VII Límites:
La semana pasada seguimos reflexionando sobre dos actitudes saludables para madurar en la fe más: El Realismo y El Respeto; y les deje con una frase que dice: “El cuidado de no herir, es la forma más hermosa de respeto”
Y el respeto inicia con los límites, pues estos demarcan un espacio que te pertenece solo a ti. Un territorio absolutamente tuyo y absolutamente privado al que nadie (¡nadie!) puede ingresar a menos que tú le otorgues acceso.
La soberanía sobre nuestro espacio personal, sea físico o emocional, es un derecho fundamental e inalienable que todos tenemos. Eso quiere decir que siempre podemos exigir a otros que se retiren si están más cerca (literal o metafóricamente) de lo que querríamos y que jamás pueden forzarnos a que nos acerquemos (de nuevo: literal o metafóricamente) a quien no deseamos.
Pero también es importante que conozcamos acerca de lo que el Dr Randall Urbina nos presenta como Autolimites que él no explica, limitaciones en nuestras capacidades, intelecto, emociones y en el cumplimiento de los deseos de los otros.
Los límites, tienen que ver con un territorio o área sagrada que todos los
seres humanos tenemos, y al cual no deben tener acceso las personas con sus expectativas y pretensiones
Si me sobrexijo continuamente, afirma Randall, en algún momento transgrediré mi límite, eso me conduce a la enfermedad. La falta de medida nos enferma; el realismo con relación a las propias posibilidades puede evitarlo.
Exceder tus propios límites puede reflejar problemas de ego, nos continua explicando el Dr Urbina.
El ego es una entidad psíquica que construimos para transitar nuestros días a lo largo de nuestra vida. Se trata de la construcción de una serie de mecanismos de actuación que nos permiten expresarnos y adaptarnos a este mundo y que son creados a partir del momento en el
que no le es permitido a nuestro ser esencial manifestarse tal y como necesita.
Debemos despedirnos de la ilusión de que somos personas completas y conformarnos con lo que limitados que somos y reconciliarnos con ello, a fin de mejorar y avanza, continua el Dr Urbina; reconocer mis propios límites, pues ello no solo te ayuda a proteger tu espacio personal y emocional, sino que también te permite empoderarte, tomar el control de tu vida y establecer una serie de criterios respecto a cómo quieres que los demás te traten y de qué forma deseas involucrarte en tus relaciones.
Desde el punto de vista bíblico, los límites están relacionados con el autocontrol. La Biblia nos ordena que nos controlemos a nosotros mismos, aunque nuestra naturaleza humana desea controlar a los demás (Tito 2:12). Los límites personales ayudan a limitar nuestra inclinación egoísta para controlar o manipular a los demás. Asimismo, los límites nos protegen de aquellos que no tienen autocontrol y que desean controlarnos. Una persona con límites claros y sólidos comunica a los demás lo que es y no es permisible, diciendo, en efecto, “esta es mi zona, y no tienes derecho a interferir”.
Los límites se pueden utilizar de forma sana y de forma pecaminosa. Si queremos saber qué límites son piadosos, debemos examinar el motivo. ¿Te estás protegiendo a ti mismo o a alguien más débil de un posible daño, ya sea emocional o físico? Si es así, entonces estás estableciendo límites sanos y necesarios. Sin embargo, si mantienes la distancia simplemente porque deseas excluir a alguien, eso es pecaminoso. Los límites que crean grupitos o prohíben oportunidades de ministerio no son útiles.
Los límites apropiados ayudan a los creyentes a mantener fuera las influencias mundanas. Los hijos de la luz no tienen comunión con las tinieblas y, por lo tanto, están separados del mundo (2 Corintios 6:14). Ser amable y amigable se asemeja a Cristo, pero no debemos adoptar la forma de hacer las cosas del mundo (Santiago 4:4). Nuestro deseo no es alejar a la gente, pero cuando las personas son destructivas, los límites que establecemos pueden restringir el mal que puedan cometer contra nosotros.
