- Hch 14, 5-18
- Sal 113
- Jn 14, 21-26
La Resurrección de Jesús, nos introduce en el misterio de la ternura de Dios, en el Manantial inagotable de la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La liturgia nos hace una invitación a experimentar su presencia en los encuentros y sentirnos templos de su Amor; nos abre un camino para vivir a profundidad, con mayor conciencia lo esencial, frente a lo efímero y así, tener la certeza de que nada es para nuestra Gloria, sino para Gloria de Dios y su nombre; lo que nos ayuda a vencer la tentación de la vanagloria y más bien nos enseñe a buscar los verdaderos dones del cielo,
La primera lectura, de una manera sencilla, nos cuenta el efecto que produce la fe en la persona que es capaz de recibir la Palabra de Dios con un corazón sencillo. La Buena Noticia del Reino de Jesucristo, es capaz de liberar totalmente a la persona que está abierta a escuchar el plan de salvación. Esta «Palabra» da un horizonte nuevo, sana, libera y da plenitud total de vida. «Viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud» Pablo, lo interpela: ¡Levántate! de esa situación de postración que has tenido y se autónomo. Ponerse derecho sobre sí mismo para poder caminar. Así sucede el milagro de una liberación absoluta de la persona. La fe en la persona de Jesús, aceptar su modelo evangélico, hace a la persona nueva. Dibuja otros horizontes de vida, de libertad, de justicia, de compasión.
Por otro lado también vemos la necesidad de depuración de la fe en el ambiente de aquellas personas que han visto lo que hace el mensaje de salvación. Han venido dioses en presencia humana, verlo todo en clave de magia. No es así. Jesucristo que es Dios, viene de parte de Dios, para traernos la redención. Lo que nos toca a nosotros es descubrir este tesoro, aceptar el evangelio y vivir con todo nuestro ser fundamentados en el cimiento que es Cristo. No en fabricación de dioses, ídolos a quien ofrecer sacrificios, como pretendieron los de Licaonia, ante la sanación del cojo, es a eso que nos invita a meditar el Salmista: “No a nosotros Señor, sino a tu nombre da la gloria. Y es que al igual que ellos, cuantas veces nos hacemos ídolos en nuestra mente, y los adoramos con fidelidad escondida y sumisión obediente, tales como los prejuicios, inclinaciones, gustos y preferencias; ideas fijas de cómo deben ser las cosas; todo aquello que suponemos captado, fijado en nuestra mente como regla inflexible de conducta para uno y para todos por siempre.
Jesús en el evangelio nos indica que amarlo no es solo decir “yo creo” o “yo rezo”, sino vivir como Él nos enseñó. Jesús dice: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama”. Es decir, el amor se demuestra con acciones concretas. Jesús dice que quien lo ama guarda sus mandamientos, es decir, vive como Él nos enseñó: con amor, perdón, paciencia, justicia, servicio. Así de sencillo. Así de complicado.
Nos explicó el Papa BEnedicto XVI que “María fue la primera que guardó plenamente la palabra de su Hijo, demostrando así que lo amaba no sólo como madre, sino antes aún como sierva humilde y obediente; por esto Dios Padre la amó y en ella puso su morada la Santísima Trinidad…”
También Jesús nos lo promete a nosotros, por eso no solo nos acompaña, sino que vive en lo más profundo de nuestro ser. Es como tener una llama encendida en el corazón que nos da paz, fuerza y sentido, incluso en los días más difíciles. Y si alguna vez sentimos que no sabemos bien qué hacer o que no entendemos del todo su mensaje, Jesús nos consuela: “El Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará lo que os he dicho”. No estamos solos. Dios mismo nos acompaña y nos va recordando, poco a poco, lo que realmente importa.
Jesús nos invita a amar con hechos, y a confiar en que Dios vive en cada uno de nosotros y nos guía, especialmente en lo cotidiano. Como bien dice el refranero español, «obras son amores y no buenas razones«.
Sumergidos en las enseñanzas de este Maestro Interior que es el Espíritu Santo, el dulce huésped del almo que nos guiará, oremos como nos lo pidió el Papa Francisco por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza: Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html .
- https://es.catholic.net/op/articulos/16249/voy-a-mandar-al-espritu-santo.html#google_vignette
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/05/19/obras-son-amores/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Mayo. «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero» (Jn 21, 17) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.