- Jer 18, 1-6
- Sal 145
- Mt 13, 47-53
El Papa Francisco afirma que el Reino de los cielos es lo contrario de las cosas superfluas que ofrece el mundo, es lo contrario de una vida banal: es un tesoro que renueva la vida todos los días y la expande hacia horizontes más amplios, e indicó que es Jesús quien nos llama a ser “buscadores sanamente inquietos del Reino de los Cielos”, pues para su construcción, es necesaria no sólo la gracia de Dios, sino también la disponibilidad activa del hombre.
La liturgia nos explica como ante el Reino de Dios no se espera de nosotros una respuesta pasiva, de brazos cruzados; acontece cuando hay colaboración, cuando nos encuentra en la actitud responsable y atenta para colaborar con su llegada. La imagen de la red habla de amplitud, de extensión, de confianza. El oficio de pescador es una suma de experiencia y de pericia. De información sobre las zonas donde se mueven los bancos de peces y la fortuna de que piquen, de que se enreden.
Nuestra vida es esa amplia red de experiencias. Acumulamos a lo largo de la historia vivencias de todo tipo. Experimentamos momentos maravillosos de sentirnos rodeados de amor, de sentido, de utilidad, de protagonismo. Pero también acumulamos decepciones, fracasos, soledades, traiciones, olvidos. La forma de entrar en el Reino es tener la capacidad de reconciliar todas las piezas, todos los tipos de peces, los buenos y los malos y ser capaces de reconocer la “Carta Viva”, como dirá san Pablo, que Dios ha escrito en cada uno de nuestros corazones. Cada una de nuestras vidas es una nueva página del Evangelio que lleva nuestro nombre. El Reino de Dios es descubrirnos capaces de relatar las grandes obras que Dios sigue haciendo en la pequeñez de nuestras biografías.
Sabemos que la voluntad de Dios es que el hombre, la humanidad entera, viva y sea feliz.
Pero no es tan fácil: el hombre, que fue creado a imagen de Dios, recibió el enorme regalo de la libertad. El ser humano puede elegir, puede caminar a favor o caminar en contra y el Creador respeta el hacer de cada uno y el de todos.
¿Qué pasa cuando el hombre se equivoca y camina por vías erradas? Dios, a través de Jeremías nos dice que cuando al alfarero se le estropea la vasija que estaba moldeando, volvía a hacer otra con el mismo barro, como le parecía mejor.
Jeremías anuncia la intención del Creador de castigar las faltas de su pueblo. Un pueblo elegido y llevado por su mano a lo largo de su historia; una historia cargada de traiciones y arrepentimientos, con un Dios vigilante y dispuesto a castigar los errores, pero también dispuesto a olvidar sus amenazas, los castigos, prometidos y merecidos. Si se produce un arrepentimiento, vuelve una y otra vez a favorecer a su pueblo. Es difícil escapar de la misericordia y la ayuda divina.
En el Salmo hemos proclamado: “dichoso el que espera en el Señor. No concedo a nigún hombre en derecho a juzgarme. Solo rindo juicio, ante ti Señor.
En eso está mi libertad. Mi derecho a ser yo misma, mi felicidad como persona. Mi vida está en mi conciencia y mi conciencia está en Tu Manos. Tu solo eres mi Rey, Señor.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/08/01/como-un-padre-de-familia/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Agosto. “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” (Mt 17, 4). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.