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Actitudes Saludables para Madurar en La Fe. -Segunda Parte-

Posted on octubre 3, 2024

Continuando con nuestro tema de la semana pasada en el que les comentaba dos de las actitudes que el  doctor Randall Urbina,  Psicólogo Clínico  nombra en el Taller impartido de Actitudes Existenciales para la Vida , hoy les he recopilado dos más de esas actitudes que sustentadas con algunas citas bíblicas y anotaciones espirituales nos deben de ayudar a madurar la Fe.

III.- Desapego .

Francesca Román. Psicóloga. Define  el desapego emocional como la actitud que podemos tener las personas para vincularnos de una forma sana no dependiente con personas o con cosas.

La clave de un buen desapego emocional está en la aceptación del cambio permanente de las personas y de las cosas. Aceptar esto implica vivir el presente con plenitud, sin aferrarse al pasado y sin proyectarse al futuro con miedo y angustia. Igualmente conlleva valorar todos los aprendizajes y experiencias que la vida nos va proporcionando.

El despego emocional implica dejar ir a personas o cosas cuando nos toca hacer un duelo, sin aferrarnos a ellas obsesivamente y de esta manera estar abiertos a nuevas situaciones posteriores.

Los místicos, así como todos los grandes filósofos y las religiones, insisten en la necesidad del desapego. ¿De qué se trata? ¿Es importante para la fe cristiana? La respuesta de Elyane Casalonga, profesor de teología espiritual.

El desapego está en el centro del Evangelio, porque ser discípulo de Cristo y hacer la voluntad del Padre requiere un desapego de nosotros mismos, de nuestras formas de actuar y de pensar. Pero, en el desapego, hay antes un descentramiento y una desposesión interiores, pues Dios no puede venir a ocupar nuestro corazón si este no está vacío.

Ezequiel 36, 26-27 nos dice:  “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. “

Si queremos que Dios venga a ocupar todo en nosotros, la gran preocupación de los místicos, ¿es necesario que le hagamos sitio, que nos vaciemos de todo lo que somos?

No es tanto vaciarnos de lo que somos como vaciarnos de lo que creemos que somos. No se trata de despojarnos de lo que Dios nos ha dado, nuestra personalidad, nuestra cultura, nuestro cuerpo… Somos los capataces en la obra de la creación. Hay que ser uno mismo. Pero no somos nosotros mismos más que cuando dejamos la farsa humana, la máscara de nuestra apariencia y de nuestra pretensión. Ser veraces, eso es el desapego. 

Cuanto más se desapega uno de sí mismo, de sus propios dramas, de sus caricaturas, de lo que piensa que son sus valores, Dios da más libertad interior para amar a los demás. En la historia de Dios con los hombres, no se trata de amar menos a los hombres, sino de amarlos en Dios, es decir, de recibir de Dios un amor puro y desapegado que nos haga amarles tal cual son.

Para lograrlo podemos comenzar por apropiarnos el rostro de Cristo, hacerlo de tal modo que esté más próximo a nosotros, que tengamos gran familiaridad con él. Esto podemos hacerlo leyendo los Evangelios, viviendo los sacramentos y tomándonos el tiempo para poder escuchar  la  Voz

de Dios que como hemos visto emplea varios lenguajes para comunicarse con nosotros. Entonces, Dios obrará en nosotros.

IV-Aceptación:

Ascensión Belart afirma que “Ahí donde nos forzamos, nos atascamos y sufrimos se encuentra el propio ego, que siempre se las ingenia para no aceptar la realidad y manipula, calcula, hace conjeturas, se preocupa, trata de controlar, se aferra… en vez de soltar y confiar, en lugar de permitir que todo fluya, crear un espacio y abrirse para recibir lo nuevo”

Nos explicaba el Doctor Urbina que la resistencia es una energía liberada en contra de algo o alguien. Se sufre mucho porque se resiste mucho. ¿Puede alterar algo de eso? ¡Hágalo! Si no puede cambiar nada, ¿Qué se consigue con lamentarse? ¡Deslíguese y déjelo!.

Los imposibles: ¡DEJARLOS!, Cuando se encuentre con las limitaciones absolutas, deje que las cosas sean tal como son. No se resista. El dolor es parte de la vida.

“ Gastamos energía en pelearnos con la vida, en pensar “esto no debería haber pasado”, o bien nos decimos: “esto es lo que es”, y allanamos el camino para encontrar algo mejor.

