https://youtu.be/jwcz_Be4qjY?si=pEI7aUr5a1c4-AI5
- Jo 2, 12-18
- Sal 50
- 2 Cor 5, 20-6, 2
- Mt 6, 1-6. 16-18
Hoy iniciamos la Cuaresma con la imposición de la Ceniza, y con ello renovamos las promesas que hicimos en el bautismo, momento en el cual murió nuestra vida pasada y nacimos a una nueva vida en Cristo. Finalmente, conscientes que el reino de este mundo pasará, nos esforzamos en vivir el reino de Dios ahora y miramos con santa esperanza a su plenitud en el cielo.
La liturgia nos invita a centrar nuestra atención en lo esencial. Para ello me permito sacar tres frases de las lecturas de hoy
- Joel; “Conviértanse al Señor su Dios, porque es compasivo y misericordioso”. Con ello nos muestra como en la Antigua Alianza se vivían también tiempos especiales marcadas por el arrepentimiento “de corazón” por la infidelidad a la alianza con Dios, y la confianza creciente en la misericordia de Dios.
- Estas dos actitudes se vuelven oración sincera en el salmo 50, el miserere, en el que la prioridad está en la petición de la gracia de Dios para que nos conceda un “corazón puro”.
- 2 Corientios; “En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios…los exhortamos a no echar su gracia en saco roto”. San Pablo nos presenta la novedad de la Nueva Alianza en relación a la misericordia de Dios: el don de Cristo, del que, sin haber pecado, entregó su vida como expiación por nuestros pecados, pero también nos llama la atención de la importancia de esta Gracia que el Señor nos da.
- San Mateo; “Tengan cuidado de no practica sus obrar de piedad delante de los hombres para que los vean.” Y Jesús nos propone dar un nuevo sentido, desde la humidad y la discreción, a tres viejas prácticas penitenciales: el ayuno, la oración, y la limosna, que expresan tres cosas complementarias: tener gestos de arrepentimiento (ayuno), pedir el don de la misericordia (oración) y ser nosotros mismos misericordiosos (limosna), pero confirma lo que nos dijo San Pablo, el ayuno, la oración, la limosna y todas las practicas penitenciales deben ser echas para disfrutar de la Gracia de Dios, no para que la gente nos vea.
Afirma el Papa Francisco. “Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. Por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará. Por tanto, desacelerar y detenerse. La dimensión contemplativa de la vida, de la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías. Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud.
La forma sinodal de la Iglesia, que en estos últimos años estamos redescubriendo y cultivando, sugiere que la Cuaresma sea también un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los invisibles o los despreciados. Invito a todas las comunidades cristianas a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos para reflexionar sobre los estilos de vida; a darse tiempo para verificar su presencia en el barrio y su contribución para mejorarlo. Ay de nosotros si la penitencia cristiana fuera como la que entristecía a Jesús. También a nosotros Él nos dice: «No pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan» (Mt 6,16). Más bien, que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas, empezando por las más pequeñas y cercanas. Esto puede suceder en cada comunidad cristiana.
En la medida en que esta Cuaresma sea de conversión, entonces, la humanidad extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza…”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://catequesis.archimadrid.es/miercoles-de-ceniza-recordar-la-muerte-despierta-la-vida/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/lent/documents/20231203-messaggio-quaresima2024.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2024. “Hagan todo con Amor” (1 Cor 16, 14) https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.