En el capítulo 3 del folleto, María Camino de Perfección, el autor Presbítero Santiago Martín, nos propone un método para legrar la espiritualidad como la de María.
Nos dice que todo método tiene un orden, una sucesión de pasos que se van superponiendo y a través de los cuales vamos profundizando cada vez más en el sonó cimiento de Dios.
Como vimos la primera lección, es la que nos hace fijarnos en la fe de María. En ella aprendemos que Fios existe, que tiene der chiste y nosotros deberes para con Dios, que nos ama infinitamente. Sacamos consecuencias muy prácticas: la confianza y la gratitud, como elementos motores de nuestro comportamiento, de nuestra relación con Dios, con la cuida y con el prójimo.
El siguiente paso, es fundamental establecer que en nuestro corazón abunde el agradecimiento hacia Dios. Agradecimiento, primero basado en la certeza de que Dios nos ama sin mérito nuestro y en que ese amor de Dios se ha puesto de manifiesto de modo insuperable a través del nacimiento y resurrección de Cristo.
Segundo debe proceder del temor a la justicia divina. En su mensaje para la Cuaresma 2010 titulado “La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo”, el Papa Benedicto XVI explicó que “gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia ‘más grande’, que es la del amor, la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar”, para así generar una sociedad más justa y reconciliada.”
Nos continúa indicando el Padre Santiago: “Solo cuando una persona desea amar a Dios y ha comprendido quién es Dios, está en disposición de acoger las normas morales y de interesarse por lo que tiene que hacer para Marlene. Es el momento de decirle: has sido amado, entonces ama. De ahí nace el temor a Dios.
El Papa Francisco, en noviembre 2016, nos habla sobre qué es el temor a Dios: ” El Santo Padre ha insistido en que el “temor del Señor no es el miedo”, es, “hacer vida el mandamiento que Dios ha dado a nuestro padre Abrahán: camina en mi presencia y sé irreprensible”. Por eso, el Papa ha precisado que esta es la humildad, el temor del Señor es la humildad.
Y solo los pequeños –ha precisado– son capaces de entender plenamente el sentido de la humildad, el sentido del temor del Señor, porque caminando delante del Señor, mirados y cuidados, sienten que el Señor les da la fuerza para ir adelante.
Así, una persona que sabe que Dios le ama, que conoce sobre su justicia divina, sobre el temor a Dios y que ha contemplado al Cruficado y que ha sentido que su coraOn se llenaba de agradecimiento, solo puede decirle ¿Qué tengo que hacer? Y Dios le contestara: Mi voluntad, esta es sin lugar a dudas, hacer el bien y evitar el mal, amar como El nos ama.
El siguiente paso en la vida de la Virgen es un viaje de caridad.
De eso hablaremos en la próxima publicación.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.