No puedes retroceder ni un minuto ni un segundo. Todo lo que ha sucedido desde este instante para atrás es un hecho consumado, un imposible. Y la rememoración del pasado puede convertirse en el manantial más abundante de tristeza y sufrimiento para ti

El Sexto Lenguaje en el que el Señor nos habla es el Lenguaje del Dolor . Mark Batterson en su libro Susurro, nos indica que la Biblia es un libro sobre personas reales, con problemas reales, que sufrieron dolor de verdad. Todo empieza en el Jardín del Edén con una decisión pecaminosa. Las consecuencias iniciales son el dolor de parto, el esfuerzo y sudor para producir alimentos. ( Gen 3, 16-17)

El libro más antiguo de la Biblia es Job. La vida de Job es el epítome del dolor y el sufrimiento. Perdido su familia,  su riqueza y su salud. Y lo peor de todo, perdió la esperanza. Sin embargo Job 6, 10 nos dice que “al menos tendría consuelo y gozo en medio de mi terrible susto porque no habría maldecido la decisión del Santo”

Gozo es un término hebreo que se traduce en danzar con la desilusión bajo los pies.  Job no desoyó a Dios ni lo descartó. Nunca dejó de escucharlo.

Nos dice RicK Warren , teólogo y predicador estadounidense que:  El duelo, la pérdida y el dolor son parte inevitable de la vida. ¿Pero sabías que Dios usa estas cosas para ayudarnos a crecer? Lo hace de tres maneras:

-Primero, Dios usa el dolor para llamar nuestra atención. C. S. Lewis escribió: “Dios nos susurra en nuestros placeres, habla a nuestra conciencia, pero grita en nuestro dolor”. El dolor es el megáfono de Dios. Rara vez cambiamos cuando vemos la luz. Cambiamos cuando sentimos el calor. A veces necesitamos experimentar el dolor para poder cambiar.

-Segundo, Dios saca lo bueno de lo malo. Uno de los versículos más famosos de la Biblia es Romanos 8:28: “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman”. Cuando experimentas una pérdida, es una oportunidad para crecer en carácter.

No puedes controlar el dolor por el que pasas, pero puedes decidir si te llenará de amargura o te ayudará a ser mejor. Tú decides si va a ser un escalón o un obstáculo.

Tienes que recordar que incluso en tu dolor, Dios está trabajando para tu bien.

-Tercero, Dios nos prepara para la eternidad. La Biblia dice en: 2 Corintios 4:17-18 “Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación al no poner nuestra vida en las cosas que se ven, sino en las cosas que no

se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.

Probablemente me has escuchado decir antes que no vas a llevar tu auto

al Cielo. No vas a llevar tu porcelana o tu ropa al Cielo; No vas a llevar tu carrera al Cielo.

Pero si vas a llevar tu carácter. Te estás llevando a ti mismo.

Dios está más interesado en desarrollar tu carácter que en tu comodidad. ¿Por qué? Porque puedes estar cómodo en el Cielo, pero esta es la etapa de preparación. Esta es la etapa de aprendizaje. Este es el acto de entrenamiento. Dios usa tus problemas aquí en la Tierra para prepararte para una gloria eterna. Eso es un consuelo.

El doctor Randall Urbina afirma que “el dolor genuino es mucho menos común de lo que se cree y gran parte del sufrimiento es fruto de una especie de pataleta infantil, al no conseguir que la realidad se ajuste a nuestra voluntad y expectativas”

Aceptar la situación tal cual se presenta no significa pensar que sea justa, tampoco injusta. La propuesta es no pensar la vida en términos de justicia o injusticia. Lo que ocurrió – no cabe duda – ocurrió. No tiene ningún sentido quedarse evaluando si está bien, o está mal que haya ocurrido. Poco importa ya – pase a pensar en qué haremos para

estar mejor. ¿Por qué

• Porque el ser humano no tiene potestad para decidir la mayoría de los sucesos de su existencia, lamentarse o rebelarse por ello supone una lucha que prolonga el sufrimiento. Entonces, aceptar la realidad, con toda la dureza o la grandeza que la conforman,

permite abrirse para encontrar un nuevo camino

• Porque aquello a lo que uno se resiste, persiste, y aquello que se acepta, se transforma. Cuanta más lucha, queja y reproche, más crece el vínculo con lo que se está rechazando. Sin embargo, cuando cesa la oposición y aparece la aceptación, la situación se convierte en algo sencillo y fluido,  aunque doloroso

Podríamos entonces preguntarnos: ¿Cómo sobrevivió Job al infierno de su vida?  Job 1, 20  afirma que “se dejó caer al suelo en actitud de adoración”

Entonces, si estas pasando por un momento de dificultad , es hora de dejar que Dios sea La Voz más fuerte que resuene en tu vida.

