- Hch 13, 44-52
- Sal 97
- Jn 14, 7-14
Hoy en la liturgia de la Palabra vemos, como en la actualidad, se repite el ciclo de la historia envuelta en Amor Misericordioso del mismo y único Dios que asume lo nuestro y nos salva.
Llama la atención cómo se dieron vuelta las cosas … y la razón la encontramos, cuando se dice que todos hemos de aceptar nuestra pobreza para que la Gloria sea de Dios: los elegidos no supieron aceptar su privilegio y perdieron comba, les llevaron la delantera los que no esperaban nada… así éstos (los gentiles) tuvieron que retornar a llevar la Gracia a los judíos. De esta manera todos serán agraciados desde su bajada, porque Dios y su Salvación es gratis para todos.
Dios desde siempre eligió a su pueblo, lo cuidó cómo las niñas de sus ojos, lo adiestró, lo rescató mil veces de sus caídas, lo salvó entregando Su vida… y a pesar de tantos cuidados, no supieron dar el salto, abrir el corazón, aceptar la novedad del Dios hecho hombre; les escandalizaba y perdieron su momento. No los abandonó el Señor, sino que la Fuerza de la Vida plena tenía que continuar su expansión y seguía su camino hacia “los confines de la tierra”, porque la Salvación es para todos. Los Gentiles, los demás que buscaban la Verdad, la Vida, el Amor en su interior, sin mirar su procedencia, su origen, su capacidad o elección, abiertos así a la Gracia, experimentaron el poder de la Resurrección y, siendo pobres, se sintieron salvados, gozaron de esta Fuerza y se convirtieron al Señor.
Esta diferencia no es algo sutil, más bien es la esencia de toda vocación divina. Cuando san Pablo recrimina a los judíos su actitud por volver la espalda a sus palabras, les recuerda que el mandato recibido es de Dios, no un empeño suyo. Y si somos sinceros ante el mundo que vivimos, descubriríamos que muchos males que nos azotan son motivados por haber olvidado lo esencial: sólo Dios conoce el corazón del hombre y, por tanto, lo que éste necesita. Imaginemos el Corazón de Cristo emocionado y preocupado por nuestra torpeza en comprender, pero seguro que acaba abrazando a todos en su inmenso corazón.
”Los confines de la tierra han contemplado la victoria de Dios.”, nos dice el Slmista. Y yo te pido Señor que robustezcas mi fe y abras mis ojos para hacerme ver que tu Victoria ya ha llegado, aunque quede velada bajo las apariencias humildes que ocultan la gloria de toda realidad celestial mientras seguimos en la tierra. Tu Victoria ha llegado porque tú has llegado; tú has andado los caminos del hombre y has hablado su lengua; tú has gustado su miseria y has llevado a cabo su redención; tú has hallado la muerte y el restaurado la vida.
Hazme gustar la victoria en el alma para que pueda proclamarla con los labios.
Así se va fraguando en nosotros la Obra de la Salvación que nos regala en la Pascua, la Esperanza cierta del Amor más grande que acabó el tiempo de su vida mortal y preanuncia la eterna Verdad que nos será desvelada y viviremos.
Quién ha visto Jesús ha visto a Dios con un rostro de padre entrañable y comprometido. Oración de Felipe en la oración que toda la iglesia sigue rezando: Señor enséñanos al Padre y nos basta. Como el nosotros no terminamos de comprender el misterio de un Dios que entra vulnerable en nuestra historia. Y será con la resurrección con lo que quiere manifestarnos como ha sido capaz de vencer el mal con el bien. Hoy nos pido que sigamos sus pasos haciendo obras aún mayores. Todo una invitación a experimentar su presencia en la entraña de nuestro corazón y salir en comunidad a la misión de humanizar el mundo.
Nos explicaba el Papa Francisco: “…No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él. Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones…”
Oremos comoél nos lo pidió por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza: Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html.
- https://es.catholic.net/op/articulos/16223/cat/566/todo-lo-que-pidan-en-mi-nombre-yo-lo-hare.html#google_vignette
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/05/17/tomar-la-iniciativa-desde-la-oracion/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Mayo. «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero» (Jn 21, 17) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.