Los límites tienen que ver con asumir la responsabilidad de nuestra propia vida. Dios nos da la libertad de elegir vivir dentro de Sus límites o fuera de ellos, y vivir fuera de los límites de Dios significa aceptar las consecuencias. Vivir dentro de los límites de Dios trae bendición, y vivir fuera de ellos trae destrucción y muerte (Romanos 6:23).
Adán y Eva tenían un límite en el Jardín del Edén: abstenerse del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. El Señor les dio libertad para permanecer dentro de Sus límites, pero ellos eligieron sobrepasar el límite y pecar. Su respuesta a la revelación que Dios hizo de su pecado fue culpar a otra persona en lugar de asumir la responsabilidad por su falta de autocontrol. Eva culpó a Satanás y Adán a Eva (Génesis 3:12-13). Los límites limitan los comportamientos destructivos, y es por eso que tanto Dios como la sociedad tienen leyes y consecuencias para aquellos que las sobrepasan (Romanos 13:1-4).
Los límites nos enseñan a aceptar a los demás como seres diferentes, pero que siguen siendo valiosos. Dios utiliza los límites para ayudarnos a apreciar las diferencias en las personas en lugar de sentirnos molestos por ellas. Un amigo piadoso nos dice lo que necesitamos oír, no necesariamente lo que queremos oír (Proverbios 27:6). Somos libres de ser nosotros mismos con los demás si nos controlamos.
Los límites no son egoístas cuando usamos nuestra libertad para servir y amar al otro porque estamos manteniendo nuestra propia naturaleza bajo control (Gálatas 5:13). En una relación piadosa, ambas personas son libres de amarse y de ser ellas mismas porque ninguna está usando o manipulando a la otra.
El dominio propio es un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Un creyente que ve su necesidad de autocontrol para poder asumir la responsabilidad de sus propias acciones y no invadir a los demás, buscará la ayuda del Señor para crecer en este aspecto del carácter.
Los límites son un fruto de la sumisión a la voluntad de Dios, y Él nos permitirá tomar decisiones acertadas.
Ser como Cristo significa que podemos decir “no” de manera desinteresada y beneficiosa. A veces, el amor requiere que digamos “no” a los que amamos. Por ejemplo, si un miembro de la familia está abusando del alcohol en una reunión familiar, lo más apropiado es decirle que no lo haga. Así, se ha establecido un límite adecuado. Si la respuesta es enfadarse, irse y no volver nunca más, entonces esa persona simplemente no ha sido capaz de respetar el límite.
No es pecaminoso decir “no” a alguien si está cruzando los límites personales de manera dañina y destructiva. Cada joven o chica en una relación debe tener límites claros que no han de ser cruzados.
Los límites pueden ser difíciles de establecer porque decir “no” puede haber estado fuera de los límites o haber sido enseñado erróneamente como algo malo. Dios dice que hay que decir la verdad con amor (Efesios 4:15). Dios nos dice que nos controlemos con humildad, que enfrentemos con amor el pecado, que aceptemos con gracia a los demás y que venzamos el mal con el bien (Romanos 12:21). Además, Él promete sabiduría en toda circunstancia (Santiago 1:5).
Anselm Grün, monje bendictino, acompañante espiritual y doctor en Teología, sintió la necesidad de llamar la atención sobre la falta de límites y escribió Límites sanadores, un libro con el que busca ayudar a todas las personas que sufren por no poder decirse “no” a sí mismos o a los demás.
En una entrevista realizada por Marta García Terán y Carolina Cattaneo, nos da algunas observaciones que quisiera compartirles:
El monje afirma que “Quien no sabe decir ‘no’, enfermará y quien siempre quiera responder a las expectativas, notará con dolor sus límites. Pero quien sabe de sus límites, podrá crecer más allá de ellos, acercarse al otro y encontrarlo verdaderamente”, dice este monje.