Recomendación: La Oración de la Serenidad: “Dios, dame gracia para aceptar con serenidad las cosas que no se puedo cambiar, Valor para cambiar las cosas que se debería cambiar, y Sabiduría para distinguir lo uno de lo otro. Viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez, aceptando las dificultades como un camino hacia la paz, Aceptando, como hizo Jesús, este mundo pecador tal como es, No como yo lo quisiera, confiando en que Tú corregirás todas las cosas, Si me rindo a Tu voluntad, para que pueda ser medianamente feliz en esta vida, Y extremadamente feliz contigo para siempre en la otra vida. Amén”.

La oración en sí incorpora varios principios bíblicos. Por ejemplo, al pedir a Dios que nos ayude a aceptar lo que no podemos cambiar, estamos reconociendo que Dios nos ha colocado aquí bajo unas circunstancias determinadas y que estamos llamados a vivir nuestra vida para Su gloria (Hechos 17:26-27; Colosenses 3:23; 1 Corintios 10:31).

Al pedir a Dios que nos ayude a vivir un día a la vez, reconocemos que es Dios quien tiene el control, que Él guía nuestros pasos y nos lleva por un camino para Su propósito y gloria  (Proverbios 20:24).

La “sabiduría para distinguir” entre lo que podemos y lo que no

podemos cambiar es un principio divino. Santiago 1:5 nos anima: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.

Primera de Corintios 2:14-16 también afirma esto. Se necesita sabiduría

para discernir cualquier cosa, y la verdadera sabiduría viene de Dios, no del hombre.

Entender que las dificultades pueden conducir a la paz es un reflejo de pasajes como Santiago 1:2-4 y 1 Pedro 1:3-9.

Estos pasajes también hablan de que nuestra alegría está en Cristo, no en nuestras circunstancias. Juan 15:11 vincula la obediencia con

la plenitud del gozo en Cristo. Cuando nos rendimos a la voluntad de Dios, tanto al confiar en que Él es soberano como al obedecerle, podemos sentirnos “medianamente felices en esta vida”.

Por supuesto, ser “supremamente felices con Dios para siempre en la otra vida tiene todo que ver con la salvación.

Aquellos que han confiado en Jesús pueden confiar en Su promesa de vida eterna con Él (Juan 3:16-18; 17:24-26; Efesios 1:3-14; 1

Pedro 1:3-9).

La frase “Aceptando, como hizo Jesús, este mundo pecador tal como es” podría dar lugar a un malentendido. Sin duda, Jesús salió al encuentro de las personas allí donde estaban. Sin embargo, no las dejó así. Jesús reprendió a los fariseos (Mateo 23). A un hombre al que había sanado le dijo: “No peques más” (Juan 5:1-15). Jesús proclamó: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”(Marcos 1:15). Jesús no ha dejado este mundo pecador tal como es. Ha ofrecido la salvación a todos los que ponen su fe en Él (Juan 3:16-18; 14:6; Efesios 2:1-10). Los que confían en Él son transformados y hechos nuevos (2 Corintios 5:17). El Espíritu Santo obra en ellos para cambiarlos y hacerlos más semejantes a Cristo (Romanos 8:28- 30; Filipenses 2:12-12). Jesús llama a Sus seguidores a amar como Él ha amado y a obedecer Sus mandamientos (Juan 13:34-35; 15:1-17).

Por tanto, si “aceptar las cosas  como son” significa conformarse desesperadamente con las realidades de la caída o no decir nunca la verdad, entonces no es bíblico (Mateo 28:18-20; Hechos 1:8; Efesios 4:15).

Ahora bien, si significa participar activamente en la obra de santificación de Dios en nuestras propias vidas, amar de verdad a las personas allí donde están y confiar en última instancia en Dios y no en nuestros propios esfuerzos, entonces es sin duda una buena oración.

Canción:  https://youtu.be/t87X5JLgHOc?si=z0O_dXwmkVVYSmlc

NOTA: Esta es la Segunda Parte. Los textos consultados para el desarrollo de este tema los publicaré cuando termine el Ciclo de reflexiones. 


Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.

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