- 1 Cor 8, 1b-7. 11-14
- Sal 138
- Lc 6, 27-38
Hoy la liturgia nos da tres lecciones de vida importantes para nuestra vida, lo que ocurre es que como nos dice San Pablo, no todos saben esto; o por lo menos lo parece, diría yo.
En la primera lectura nos habla de que “para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y es nuestro destino.” Pablo usará esta gran verdad para finalmente señalar que las personas que le pertenecen al único Dios verdadero no deben formar parte de actividades que a su vez involucren la “presencia” de estos dioses falsos.
Para nosotros, dice Pablo, en realidad hay un solo Dios. Él es el Padre, de Él proviene todo, y solo le pertenecemos a Él. Además, hay un solo Señor: Jesucristo. Todas las cosas existen a través de Él, incluidos nosotros. La declaración que Pablo hace aquí sobre Dios y el Señor en términos de Padre y Cristo es magistral y bastante esclarecedora. Juntos, tanto el Padre como el Hijo existen en unidad formando una Trinidad junto al Espíritu Santo. Los tres son distintos en sus roles y funciones y, sin embargo, misteriosamente, siguen siendo uno.
Al mismo tiempo, lo que Pablo parece querer enfatizar con esto es que los cristianos le pertenecen a Dios, y existen a través del Señor. Por lo tanto, debido a que solo hay un Dios verdadero, debemos separarnos lo máximo posible de cualquier tipo de ídolo o dios falso que pudiera haber en nuestras vidas.
En el Salmo, le pedimos que nos examine “para conocer mi corazón y si mi camino se desvía, no dejes que me pierda”. Por supuesto que Dios lo hace, pero nosotros decírselo a Dios, manifestar esa buena disposición en nuestro corazón nos sirve, porque Dios efectivamente nos habla y nos corrige. Nos va diciendo las cosas. Si nosotros estamos en buena disposición para escucharlo, vamos a convertirnos.
Y en el texto del Evangelio, “traten a los demás como quieren que los traten a ustedes”. Una invitación, nos explica el Papa Francisco, acompañada de cuatro imperativos, podríamos decir de cuatro exhortaciones que el Señor les hace para plasmar su vocación en lo concreto, en lo cotidiano de la vida. Son cuatro acciones que darán forma, darán carne y harán tangible el camino del discípulo. Podríamos decir que son cuatro etapas de la mistagógica de la misericordia: amen, hagan el bien, bendigan y rueguen. Creo que en estos aspectos todos podemos coincidir y hasta nos resultan razonables. Son cuatro acciones que fácilmente realizamos con nuestros amigos, con las personas más o menos cercanas, cercanas en el afecto, en la idiosincrasia, en las costumbres»
Si tomamos estas tres lecciones de vida que nos brinda la liturgia de hoy encontraremos, sin duda alguna la llave que nos conducirá por la senda del Amor que nos ayudará a comprender que ser cristianos, no es una moda, sino una actitud de vida y a dar testimonio.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.bibleref.com/espanol/1-Corintios/8/1-Corintios-8-6.html#:~:text=NVI%20para%20nosotros%20no%20hay,por%20medio%20del%20cual%20vivimos.
- https://www.hablarconjesus.com/meditacion_escrita/conoce/
- https://es.catholic.net/op/articulos/78301/y-tu-que-estas-haciendo-de-extraordinario.html#modal
Palabra de Vida Mes de Setiembre. “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos” (Santiago 1,22) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.