https://youtu.be/kGZTl0MfWN0?si=DV6s-uWJPNITuXat
- Stgo 1, 12-º8
- Sal 93
- Mc 8, 14-21
A un día de iniciar la Cuaresma, el Señor nos va dejando huella para seguir sus pasos. En la liturgia de hoy nos insta a buscar las cosas de lo alta y no vivir preocupados por las cosas del mundo.
Tanto la Carta de Santiago, como el Evangelio, nos invitan a afrontar desde una postura de conversión el tiempo de la Cuaresma que mañana iniciamos.
Para ello, Santiago nos advierte de dónde proceden nuestros pecados y dónde nacen las tentaciones. Vienen de nuestros deseos que son difíciles de controlar.
Dios, busca nuestra vida y felicidad. Dios nos ama de manera infinita y hará siempre todo lo que nosotros le dejemos hacer, para llevarnos a conocer su amor y la felicidad plena que se puede vivir en él.
El salmo nos anima y nos invita a pedirle a Dios que nos enseñe los caminos, que sea nuestro pedagogo de vida. Que sea nuestro maestro, que cuando nos equivocamos obre con misericordia.
En el Evangelio, ante una situación intrascendente, Jesús, el maestro, aprovecha para instruir a los suyos y hacerles ver lo más importante, para lo cual, les dirige tantas preguntas que les haga recapacitar y pensar.
La experiencia cristiana nunca irá separada de la experiencia humana, de la cual el fracaso y el olvido forman parte. Por eso, muy bellamente el Papa Francisco nos recuerda que «el santo no es aquel que no se cae nunca, sino quien, al caer, se levanta una y otra vez, puesta su mirada en Cristo». Esto es huir de la levadura de los fariseos, que exigen la perfección moral de una vez para siempre. Esto es integrar tu humanidad en Cristo que, levantándote, te recuerda que siempre estará ahí para darte pan, y en abundancia. Esto es amar tu realidad, ya que en la vuelta a las andadas descubrimos de nuevo qué significa eso de misericordia eterna. Y si yo soy de este tipo de persona que, por tropezar dos veces con la misma piedra, redescubre la desbordante gracia de nuestro Dios, diré con toda la Iglesia aquello de «oh feliz culpa, que mereció tan grande redentor».
Jesús quiere enseñar a sus discípulos, y a nosotros, a ir más allá de lo inmediato, haciéndoles que se pegunten si les falta o no lo fundamental. Les quiere hacer ver y comprender que lo fundamental en su vida, y en la tuya y en la mía, es su cercanía, su presencia. En definitiva, su amor y su misericordia. Eso es lo importante para vivir como hijos e hijas de Dios.
Que el tiempo de Cuaresma, que mañana comenzaremos, sean unos días para descubrir lo que importa en la vida como seguidores de Jesús y recordar y discernir las exigencias para nosotros como seguidores suyos. Él nos lo manifestó lo importante con su actuación y con su palabra. ¡Ojalá comencemos con esta actitud este tiempo de conversión, para celebrar dignamente el Misterio Pascual!
Hagamos esta oración para comenzar la cuaresma; “Señor Jesús, dame deseo de encontrarte, durante la cuaresma, en Tu palabra, en personas y situaciones. Dame un corazón grande para ofrecer lo mejor de mí a los demás. No dejes que pierda las ocasiones que en mi vida apuntan a Tu presencia y a Tu vida”. Amén.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/02/13/vuelta-a-las-andadas/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=13-02-2024
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Febrero 2024. “Hagan todo con Amor” (1 Cor 16, 14) https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.