https://youtu.be/DXGYfeVyKio?si=j5THkNLQjPc3ChXy
- Stgo 1, 1-11
- Sal 118
- Mc 8, 11-13
Hoy la meditación de la liturgia nos lleva a cuestionarnos el por qué buscamos a Dios. Y es que muchos lo buscamos para tener una vida libre de problemas y no entendemos que Dios está a nuestro lado en medio de la tormenta. A lo largo de nuestro caminar con el Señor aprendemos que las tormentas en la vida son una certeza, como nos dice la primera lectura de hoy; llegan momentos que nos estremecen a tal punto que queremos tirar la toalla y darnos por vencidos. Es una pena ver personas, familias y hasta iglesias destruídas por tormentas que llegaron y no pudieron ser superadas. Hoy el Señor nos insta a permanecer fieles, El nos dará fortaleza y “esta fortaleza los llevará a la perfección de buenas obras y a una vida integra e irreprochable, pues, es en estos momentos en los cuales Dios se hace presente con su amor y misericordia, dándonos las gracias necesarias para superarlos. Es por ello, que como resultado de estas dos acciones (la de Dios y la del hombre), el cristiano sale fortalecido en su fe, su esperanza y su caridad. El Salmista lo afirma: “Sufrir fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor, tus mandamientos”.
En cuanto al texto del evangelios, también hoy día se piden señales a Jesús: que haga notar su presencia en el mundo o que nos diga de una manera evidente cómo hemos de actuar nosotros. El Papa Francisco nos hace ver que la negativa de Jesucristo a dar una señal a los judíos —y, por tanto, también a nosotros— se debe a que quiere «cambiar la lógica del mundo, orientada a buscar signos que confirmen el deseo de autoafirmación y de poder del hombre». Los judíos no querían un signo cualquiera, sino aquel que indicara que Jesús era el tipo de mesías que ellos esperaban. No aguardaban al que venía para salvarlos, sino el que venía a dar seguridad a su visión de cómo se tenían que hacer las cosas.
A la exigencia de ellos, Jesús les responde remitiéndolos a las Escrituras:”¿Por qué esta generación reclama un signo? Tienen a Moisés y los Profetas, que los escuchen, aparece en la parábola del rico y el mendigo Lázaro. Tienen todas las señales, pero no las ven. A esta generación no se le dará ninguna señal. ¿Por qué? Por la predisposición en contra. Los signos y prodigios no llevan a creer si no hay disposición de acogida sin condiciones de la palabra y la obra de Jesús.
Para esto, entiende Santiago, que la sabiduría es necesaria. Por eso afirmará: “en caso de verse alguno falto de sabiduría, que se la pida a Dios”. Para ello hay que reconocer la necesidad de la asistencia del Señor para poder vivir y actuar. Esto no solo lleva a reconocer esa necesidad, sino que presta atención a lo señalado por Jesús: “Sin mí no podéis hacer nada”. Pensar en una perfección desligada de una estrecha comunión con el Señor y con el prójimo, necesariamente unidos, carece de sentido y aleja de aquello que se pretende.
Busquemos en todo momento al Señor, no porque nos de señales, sino porque nuestra alma está sedienta de El, de su compañía y misericordia.
Con la Oración Colecta, pidámosle: Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos, por tu Gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=12-02-2024
- https://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.catholic.net/op/articulos/48716/cat/331/los-fariseos-piden-una-senal.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Febrero 2024. “Hagan todo con Amor” (1 Cor 16, 14) https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.