Aunque nos cueste aceptarlo, aunque nos duela, la vida una y otra vez se encargará de mostrarnos que somos limitados, que tenemos que aprender, aceptar y vivir con límites: los que surgen de nuestra propia humanidad, los que debemos ponerles a los demás para mantener nuestra individualidad y privacidad, los que tenemos que respetar para no invadir al otro, los que nos marca la edad y, sobre todo, el último límite, el que nos habla de nuestra finitud, la muerte.
¿Cómo impacta en el ser humano esta falta de límites?
–Nuestro tiempo padece de falta de medida y eso no le hace bien al hombre, incluso a veces lo enferma. Algunos terapeutas opinan que la depresión, que hoy aumenta con rapidez, es un grito de ayuda del alma frente a la falta de límites. Estamos en una sociedad non stop, en la que todo es simultáneo, los límites se mezclan y al hombre le cuesta respetarlos. Por un lado, sentimos que es liberador viajar de un país al otro dentro de la Unión Europea sin someternos a los controles fronterizos; pero, por el otro, también experimentamos los peligros de que no haya fronteras, porque crecen el temor y la inseguridad. Esto también se ve en el ámbito profesional, donde la presión por lo económico lleva a sobrecargar a muchas personas más allá de lo tolerable. Otra muestra es el consumo: cada vez más personas se endeudan, hasta que se encuentran con una montaña de cuentas que les muestra su límite de manera dolorosa.
El hombre necesita leyes e instrucciones que, si bien lo limitan, también le dan seguridad.
Nuestra vida sólo puede ser exitosa si la vivimos dentro de determinados límites, conociéndolos y respetándolos. Nos relacionamos con los demás a través de límites, que separan y protegen. El límite me recuerda el fin de mis propias capacidades y posibilidades, me indica qué fue señalado para mí, cuál es mi medida, me delimita. Y también delimita “las tierras” propias y ajenas, los espacios privados. No es fácil reconocer los límites y muchas veces preferimos desarrollar imágenes de ilimitación, pero la clave de la felicidad está en conocer nuestros límites, aceptarlos y amarnos en nuestra propia limitación. Y también amar a los demás con sus límites.
Se necesita humildad para reconocer los propios límites. Hay personas que se identifican con imágenes de héroes que no le temen a nada, de sanadores que pueden curar cualquier enfermedad o de auxiliadores que pueden ayudar a todos, pero eso no es posible. No somos héroes. Estas personas se sobreexigen y luego desarrollan una enfermedad. Las personas que crean una imagen demasiado elevada de sí mismas
comienzan a llevar una vida para la que su inteligencia, su voluntad y sus posibilidades psíquicas no son suficientes, como el hombre que asciende en su carrera más alto de lo que corresponde a su aptitud y consume su energía para mantener la imagen de una persona segura de sí misma. Quien durante años vive de ese modo se daña a sí mismo y en algún momento su cuerpo y su espíritu se rebelarán. Parte de la sabiduría es
reconocer que Dios nos ha colocado límites que no podemos traspasar: el de las capacidades, el de nuestro cuerpo, el de nuestro espíritu y, finalmente, el límite de nuestra vida..
–La contracara de esta sobreexigencia es estar por debajo de nuestras
posibilidades o nuestro potencial, es no tratar de superar esos límites que nos permiten crecer. ¿Cómo hacemos para no caer en ese otro extremo?
Delimitarme me da armonía interior, me permite mantenerme dentro de mí mismo y hacer lo que percibo dentro de mi interior como correcto. El que está bien delimitado actúa desde su propio centro y no permite que desde afuera le digan qué debe hacer. Si por consideración a lo que nos piden desde afuera perdemos nuestro eje, nos esfumamos, se borran los límites y perdemos la percepción de lo que nosotros queremos.
–¿Qué pasa si nos piden ayuda constantemente? ¿Somos insensibles si
ponemos un límite?
