- Núm 21.4b-9; o bien Filp 2, 6-11
- Sal 77
- Jn 3, 13-17
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. y nos indica el Papa Francisco que “alguna persona no cristiana podría preguntarnos: ¿por qué «exaltar» la cruz? Podemos responder que no exaltamos una cruz cualquiera, o todas las cruces: exaltamos la cruz de Jesús, porque en ella se reveló al máximo el amor de Dios por la humanidad. Es lo que nos recuerda el evangelio de Juan en la liturgia de hoy: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito» (3, 16). El Padre «dio» al Hijo para salvarnos, y esto implicó la muerte de Jesús, y la muerte en la cruz. ¿Por qué? ¿Por qué fue necesaria la cruz? A causa de la gravedad del mal que nos esclavizaba. La cruz de Jesús expresa ambas cosas: toda la fuerza negativa del mal y toda la omnipotencia mansa de la misericordia de Dios.
El texto del los Filipenses, que quiere cantar antes que nada la kénosis (el vaciamiento, el despojamiento) de lo divino en lo humano. No se trata tampoco de que ésto lo entendamos ontológicamente, porque no es la ontología del ser divino y el humano que aquí prevalece. Es verdad que antes de que Jesús, el Señor y el Hijo de Dios, fuera uno de nosotros, preexiste en una «prehistoria” divina a la que renuncia para llegar a la kénosis. Esa, y no otra, es la razón de la alabanza de este himno que se cantaba en alguna comunidad paulina.
Entonces ¿qué significa kénosis? Entre las muchas cosas que Me pueden decir elegimos ésta: la solidaridad con los que no son nada en este mundo. Esa es la razón por la que se compuso este himno. Y no se trata de una simple solidaridad social, sino de radicalidad antropológica. Si se hizo esa opción antropológica es porque a Dios le interesa el hombre, la humanidad y, de la humanidad, aquellos que han sido reducidos a lo inhumano. La muerte en la cruz es la máxima expresión de lo inhumano y hasta ahí llegó. Y ello no es una simple representación estética. Por medio está toda una vida y unas opciones proféticas en medio de un pueblo quo adora a Dios, pero que le llevan a una condena. No eligió concretamente la muerte en la cruz en el misterio de su kénosis; eso quedaba a decisiones de los que podían resolver y decidían sobre la vida y la muerte de las personas. Y esos precisamente, emperadores y reyes, querían recorrer un camino opuesto al del Hijo: dejar de ser hombres para ser adorados como dioses. Algunos lo consiguieron con mucha sangre y crueldad, pero su divinidad se ha esfumado. Que Pablo haya añadido ‘y una muerte de cruz” -como muchos creen-, es para dejar bien asentada esa solidaridad radical.
Por eso se le dio un nombre nuevo. El nombre es una misión, Su nombre es Jesús, el que tuvo siendo hombre en esta historia, pero desde la cruz ese nombre viene a ser fuente de salvación: Dios es mi salvador, significa. El crucificado, pues, ya no es un maldito, sino el bendito porque ha sabido llegar a “entregarse” por todos. Y al nombre de Jesús… La cruz no es adorada, no puede serio, La cruz es un patíbulo y sigue siendo un patíbulo para muchos. En la cruz hay que poner un nombre, una persona, una historia real, un Hijo, que es lo que le da sentido. Allí, en la cruz, se resuelvo toda una historia de amor de Dios por la humanidad. Y esa historia la realiza Jesús, el crucificado, que por su solidaridad con la humanidad es glorificado.
El texto evangélico que acabamos de escuchar constituye el trozo final del diálogo que, en horas de la noche, mantuvo Jesús con Nicodemo. En el transcurso de esa conversación, Jesús le había enseñado la necesidad de nacer de nuevo, de nacer de lo alto, de renacer del agua y del Espíritu, para poder entrar en el Reino de Dios.
Y luego le siguió diciendo, ya en la parte que hemos escuchado hoy: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre para que todo el que cree en Él tenga vida eterna”. Probablemente Nicodemo no comprendió a fondo lo que Jesús acababa de revelarle, si bien algo habrá podido intuir. Respecto a él nosotros somos privilegiados, porque estamos en condiciones de captar mejor el significado de las palabras del Señor.
Alude Jesús a la serpiente de bronce que Moisés hizo erigir en el desierto, como lo leímos en el texto de los Números). Fue una manifestación del poder de Dios, capaz de librar de todo mal. Y ahora el Señor se aplica a sí mismo la imagen de la serpiente del Antiguo Testamento: también Él será elevado en el mástil de la cruz, de manera parecida a la serpiente de bronce y con efectos similares.
En ese sentido, la crucifixión de Cristo no tiene solamente un aspecto doloroso sino que es, a la vez, el comienzo de su glorificación.
El Salmista nos invita a que “no olvidemos las hazañas del Señor”, porque como nos dice el Prefacio, el Señor ha “puesto la salvación del género humano en el árbol de la Cruz, para que, de donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida ; y el que en un árbol venció, fuera en un árbol vencido, por Cristo, Señor Nuestro.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://es.catholic.net/op/articulos/41733/cat/304/el-hijo-del-hombre-sera-elevado.html#modal
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2014/documents/papa-francesco_angelus_20140914.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/14-9-2014/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
Palabra de Vida Mes de Setiembre. “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.