- Is 6, 1-4.8; o bien Heb 2, 10-18
- Sal 22
- Jn 17, 1-2. 9. 1-26
En la fiesta de hoy Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, nos permite contemplar en qué consiste el sacerdocio de Jesucristo y el servicio sacerdotal,
El bautismo, nos convierte a todos en sacerdotes participantes del sacerdocio común de los fieles, desafiándonos a más que solo creer, nos insta a imitar a Jesús de Nazareth quien dotó de sacralizas a las acciones cotidianas de la vida.
En el Prefacio oramos diciendo: “El no solo confiere el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino que también con amor de hermano, elige a hombres de este pueblo, para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión. Y el 31 de mayo, en la basílica de San Pedro, el Santo Padre León XIV presidió la misa de ordenaciones de once nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma Y les dijo: “…Queridos ordenandos, ¡concebid entonces a vosotros mismos a la manera de Jesús! Ser de Dios —siervos de Dios, pueblo de Dios— nos une a la tierra: no a un mundo ideal, sino al real. Como Jesús, son personas de carne y hueso las que el Padre pone en vuestro camino. A ellas consagraos, sin separaros de ellas, sin aislaros, sin hacer del don recibido una especie de privilegio…”
En la primera lectura de este día el profeta Isaías nos transmite la experiencia de su vocación: Dios, que es el Señor de Universo, el Santo, ante cuya soberanía y majestad, Isaías experimenta su propia pequeñez, se ha fijado en Él y le ha llamado a ser su profeta.
Dios invita, no se impone; sugiere, interpela:”¿A quién enviaré?” “¿Quién irá por nosotros?” Isaías es capaz de escuchar la voz de Dios, dejarse tocar e interperlar interiormente por ella. Sólo desde una escucha honda es posible descubrir cómo Dios, a través de su Palabra, se dirige a mí, en concreto. Isaías acoge esta llamada y responde de una forma sencilla, corta, que expresa lo esencial de la respuesta vocacional: “Aquí estoy, mándame”.
El “estar aquí” significa absoluta presencia al hoy, al momento; estar presente con todo lo que uno es. Es responder a Dios, desde la totalidad del ser, desde el corazón, que quiere estar para Él.
“Mándame”, porque la misión sólo puede surgir desde el envío. No es algo que se tiene, que uno busca; sino algo que se recibe de Dios, no como algo de lo que podemos apropiarnos, sino algo que Dios nos confía para colaborar con su proyecto. Supone abrirse a dejarse conducir; porque el profeta cuando dice “mándame” no sabe lo que esto va a suponer en su vida, no sabe a dónde Dios le quiere enviar, ni el precio a pagar por ello. Es por tanto un gesto de absoluta confianza y abandono de la propia vida en las manos de Dios, en su voluntad.
El Texto de los Hebreos no presenta una de las más poderosas razones en que se apoya la afirmación del sacerdocio de Cristo es el carácter sacrificial que tuvo su muerte. Este sacrificio, al mismo tiempo, viene descrito como muy superior a todos los sacrificios antiguos, que eran sólo su figura y que recibían su valor precisamente de su ordenación a El. El valor de este sacrificio es superior a todos no sólo por el sacerdote que lo ofrece, sino por la víctima ofrecida de valor infinito, y también por la perfección con que se unen en un mismo sujeto el sacerdote que ofrece y la víctima ofrecida, que no es otra que el mismo sacerdote, que se ofreció a sí mismo inmaculado a Dios y entró una vez para siempre en el santuario, realizada la redención eterna.
“El Señor es mi Pastor”, solo con que lleguemos a creer esto, nuestra vida cambiará. Se irá la ansiedad, se disolverán los complejos que cargamos. Cada instante será transparente porque no está machado con la preocupación del siguiente y volverá La Paz a cada uno, pues quedaremos libres para gozar, vivir y amar.
«No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo» nos dice el evangelio, pues aunque los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por su modo de vida. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres. Los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo; los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel del cuerpo visible. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar; los cristianos viven visiblemente en el mundo, pero su religión es invisible.
Vivir la comunión con Cristo, significa acoger su envío a realizar su misión en medio del mundo, de nuestros trabajos y quehaceres; a ser signos de unidad, de fraternidad, en un mundo fragmentado y roto por la violencia y la indiferencia ante otras vidas humanas, especialmente ante las más vulnerables. Esta unidad, el Señor la presenta como condición para que otros puedan creer. No hay otro signo más elocuente, más claro, que sea transparencia de Dios que la vivencia de la comunión, que es la esencia de Dios reflejada en el misterio Trinitario.
Para esta misión contamos con la oración de Aquel que, en medio de nuestras decepciones, dificultades, miedos, se presenta en medio de nuestras vidas como el Resucitado y nos regala la fe, el amor y la esperanza que necesitamos para ser testigos de su Presencia viva y vivificante en este hoy tan apasionante que tenemos como don y tarea ante nosotros.
Oremos por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza, con la Oración que nos dejó el Papa Francisco:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://es.zenit.org/2025/05/31/una-gran-homilia-de-leon-xiv-para-nuevos-sacerdotes-no-somos-perfectos-pero-es-necesario-ser-creibles/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/12-6-2025/
- https://www.deiverbum.org/jn-17_11b-19/
- https://mercaba.org/Enciclopedia/U/una_mirada_teologica_al_sacerdoc.htm
Palabra de Vida Mes Junio: “Denles de comer ustedes mismos” (Lc 9, 13)
https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.