- Ef 1, 1-10
- Sal 97
- Lc 11, 47-54
Hoy la Iglesia celebra la memoria de San Ignacio de Antioquía, que sucedió como obispo al apóstol San Pedro en su comunidad; fue condenado a las fieras y conducido a Roma para su ejecución, en el trayecto escribió siete cartas a las distintas iglesias de su tiempo. Asumió lo que hoy nos dice el salmista “El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad,…da a conocer su salvación”.
En la primera lectura, San Pablo nos habla de la vocación del cristiano: Ser santos. Esta es una elección de Dios para todos y cada uno de nosotros. Es posible esta santidad, ya que el mismo Dios ha “derramado en nosotros su gracia, para que lo conozcamos y lo amemos”. Esto es lo que nos hace ser “irreprochables” ante él. Así el cristiano, favorecido con esta gracia y este conocimiento de Dios, vive en continua alabanza dándole gloria por el amor y la paz que puede experimentar por la acción del Espíritu Santo.
El texto del evangelio nos refiere al enfrentamiento que Jesús tuvo con algunos fariseos y doctores de la ley, en que les echa en cara la actitud hipócrita de su comportamiento que olvidaba la alianza que Dios había establecido con ellos, y ese era el motivo por el cual el Señor enviaba hombres que les recriminaban la actitud y les invitaban a volver su rostro hacia Dios, y que, en muchas ocasiones, fueron maltratados e incluso asesinados, y posteriormente los herederos levantaron mausoleos a los profetas, pero sin alejarse de la actitud de sus antepasados.
Por todo eso les recrimina advirtiéndoles que a ellos se les reclamará por la sangre de los profetas desde la creación del mundo.
También les echa en cara que estos juristas que se han erigido como sabios de la ley, actúan como el “perro del hortelano” que no han sido capaces de entrar en el Reino de Dios y han cerrado el paso a los que intentaban entrar.
Hoy Jesús denuncia con fuerza y con vigor una vivencia de la religión que se corrompe cuando en vez de considerarla una relación de trato y de amistad con Dios, se convierte en un código moral que atrapa y oprime. Sus palabras van directamente dirigidas a los responsables y dirigentes de las comunidades. Qué responsabilidad tan grande tenemos los catequistas, los padres y madres de familia, los sacerdotes y diáconos, los abuelos y abuelas, los profesores de religión, los teólogos, los comunicadores de la fe, que con nuestra mejor intención queremos dar a conocer el núcleo de nuestra creencia, pero que muchas veces, en vez de iluminar y revelar, somos opacos y ocultamos el verdadero rostro de Dios.
Educar es más difícil que enseñar, porque para enseñar se necesita saber, en cambio para educar se necesita ser. Para transmitir la fe, no basta seguir un catecismo, o repetir un manual de Teología, hace falta encarnar aquello que se comunica. No contagiamos aquello que decimos, sino lo que profundamente oramos y vivimos.
“Cuando un cristiano se convierte en discípulo de la ideología, ha perdido la fe y ya no es discípulo de Jesús. Y el único antídoto contra tal peligro es la oración, afirma el Papa Francisco.
Porque «cuando un cristiano no ora, su testimonio es soberbio». Y él mismo es «un soberbio, es un orgulloso, es uno seguro de sí, no es humilde. Busca la propia promoción. En cambio, cuando un cristiano ora, no se aleja de la fe: habla con Jesús».
El Santo Padre puntualizó al respecto que el verbo «orar» no significa «decir oraciones», porque también los doctores de la ley «decían muchas oraciones», pero sólo «para hacerse ver». En efecto, «una cosa es orar y otra es decir oraciones». En este último caso se abandona la fe, transformándola precisamente «en ideología moralista» y «sin Jesús».
Quienes oran como los doctores de la ley —apuntó el Pontífice— reaccionan de igual modo «cuando un profeta o un buen cristiano les reprocha», utilizando el mismo método que se usó contra Jesús: «Al salir de allí los escribas y los fariseos empezaron a acosarlo implacablemente —dijo, repitiendo las palabras del pasaje evangélico— y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarle con alguna palabra de su boca». Porque —comentó— «estos ideólogos son hostiles e insidiosos. ¡No son transparentes! Y, pobrecitos, ¡son gente ensuciada por la soberbia!».
De ahí la invitación conclusiva a pedir al Señor la gracia de no dejar nunca «de orar para no perder la fe» y de «permanecer humildes» a fin de no transformarse en personas cerradas «que cierran el camino al Señor».
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/10/17/a-los-que-intentaban-entrar-se-lo-habeis-impedido/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2013/documents/papa-francesco_20131017_cristo-ideologia.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=17-10-2024
Palabra de Vida Mes Octubre “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos” (Marcos 10, 43-44) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.