https://youtu.be/ewLikgIiOkI?si=bpeR9rZsGogMLB7o
- Jon 4, 1-11
- Sal 85
- Lc 11, 1-4
En la liturgia de hoy el Señor nos sigue mostrando su Misericordia, al mostrarnos los medios para alcanzar la salvación que muchas veces nos desconcierta, como le pasó a Jonás, por eso como somos frágiles, debemos pedir al Maestro que nos enseñe a orar, a pedirle su Pan, su Gracia, las cosas necesarias para nosotros y la humanidad.
En el texto de la primera lectura, vemos como lo que le dolía a Jonás era pensar que el Señor pudiera ofrecer su Amor y misericordia a una ciudad que, además de pecadora era enemiga de Israel.
Y precisamente a esa ciudad, Nínive, el Señor le envía a él, a Jonás. Pero Dios, a pesar de la primera desobediencia del profeta, le vuelve a hablar a través de diferentes acontecimientos y Jonás acepta por fin ir a Nínive, no anuncia a la ciudad el perdón de Dios sino el castigo de Dios si no se convierten.
Este texto nos ilumina hoy sobre un sentimiento al que los cristianos estamos tentados de experimentar: el coraje contra un Dios que es INFINITAMENTE BUENO Y MISERICORDIOSO. Nos gustaría (cuando no somos nosotros o algún ser querido los que están involucrados), que todos aquellos que violan, asaltan, que maltratan y ultrajan a los menores; en una palabra, que todos aquellos que hacen el mal, pasaran el resto de su vida en la tierra de la manera más miserable posible y que finalmente fueran expulsados al infierno para que ahí sufrieran por toda la eternidad en pago por lo que hicieron.
Jesús, como nos dice el Salmista, es bueno y clemente. No dejemos, pues, que los malos sentimientos se apoderen de nuestro corazón, tengamos compasión para todos, como Dios la tiene con nosotros, y en la medida de nuestras posibilidades seamos el medio para que cambien su vida y experimenten el perdón y la vida divina.
Podemos experimentar de la relación con Dios de Jonás, cómo Dios, con una paciencia infinita y una habilidad de orfebre va llevando a Jonás, en unas conversaciones deliciosas, a conocerle mejor y a ir realizando su voluntad. Igual en la conversación con Dios no vamos a que se haga nuestra voluntad sino la de Dios, no vamos a que se realice nuestra agenda sino a pedir que venga su Reino, no vamos a pedir caprichos, sino el pan necesario, no vamos a que Dios nos de la razón sino a pedir perdón reconociendo que también nosotros hemos sido perdonados. Todo eso está en el Padrenuestro.
Oración, que según Jesús, es un trato del tipo “padre-hijo”. Es decir, es un asunto familiar basado en una relación de familiaridad y amor. La imagen de Dios como padre nos habla de una relación basada en el afecto y en la intimidad, y no de poder y autoridad.
Rezar como cristianos supone ponernos en una situación donde vemos a Dios como padre y le hablamos como sus hijos. Cuando los hijos hablan con sus padres se fijan en una cosa: transmitir en palabras y lenguaje corporal lo que sienten en el corazón. Llegamos a ser mejores mujeres y hombres de oración cuando nuestro trato con Dios se hace más íntimo, como el de un padre con su hijo. De eso nos dejó ejemplo Jesús mismo. Él es el camino.
Nos explica el Papa Francisco; “Lo que pedimos en el “Padre Nuestro” ya está hecho para nosotros en el Hijo Unigénito: la santificación del Nombre, el advenimiento del Reino, el don del pan, el perdón y la liberación del mal. Mientras pedimos, abrimos nuestra manos para recibir. Recibir los dones que el Padre nos mostró en el Hijo. La oración que el Señor nos enseñó es la síntesis de toda oración, y nosotros siempre la dirigimos al Padre en comunión con los hermanos. A veces sucede que en la oración haya distracciones pero tantas veces sentimos ganas de detenernos en la primera palabra: “Padre” y sentir esa paternidad en el corazón…”
Si continuamos, sin rutina, con la palabra siguiente, Nuestro, sentiremos una llamada, cada vez que lo rezamos, a revisar nuestro compromiso de crear fraternidad y sentirnos de verdad hermanos. Una llamada a revisar nuestras pequeñas fragilidades en orden a construir fraternidad para hacer posible su Reino, la Buena Noticia del Evangelio.
Y como nos sentimos frágiles pedimos su Pan, su Gracia, las cosas necesarias para nosotros y la humanidad. Nuestra petición a Dios se hace compromiso para nosotros. Compromiso para vivir aquello que expresamos como petición.
Somos frágiles, necesitados de su fuerza, de su luz, para no caer en las tentaciones que la vida nos presenta. Y necesitados también de su misericordia y perdón.
Señor, enséñanos a orar y danos tu Gracia para vivir el Padre nuestro.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2019/documents/papa-francesco_angelus_20190728.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=11-10-2023
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/10/11/a-ninive-ni-a-que-me-entierren/
Palabra de Vida Mes de Octubre 2023
“Pues lo del César devuélvanse lo al César y lo de Dios a Dios.” Mt22, 21 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.