- Jb 19, 21-27
- Sal 26
- Lc 10, 1-12
En la vida es normal sentirse vulnerable o desprotegido, pero aún así debemos seguir adelante con la confianza de que, si obramos con amor y honestidad, las puertas se abrirán, de eso nos habla la Liturgia de hoy.
La esperanza de Job no es otra que la que nosotros los cristianos tenemos: “Llegará un día en que con nuestros propios ojos veremos a Dios”. Jesús nos lo ha dicho así: “donde yo esté, estará también mi servidor”. La vida en este mundo no es fácil, no lo ha sido y no lo será jamás, pues está dañada por la malicia del pecado, por la enfermedad y por el dolor.
”Ármate de valor y en el Señor confía”, nos dice el Salmista. Job sufrió todo lo que un hombre puede soportar, pero nunca perdió ni la confianza, ni el temor, ni el amor a Dios y eso fue lo que le sostuvo en sus desgracias. Fue puesto a prueba hasta el límite, él que era un hombre justo, y todo lo soportó porque confiaba en la bondad del Señor, en su misericordia y en su justicia. y su Fe le salvó, le recompensó con creces sus padecimientos.
En el Evangelio, Jesús nos habla del envío de los setenta y dos discípulos a anunciar la llegada del Reino de Dios, pero lo hace con una sencillez y una confianza total en la providencia divina. Jesús les pide ir ligeros de equipaje, confiando en que todo lo que necesiten les será proporcionado en el camino. Lo que llama la atención es el mandato de ir “como corderos en medio de lobos” y no llevar nada extra, solo la paz y el mensaje de salvación.
¿Qué significa? «El verdadero predicador —explicó el Papa Francisco— es el que sabe que es débil, que sabe que no puede defenderse de sí mismo». El enviado «en medio de los lobos» podría objetar: «¿Pero, Señor, para que me coman?». La respuesta es: «¡Tú ve! Este es el camino». Al respecto el Pontífice, hizo referencia a una «reflexión muy profunda» de Juan Crisóstomo: «Pero si tú no vas como cordero, si vas como lobo entre los lobos, el Señor no te protege: defiéndete solo». Es decir: «cuando el predicador se cree demasiado inteligente o cuando ese que tiene la responsabilidad de llevar adelante la Palabra de Dios quiere hacerse el astuto» y quizá piensa: «¡Ah, yo puedo con esta gente!», entonces «terminará mal», o «negociará la Palabra de Dios: con los poderosos, con los soberbios…».
Para apoyar este pensamiento, el Papa contó una historia («no sé si es verdadera o no —dijo— pero ayuda a pensar»). Se refiere a una persona «que presumía de predicar bien la Palabra de Dios y se sentía lobo: “Yo tengo la fuerza, no necesito, no soy un cordero”». Después de su predicación, fue al confesionario, y se arrodilló «un “pez gordo”, un gran pecador», que «lloraba, lloraba, lloraba» por los «muchos pecados» y, «arrepentido, quería pedir perdón». Entonces el confesor, pensando que era gracias a su predicación, «empezó a hincharse de vanidad» y preguntó al penitente: «Dígame, ¿cuál es la palabra que dije le ha tocado más, con la cual sintió que tenía que arrepentirse?». Y la respuesta fue: «Ha sido cuando usted dijo: pasamos a otro tema».
Es sólo una anécdota para explicar que «cuando el que debe llevar la Palabra de Dios lo hace seguro de sí mismo y no como un cordero, termina mal». Si en cambio lo hace «como un cordero, será el Señor el que defienda a los corderos. Los lobos no podrán. Quizá te quitarán la vida, pero tu corazón permanecerá fiel al Señor».
«Así —concluyó el Papa— es la misionaridad de la Iglesia. Así se proclama la Palabra de Dios. Así son los grandes misioneros, los que proclaman la Palabra no como algo propio, sino con la valentía, la franqueza que viene de Dios». Son aquellos que «como se sienten poca cosa, rezan». Por tanto «los grandes heraldos que han sembrado y han ayudado a hacer crecer las Iglesias en el mundo, han sido hombres valientes, de oración y humildes». Por otro lado, añadió el Pontífice, «el mismo Jesús lo dice: “Y cuando vosotros hayáis hecho todo esto, decid: soy siervo inútil”. El verdadero predicador se siente inútil porque siente que es la fuerza de la Palabra, la que lleva adelante el Reino de Dios».
Hoy Jesús te hace una invitación a vivir con desapego y confianza, poniendo tu mirada en lo esencial: la misión que cada uno tiene en la vida y la certeza de que, si actuamos con paz y amor, los frutos vendrán a su tiempo. ¡Aunque no sean los que esperamos! Pero sin duda alguna seremos testimonio de conversión.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2017/documents/papa-francesco-cotidie_20170214_corderos-lobos.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=03-10-2024
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/10/03/frutos/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Octubre “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos” (Marcos 10, 43-44) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.