- Jl 1, 13-15; 2, 1-2
- Sal 9
- Lc 11, 15-26
Hoy la liturgia nos confronta acerca de como vivimos la fe: acaso la hemos descuidado como nos muestra la primera lectura y por eso necesitamos convertirnos; o acaso vivimos la fe y por eso, como nos indica el texto del evangelio, sabemos que con el Señor estamos a salvo del mal que acecha.
El profeta Joel es llamado el profeta de la penitencia. Sus invitaciones al ayuno y a la oración son insistentes.
Le tocó vivir una época muy dura: una invasión de langostas devastó todo el país. Pero él no perdió el tiempo en buscar culpables, sino que, haciendo una lectura de los acontecimientos desde la fe, vislumbró que el día del Señor estaba cerca. Día en el que Dios intervendrá en la historia, para suprimir el mal y para realizar su designio. Y exhortó al pueblo a convertirse.
El «Día de Dios» no es principalmente un día lejano, es el día de HOY: « ¡está muy cerca!». Cada día es el día del juicio. Seré juzgado por cada uno de mis días. Por eso la llamada de Joel a convertirse es siempre actual, porque todos somos débiles y pecadores y necesitamos convertirnos. No hace falta que seamos grandes criminales. También podemos convertirnos a Dios desde nuestras mediocridades y perezas.
Cada día se nos presentan mil oportunidades de dar la espalda al pecado y volvernos a Dios. No sólo lo hemos de invocar con el corazón arrepentido y con signos externos de penitencia; nuestra mejor forma de honrar a Dios es manifestando, con nuestras obras, que en verdad hemos vuelto a Él y que hemos hecho nuestra su Victoria sobre nuestro enemigo.
El Salmista, nos invita a alegrarnos con el Señor. La virtud dela alegría es virtud difícil porque ha de ser genuina y profunda para merecer el nombre, pero la fe en el Señor trae la alegría a nuestra vida y ello es señal y prueba de que estás a gusto con Dios, con los hombres y con la sociedad: en eso consiste la ley y los profetas ¿Alégrate con toda tu alma!
En el Evangelio de hoy leemos como sus adversarios acusan a Jesús de expulsar demonios por arte de Belzebú. Jesús les responde señalando que si los demonios son expulsados es porque actúa en el nombre de Dios. Eso es evidente y sólo una cerrazón muy obtusa puede entender lo contrario. Son los prejuicios y la búsqueda de motivos para no creer. Sucedía entonces y sigue pasando ahora. Pero añade aún otra enseñanza que interpreto así.
Jesús expulsa demonios, es decir, libera al hombre de la esclavitud del pecado. Eso podían constatarlo hace dos mil años y continúa sucediendo por la acción de la Iglesia. Pero si eso no se reconoce, es más, si se niega entonces la situación de aquellas personas pasa a ser peor. Al no reconocer a quien los ha liberado, abren sus puertas para que el mal y el demonio vuelvan a apoderarse de sus almas. Es terrorífico observar como personas que han servido al Señor y experimentado su gracia por soberbia o abandono acaban siendo enconados enemigos suyos. Pasa por no querer estar con Jesús. Entonces, en vez de recoger se desparrama. Pues como nos afirmaba el Papa Benedicto XVI: “El Diablo siempre está tratando de arruinar la obra de Dios, sembrando la división en el corazón humano, entre el cuerpo y el alma, entre el hombre y Dios, en las relaciones sociales, internacionales… El mal siembra la guerra; Dios crea la paz»
Al ser llamados a la vida de la gracia se nos invita a algo más que a una simple restauración de nuestro interior. Se nos llama a vivir en amistad con Jesucristo. En esa amistad consiste la vida cristiana, teniendo en cuenta que somos llevados a ella por la acción de la gracia y entonces constatamos que perseverar en una vida de fe y tener como horizonte el Reino y disponernos a realizarlo exige un esfuerzo constante. Si se abandona a Jesús, y nos quedamos con nuestras solas fuerzas, fácilmente caemos más bajo de donde habíamos sido rescatados.
¡Es pues el día de HOY que tengo que convertirme! Para ello oremos como nos lo pidió el Papa Francisco, por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-10-10
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/10/10/el-dueno-de-la-casa-5/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/9-10-2015/#
Palabra de Vida Mes Octubre “Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra” (Sal 121, 2) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2025 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.