- Is 52, 13-53,12
- Sal 30
- Heb 4, 14-16 ; 5, 7-9
- Jn 18, 1-19, 42
La Pasión de Jesús revela la conciencia proexistencial de su vida y su ministerio, es decir, la radicalidad de su amor incondicional que se entrega libre, consciente y gratuitamente por la salvación y la reconciliación del hombre. Él fue capaz de soportar nuestros sufrimientos y aguantar nuestros dolores (cf. Is 52,3), porque sentía compasión de nuestras debilidades (cf. Heb 4,15).
En su Pasión, Jesús fue contemplado por muchos rostros, detrás de los cuales había historias y sentimientos. Déjenos que esos rostros nos interpelen. Cuando vemos la multitud de hombres y mujeres que manifiestan odio y violencia en el camino del Calvario, recordemos que Dios transforma este camino en lugar de redención, porque lo recorrió dando su vida por nosotros. ¡Cuántos cireneos llevan la cruz de Cristo! ¿Los reconocemos? ¿Vemos al Señor en sus rostros, desgarrados por la guerra y la miseria?
Y llegó la cruz, “cuando sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”. Atraer es un verbo maravilloso, porque todos lo entendemos. Cuando los novios cuentan cómo se conocieron, usan ese verbo del Señor, “ella me atrajo sin yo ser muy consciente”. El hombre es seducido por las cosas y por las personas, porque los sentidos son las ventanas del mundo. Lo fascinante, es que el Señor use la atracción desde el lugar más terrible, el de la condena y el dolor, algo frente a lo cual todos volveríamos el rostro. Pero Jesús nos quiere decir que sólo la vulnerabilidad de Dios, no los ejércitos celestiales, provocan en el alma algo tan pequeño como una lástima incipiente, y esa lástima crece y se convierte en ternura, y poco a poco la atracción nos va ganando el corazón. Dios nos termina por alcanzar con su debilidad. El Señor dio su vida en la cruz como el gesto último de una vida entregada.
Frente a la atroz injusticia del mal, llevar la cruz nunca es en vano, más aún, es la manera más concreta de compartir su amor salvífico. La Pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más, cuando levantamos al que está caído, cuando abrazamos al que está desconsolado.
Recordemos que la sangre de Jesús, no es sangre vengativa, sino principio de liberación, justicia y paz. Hermanos, hermanas, para experimentar este gran milagro de la misericordia, decidamos cómo llevar la cruz; no al cuello, sino en el corazón. No sólo la nuestra, sino también la de aquellos que sufren a nuestro alrededor; quizá la de aquella persona desconocida que una casualidad, hizo que encontráramos. Preparémonos a la Pascua del Señor convirtiéndonos en cirineos los unos para los otros. Por lo pronto hagamos un silencio fecundo que nos ayude a suscitar más amor y pasíón por la vida.
Tomado de:
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/18-4-2025/
- https://opusdei.org/es-cr/article/semana-santa-papa-francisco-2025/#domingoramos
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/04/18/dios-ha-tocado-todos-los-palos-del-dolor/
Palabra de Vida Mes Abril: “Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?” (Is 43, 19) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.