Esta historia debe recordarnos que no importa cuánto tarde algo en dar sus frutos. Lo más importante no es buscar a toda costa ver resultados, en cambio, lo fundamental es trabajar arduamente en las raíces. Pues sólo gracias a ellas podremos crecer y convertirnos en la mejor versión de uno mismo.
El proceso a veces, es duro y más lento de lo que quisiéramos, sobre todo en este mundo que te bombardea con la mentalidad de la prontitud, del abre fácil, del “éxito”. Pero si nos centramos en el objetivo, en lo realmente importante y estable en la vida, habremos encontrado la llave para perseverar.
Debemos recordar siempre; el helecho tardó cinco años porque durante todo ese tiempo la planta trabajaba en echar raíces. Sabía que tenía que crecer muy alto y por eso no podía salir a la luz hasta tanto no tuviera una base firme que le permitiera elevarse satisfactoriamente. ¿Comprendes? Es importante tener presente que todas nuestras luchas están destinadas a echar raíces. Y que el hecho de no ver los frutos de nuestro trabajo en este momento, no significaba que estemos perdiendo el tiempo, sino que nos estamos haciendo más fuertes.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo me sale bien”
Sor Evelia 08/01/2013.