- Is 65, 17-21
- Sal 29
- Jn 4, 43-54
Hoy la liturgia nos invita a reflexionar sobre los frutos de esta conversión que hemos venido trabajando durante estas semanas.
Inicia presentándonos este pasaje de Isaías, el cual nos dice que el Señor no recordará nuestra vida pasada, es decir, nuestras infidelidades, nuestra falta de amor y compromiso, de haber estado lejos de él. Dios nos ofrece “un cielo nuevo y una tierra nueva”, es decir, una nueva vida basada en su amor y en su paz.
Para ello, es necesario que también nosotros nos perdonemos, por eso ON el Salmista le hemos dicho, “escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda…”
Dios quiere que el hombre y la sociedad vuelvan al estado primero de felicidad, equilibrio y armonía. Se trata del añorado retorno, el alcanzar un paraíso que anhelamos, una novedad por la que suspiramos, la salvación como una nueva creación. En la esperanza escatológica todo se convierte en alegría. Es una llamada a la Esperanza
Otro de los frutos, nos lo presente en el relato del evangelio, en el que nos presenta detalles sutiles que muestran cómo es que al interior de una dinámica de fe se lleva a cabo una sanación. Un padre atribulado que se deja cambiar las expectativas.
En este tiempo en que nos hemos tratado de formar en la Oración, hay tres palabras que dan las mejores claves para la respuesta a la petición realizada por el funcionario real:
Insistió. Nos dice el Papa Francisco: ¿Qué sentido tiene “insistir” con Dios? Esta es una buena pregunta, que nos hace profundizar en un aspecto muy importante de la fe: Dios nos invita a rezar con insistencia, no porque no sabe qué necesitamos, o porque no nos escucha. Al contrario, Él escucha siempre y conoce todo de nosotros, con amor. En nuestro camino cotidiano, especialmente en las dificultades, en la lucha contra el mal fuera y dentro de nosotros, el Señor no está lejos, está a nuestro lado; nosotros luchamos con Él al lado, y nuestra arma es precisamente la oración, que nos hace sentir su presencia junto a nosotros, su misericordia y también su ayuda»
Vete. ¿Y no sería mejor quedarse y seguir insistiendo? ¿O resignarse a que no se puede hacer nada ya? ¿Marchar con la cabeza gacha y el sabor del fracaso en los labios? El funcionario, sin embargo, “creyó y se puso en camino”. La insistencia había creado en él la virtud de la confianza. Creer y ponerse en camino sin ninguna prueba puede ser casi prácticamente imposible para muchos de nosotros. Creer a ciegas. El funcionario se pone en camino de regreso porque confía.
Reconoció. Hacer la relación entre necesidad y respuesta, entre obediencia y fruto quizá no sea tan fácil para la mayoría de nosotros, porque a veces respuesta o fruto no son tan evidentes. Pero el funcionario podría haber pensado que había sido todo una casualidad. Y sin embargo, reconoce. Reconoce el tiempo, reconoce la causa y el efecto.
Cuaresma, nos decía ayer en la homilía Fray Henry, “es tiempo ideal para ver al Crucificado con sus brazos que quedaron eternamente abiertos, y nos transmiten fe, amor y luz para que le llevemos ante su presencia nuestras infidelidades, falta de amor y compromiso y ser sanados y entonces compartir esa salud que el mundo está necesitando.” Y ser participes de ese cielo nuevo y esa tierra nueva que hemos reflexionado hoy.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/comentario-homilia/hoy
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://es.catholic.net/op/articulos/14344/vete-que-tu-hijo-vive.html#modal
- https://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Marzo 2024. “Crea en mi, oh Dios un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme”. Sal 51,12 https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.