y defiende los valores fundamentales, sin olvidar que «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado»; y que Jesús también, dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores”. Una Iglesia que educa al amor auténtico, capaz de alejar de la soledad, sin olvidar su misión de buen samaritano de la humanidad herida.
El Salmista nos da la certeza del Señor cuando nos dice: He encontrado a David, (puede cambiarlo por su nombre), mi servidor y con mi aceite santo lo he ungido. Lo sostendrá mi mano y le dará mi brazo fortaleza”.
Con La Oración Colecta pidámosle al Señor: “…haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=16-01-2024
- https://www.rcm1450.com/evangelio-del-dia-marcos-2-23-28/#:~:text=Reflexi%C3%B3n%20del%20Papa%20Francisco&text=Una%20Iglesia%20que%20ense%C3%B1a%20y,llamar%20justos%2C%20sino%20pecadores%E2%80%9D.
Palabra de Vida Mes de Enero 2024. Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas 10, 27) https://www.focolare.org/conosur/news/2023/12/31/palabra-de-vida-enero-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.