https://youtu.be/3LND1wqtPCI?si=HbFizRE-6d8q5_za
- 1 Tim 4, 12-16
- Sal 110
- Lc 7, 36, 50
Grandes son las obras de Dios, nos dice el Salmista hoy en la liturgia, y las lecturas nos dan muestra de ello, pues san Pablo nos habla del cuidado que el Señor desea que tengamos de nosotros y de sus enseñanzas y san Lucas nos lleva a meditar en como todo renace a partir de la experiencia de saberse amado – perdonado.
San Pablo en la primera lectura, desarrolla el programa de vida para un creyente, más aún, para alguien como Timoteo que ha sido elegido por Dios para guiar, acompañar y cuidar a una comunidad cristiana.
Pablo anima a Timoteo a ser modelo a seguir, a ser un ejemplo vivo del Evangelio, el texto destaca qué actitudes debe cuidar para sí mismo: “cuida tu palabra, tu conducta, tu amor, tu fe, tu pureza. Preocúpate por ti y persevera” Si cuidas todas estas cosas, todos verán tu crecimiento en el seguimiento a Cristo y aseguraras tu propia salvación.
Con relación a los demás, y el desarrollo de su vocación le dice: Preocúpate por la doctrina. El texto también resalta en qué consiste su quehacer o ministerio: la lectura de las Escrituras, la exhortación a otros creyentes y la enseñanza de la Palabra de Dios. De esta forma, asegurarás la salvación para todos los que te escuchen. Por eso el Salmo resalta que las obras del Señor son grandes y que se caracterizan por ser justas y verdaderas lo que nos lleva a confiar en El, y no a juzgar como el fariseo en el texto del Evangelio, quien pone en duda la integridad de Jesús por dejarse tocar por una mujer tachada de pecadora; esto nos confronta con nuestro proceder también que ante los errores y limitaciones de los demás, lo primero que hacemos en lanzar un juicio o un comentario negativo.
Veamos concienzudamente la escena en la cena a que es invitado Jesús, donde se explica todo el Evangelio de cabo a rabo: Simón fariseo, invita a comer a Jesús para llamar la atención de la gente. Era un acto de vanidad, pero el trato que dio a Jesús al recibirlo, no correspondió ni siquiera a lo más elemental. Pero una pecadora pública, es decir, todo el mundo sabía a lo que se dedicaba esta mujer, se le echa a los pies, se pone a llorar desconsoladamente, le unge los pies con perfume y se los seca con el pelo, o sea todo un numerito, una escena prohibida para un judío puritano; y el Señor no sólo no pega el respingo de la impresión, sino que reprocha a su anfitrión que no haya tenido tanto afecto por Él como esta mujer pública.
¡Desconcertante! La pecadora pública no entró en casa del fariseo para recibir una instrucción de la ley de Moisés, sino a una persona que podía entenderla, para curarla. Dios ha puesto su tienda entre los hombres y tiene justamente ese hambre de encuentros. La pecadora del Evangelio tocó a Jesús y Él estaba feliz viendo cómo se transformaba su corazón.
Jesús, con un trato humano y compasivo, nos enseña que solo el Amor es capaz de abrazarla verdad de las personas sin condenarlas. La desmesura del gesto de esta mujer brota de un corazón agradecido, al sentirse amada y perdonada por el Señor.
El Papa Francisco explicó que precisamente «reconocer los pecados, nuestra miseria, reconocer lo que somos y lo que somos capaces de hacer o hemos hecho es la puerta que se abre a la caricia de Jesús, al perdón de Jesús. Al respecto el Papa repitió una expresión muy querida por él: «el lugar privilegiado para el encuentro con Cristo son los propios pecados».
En la oración de los fieles pedimos por nosotros para que venzamos cualquier idea egoísta de que el favor de Dios lo ganamos a través d logros humanos, por eso como nos pidió este Pontçifice, oremos por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140918_perfume-pecadora.html
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-09-18
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/09/18/al-universo-le-importamos-muy-poco/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Setiembre: “Alégrense conmigo porque he encontrado la oveja que se me había perdido” (Lc 15, 6) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.