–Delimitarme no significa ser insensible frente al otro, sino establecer el límite hasta dónde puedo y quiero admitir al otro en mí y dónde debo protegerme para poder vivir como ser humano en este mundo. Un buen camino para delimitarse sin cerrarse por ello al dolor del mundo es rezar por los hombres de cuya miseria informan los medios, o puedo participar de un proyecto concreto que ayude a algunas personas. Pero debemos ver que tenemos límites. No podemos comprometernos a diario con las víctimas de la violencia o de las catástrofes naturales que nos muestran los medios. Sí podemos pedirle a Dios que no deje solas a estas personas, el problemas es que las personas les cuesta mantener estos límites que algunos quieren transgredir.
«Si el otro traspasa un límite, me voy a dar cuenta por las propias emociones: siento que el otro se aprovechó de mí, siento una violencia interna».
¿Nos ayuda con algunas pautas para proteger nuestros límites?
–Una de las pautas básicas es no decir ni sí ni no inmediatamente, tomarse un tiempo para pensarlo. Entonces, podemos ver si lo que nos piden está en concordancia con nosotros o no.
Yo tengo tiempos fijos que todo el mundo respeta, como el tiempo que tengo para orar.
Otra cosa importante es que siempre mantengo espacios importantes dentro de mí, que son espacios sagrados en mi alma, que sólo me pertenecen a mí.
.Por qué hay personas que no aceptan el “no” y siguen presionando? ¿A qué se debe esa actitud?
–Hay una desmedida en ellos; simplemente no saben aceptar un “no” y no entienden que deben respetar al otro. Quizá de chicos no les respetaron sus límites; por ejemplo, una mamá que se metía y le leía el diario íntimo a su hija, sin respetarla. Entonces, esa chica puede pensar que no hay límite que respetar y puede tender a traspasar el límite de los demás. También puede ser que no le hayan puesto límites claros de chica. Cuando viene una persona que está haciendo presión para invadirnos, es importante que nosotros nos pongamos más firmes para no permitírselo.
Nada de lo que pasamos es en vano, todo tiene un propósito en los planes de Dios. Sea el de afirmar nuestra confianza o el darse a conocer de una manera especial; lo cierto es que todo es por algo bueno.
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Termino con 2 Pedro 1:5-7: “En lo que estés pasando, sea grande o pequeño, deja que la fe brote. No limites lo que Dios puede hacer en tu vida por medio de la confianza que pones en Él.”
Canción: https://youtu.be/nWUxsbNIEOw?si=d5Kd3ro1AQpFYrXN
Textos Consultados:
Folleto Taller Actiudes Existenciales para una vida Sana. Dr. Randall Urbina.
https://si.sdifeg.gob.mx/covid19/wp-content/uploads/2020/03/EL-ARTE-DE-SER-FLEXIBLE-POR-WALTER-RISO.pdf
https://www.compellingtruth.org/Espanol/oracion-de-la-serenidad.htmlcer/
https://www.bible.com/es/reading-plans/42056-fe-de-mente-abierta-cambia-tu-perspectiva/day/1
https://midevocional.org/suelta-el-control/
https://www.compellingtruth.org/Espanol/oracion-de-la-serenidad.html
https://pastorrick.com/como-dios-usa-el-dolor-para-ayudarnos-a-cree
11.-https://es.la-croix.com/glosario/el-desapego-es-importante
https://institutoclaritas.com/expectativa-vs-realidad-cuando-aparece-la-frustracion/
https://eselsenor.wordpress.com/2012/08/31/sobre-las-expectativas-y-la-fe/
https://estudiospentecostales.com/atribulados-apuros-perseguidos-derrotados/#google_vignette
https://www.facebook.com/groups/focolar/permalink/9019321341414293/?
https://www.sophiaonline.com.ar/el-que-no-acepta-sus-limites-enfermara/
https://www.gotquestions.org/Espanol/limites-biblicos.html
https://cvclavoz.com/te-ayudamos/devocionales/tu-fe-tiene-limites/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.