Autor: Rosa Otárola Duran

La liturgia nos continua guiando en el Camino Cuaresmal. El Papa Francisco, nos exhorte a que aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu puedan llegar lejos con la creatividad del amor. Celebremos esta Semana Santa de una manera inusual… y en el silencio de nuestras ciudades resonará el evangelio de la Pascua como nos dice San Pablo 2 Cor 5, 15… En Jesús Resucitado, la vida ha vencido la muerte. Esta fe pascual nutre nuestra esperanza..

“Dios establece con Abraham una alianza perpetua para ser el Dios tuyo y de tus descendientes” y al final de la primera lectura, “Cumple pues, mi alianza, tu y tu posteridad, de generación en generación”. Y el evangelio: “Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morira para siempre” Cómo nos confronta estas afirmaciones con nuestra realidad?

La primera lectura nos presenta una opción de vida, como  la que los tres hermanos tomaron: Cantar y Bendecir frente al tormento. Y el evangelio nos recuerda que la verdad nos hará libres. Esta verdad es, en definitiva, Cristo mismo, cuya dulce misericordia es el modelo para nuestro modo de anunciar la verdad y condenar la injusticia. Nuestra primordial tarea es afirmar la verdad con amor.

Que prodigiosa esta primera lectura  que hemos leído hoy; vemos como eran frecuentes las quejas en el Israel del desierto, eso nos debería confrontar con nuestra actitud frente a nuestro camino por el desierto que estamos atravesando y como ese Jesus que se nos revela en el evangelio nos trae la solución para nuestros desiertos y la herramienta para combatir las serpientes venenosas que nos acechan.