?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Deut 30, 10-14
- Sal 68
- Col 1, 15-20
- Lc 10, 25-37
la liturgia de hoy nos invita a reflexionar sobre el Buen Samaritano. Pues Dios envió a Jesus hacia la humanidad para reconciliarla consigo. Para r e bazar lo que sea contrario al nombre de cristianos y para cumplir lo que ese nombre significa, es necesario vivir las obras de cada día con simplicidad y amor, como el Señor nos enseñó.
El se hace compañero de nuestro camino y nos muestra su Amor en cada Eucaristía; sigamos pues, con nuestra formación para conocer más de este Sacramento y así alimentados de Jesus Eucaristia crezcan sus efectos de amor y,misericordia para nuestra salvación.
Hoy hablaremos sobre el Acto Penitencial, en el que Acto le pedimos perdón a Dios por los pecados cometidos diciendo el Kyrie (“Señor, ten piedad”) (a veces precedido del Confiteor (“Yo pecador”). … Los domingos, sobre todo en el tiempo pascual, en lugar del acto penitencial acostumbrado, puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del bautismo.
Yo confieso
Es decir, yo me hago responsable de mis actos, mis pensamientos y mis omisiones. Con libertad he caído y asumo que mis pecados dañan mi relación con Dios, a los demás y a mí mismo. Por eso, es necesario que me reconozca pecador. Pero, lo más importante, y que se deriva del resto de la oración, también me reconozco querido y amado por Dios.
ante Dios Todopoderoso y ante vosotros, hermanos,
Parecería normal reconocer la propia responsabilidad y la propia debilidad ante Dios, pero también la tenemos que reconocer antes los demás. Porque nosotros también somos humanos. No estamos por encima de ellos. Nuestro pecado daña la comunión que debería existir entre los cristianos.
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
El hecho es que no solemos pecar poco. Cuántos pensamientos negativos con que alimentamos nuestra mente; cuántas palabras negativas, con doble sentido, muchas que nunca debimos haber pronunciado, el chisme, la crítica, la falta de sigilo; cuántos actos realizados para lucirnos, o para dejar en mal al otro y qué nade ir de las omisiones por no perder el puesto, por quedarnos en la zona de confort y aquellos hechos con mala intención… Si nos paramos a pensar en los mandamientos y en lo que implican, podemos sacar, por lo general, una buena lista de pecados cometidos. De pensamiento, palabra, obra y también de omisión. Es decir, el bien que pudimos hacer y no hicimos es pecado. Algo para recordar.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
No podemos ir con la actitud de Adán, “es que me engañaron”. No. Un pecado es pecado porque se actúa con libertad. Y, por tanto, el único responsable de haber caído eres tú. Caes por tu culpa. Y es bueno reconocerlo. Y sí, también creo que es importante recuperar la costumbre de darse los tres golpes en el pecho. De lo contrario, lo acabamos repitiendo como los loros. Pero que sean tres golpes mínimamente viriles. No tres roces en el pecho. Que se note que realmente lamentamos nuestras culpas.
Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos
Pedimos a toda la Iglesia triunfante, con María al frente…
y a vosotros hermanos
Y también a nuestros hermanos, tan pecadores como nosotros, pero tan miembros de la Iglesia militante como nosotros…
que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.
Que intercedan por mí ante Dios. Para que me siga levantando cada vez que caiga. Para que no desfallezca en la lucha. Para que mis pecados pesen menos.
Me parece una oración impresionante. En especial, el hecho de tener tan presentes a los demás miembros de la Iglesia militante. Le estoy diciendo al de al lado que soy un pecador y que necesito que rece por mí junto al resto de la Iglesia. Pido al elemento de al lado, al que a lo mejor no soporto, que me ayude en mi camino a la salvación. Esto es maravilloso.
Es nada menos que una expresión de la Comunión de los Santos. Y lo recitamos de carrerilla.
Mes de junio
Sirve a los demás como a ti mismo
Conviértete en un mayordomo de tu propia vida. Trátate con cariño, eres un hijo de Dios. Alimenta tu alma y espíritu con cosas sanas y sírvete del mejor plato: el Amor de Dios.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.