- Is 50, 5-9a
- Sal 114
- Stgo 2, 14-18
- Mc 8, 27-35
La liturgia nos habla de la fe. No es suficiente decirnos cristianos, sino oímos su Palabra, sino somos dociles a la misma o si nos echamos atrás a la hora del cumplimento; sino compartimos esa fe con los demás. No es suficiente, tampoco si juzgamos según nuestros criterios y no según Dios. Hoy se nos invita a caminar en la presencia del Señor.
En el texto de Isaías, se nos muestra la fidelidad a Dios, a la escucha atenta de su palabra, por encima de las afrentas que debe sufrir, ponen de manifiesto el misterio del dolor como la capacidad que se debe tener frente a toda violencia. Los perfiles de este personaje no están definidos, ni está claro si se habla de un individuo o del pueblo mismo que debe mantenerse atento a la palabra de Dios. Pero los cristianos supieron aplicarlo a Cristo, porque encontraron en esta descripción del Siervo una semejanza inigualable con la vida de Jesús.
Santiago, nos explica que la fe no es algo en lo que «simplemente creemos». La fe es una respuesta encarnada y amorosa que dura toda la vida a lo que Dios nos ha prometido. Dios le prometió a Abraham una familia. Dios le prometió a Rahab un hogar en Israel. Pero la fe en esas promesas no significaba nada a menos que, en el amor, estuvieran dispuestos a sacrificarse para obtenerla. Jesús definió seguirlo de la misma manera. Si queremos las promesas de Jesús sobre la vida resucitada, debemos estar dispuestos a sacrificarnos (Mateo 16:25). La fe no es solo saber que Jesús murió para liberarnos de nuestros pecados y hacernos amigos de Dios. La verdadera fe va más allá de nuestros oídos, llega a nuestros corazones y luego al mundo.
El texto San Marcos nos lleva a reflexionar acerca de que, a veces es duro estar en la escuela de Jesús. Dice el Evangelio que Él hablaba de su Pasión a los discípulos, y que «se lo explicaba con toda claridad.» Como leímos, a san Pedro le costó aceptar la cruz. Incluso a Jesús mismo le daba miedo morir (Mt 26, 36-39). Como a Él, a nosotros nos cuesta seguir la escuela del amor hasta la cruz. Pero Jesús nos enseña, con su ejemplo, que el camino de la plenitud es el camino del amor que se entrega siempre, en las buenas y también cuando duele. La cruz de Jesús es la prueba de su amor hasta el fin por nosotros: «la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores» (Rm 5,8).
Y nos dice el Papa Francisco que “la Biblia y la historia de la Iglesia nos enseñan que muchas veces, incluso los elegidos, andando en el camino, empiezan a pensar, a creerse y a comportarse como dueños de la salvación y no como beneficiarios, como controladores de los misterios de Dios y no como humildes distribuidores, como aduaneros de Dios y no como servidores del rebaño que se les ha confiado. Muchas veces ?por un celo excesivo y mal orientado? en lugar de seguir a Dios nos ponemos delante de él, como Pedro, que criticó al Maestro y mereció el reproche más severo que Cristo nunca dirigió a una persona: “¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!” (Mc 8,33).»
“Caminaré en la presencia del Señor”, nos dice el Salmista. Y yo le pido al Señor que sea nuestro maestro. Queremos ser tus discípulos. Tú te entregas en cada instante, en cada Misa y en cada confesión. Concédenos aprender de Ti a amar al Padre sobre todas las cosas, y a nuestros hermanos como a nosotros mismos.
Textos Consultados;
- Folleto La Misa de Cada Día
- http://es.catholic.net/op/articulos/72392/enviado72392.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://www.spokengospel.com/es/devocionales/santiago-2-14-26
Palabra de Vida Mes de Setiembre. “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.