- Is 40, 25-31
- Sal 102
- Mt 11, 28-30
A estas alturas del año, la gran mayoría de la gente anda cansado del trajín de cada día. De todas manera pareciera ser el modo de vida actual, estamos cansados, y (peor aún) tememos estar cansando a unos cuantos. A nuestro alrededor, la gente está cansada. El fantasma del estrés, esa terrible enfermedad de nuestros días, vaga sobre las sombras de todos los mortales
Quien anda en Amor, ni cansa, ni se cansa”. Lo decía San Juan de la Cruz. El tiempo de Adviento, a la luz de la encarnación de Jesús, es un tiempo para redimensionar nuestro ser imagen de Dios. Uno de los problemas de nuestros días, es el tener una idea equivocada de Dios. El mundo nos ha tratado de convencer de que tenemos un “diocesito”, un Dios que no puede salvar, que no interviene en nuestra historia, un Dios de domingo.
El profeta Isaías le recuerda al pueblo que la realidad es totalmente otra y nos invita a mirar más allá de nuestras limitaciones y dificultades humanas. Nos muestra que, a pesar de nuestras flaquezas y del agotamiento que enfrentamos en nuestra vida diaria, Dios renueva a quienes nos cansamos, invitándonos a no rendirnos ante los obstáculos, manteniendo viva la esperanza, y transformando nuestras debilidades en fortalezas.
Además, las palabras de Isaías nos animan a vivir en espera activa, no como quien se resigna pasivamente, sino con la certeza de que Dios tiene un sueño para sus hijos. La metáfora del águila que “extiende sus alas y vuela” simboliza esta esperanza confiada, que nos permite levantarnos y superar cualquier dificultad con la ayuda de Dios.
El pasaje del Evangelio de hoy, refleja la ternura y cercanía de Jesús, que no solo se interesa en nuestra vida espiritual, sino también en nuestras luchas y fatigas cotidianas, y nos recuerda, que no se espera que vivamos la vida de fe con una carga pesada, sino con un “yugo suave”.
Además, Jesús no ofrece un descanso superficial, sino un descanso para el alma, algo mucho más profundo que alivia las ansiedades y dudas internas. Esta invitación a “ir a Él” abre un espacio para reflexionar sobre la oración y la relación personal con Dios, no solo como una obligación o una serie de peticiones a modo lista de deseos, sino como una auténtica entrega en la que confiamos nuestras cargas.
“La invitación del Señor es sorprendente, nos indica el Papa Francisco: llama para que le sigan a personas sencillas y sobrecargadas por una vida difícil, llama para que le sigan a personas que tienen tantas necesidades y les prometen que en Él encontrarán descanso y alivio. La invitación está dirigida de manera imperativa: «venid a mí», «tomad mi yugo», «aprended de mí»…También para nosotros hay momentos de cansancio y desilusión. Recordemos entonces estas palabras del Señor, que nos dan tanto consuelo y nos ayudan a entender si estamos poniendo nuestras fuerzas al servicio del bien. Efectivamente, a veces nuestro cansancio está causado por haber depositado nuestra confianza en cosas que no son lo esencial, porque nos hemos alejado de lo que vale realmente en la vida. Que el Señor nos enseñe a no tener miedo de seguirle, para que la esperanza que ponemos en Él no sea defraudada. Estamos llamados a aprender de Él qué significa vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia. Vivir de misericordia para ser instrumentos de misericordia: vivir de misericordia es sentirse necesitado de la misericordia de Jesús, y cuando nosotros nos sentimos necesitados de perdón, de consolación, aprendemos a ser misericordiosos con los demás. Tener la mirada fija en el Hijo de Dios nos hace entender cuánto camino debemos recorrer aún; pero al mismo tiempo nos infunde la alegría de saber que estamos caminando con Él y que no estamos nunca solos. Ánimo, entonces, ¡ánimo! No nos dejemos quitar la alegría de ser discípulos del Señor. «Pero, padre, yo soy pecador, ¿qué puedo hacer?» – «déjate mirar por el Señor, abre tu corazón, siente en ti su mirada, su misericordia, y tu corazón será colmado de alegría, de la alegría del perdón, si tú te acercas a pedir el perdón». No nos dejemos robar la esperanza de vivir esta vida junto a Él y con la fuerza de su consuelo.”
Es por eso que Cristo nos ofrece el yugo suave y la carga ligera de la fe en su mensaje y en su persona: ¡El Amor!
Así con el Salmista proclamamos: “bendice, alma mía, al Señor.”. Gracias Señor, por tu infinita bondad. Espero en tu Misericordia; mi vida es vuelo de águila sobre los horizontes de tu Gracia. ¡Qué grande eres, Señor!.
Propósito para el 11 de diciembre: “Orar por aquellos que se sienten agobiados.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Libro Busco Tu Rostro, autor, Carlos G. Vallés
- Calendario de Adviento 2024.
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2016/documents/papa-francesco_20160914_udienza-generale.htm
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/12/11/estar-cansados/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=11-12-2024
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/11-12-2024/
Palabra de Vida Mes Diciembre: “ No hay nada imposible para Dios” (Lucas 1, 37) https://ciudadnueva.com.ar/diciembre-2024/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.