- 2 Cor 9, 6-10
- Sal 111
- Jn 12. 24-26
Hoy celebramos la Fiesta de San Lorenzo, quien fue uno de los siete diáconos regionarios de Roma encargado de administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres. Fue martirizado durante la persecución de Valeriano, muriendo en el fuego el 10 de agosto del 258. Y la liturgia nos insta a imitando sus virtudes en la fidelidad de su servicio, dar generosamente y darnos con Alegría.
El trasfondo de las palabras de San Pablo en esta lectura es una cuestión económica. Pedir a los cristianos de Corino ayuda económica para la iglesia de Jerusalén. Pero su argumento rebasa lo económico: “El que siembra generosamente, generosamente cosechará… Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores”.
En la misma línea de la primera lectura, Jesús nos vuelve a insistir en la entrega de nuestra vida. Nos dice: “Si el grano de trigo no muere, no dará fruto“. El grano que quiera seguir como grano, que le tenga miedo a la humedad, que no esté dispuesto a desaparecer como grano, ¿cómo ha de dar fruto? Si el grano muere, nacerá una nueva planta. Si es de maíz, dará muchos elotes, que tendrán muchos granos cada uno. Pero es necesario dejar de ser grano para dar todo ese fruto.
Así, Jesucristo habría de morir para darnos un gran fruto: la salvación de nuestras almas, el perdón de los pecados, la apertura nuevamente del Cielo para nosotros, la vida eterna, la gracia santificante, recobrar nuevamente la amistad con Dios. Todo ello es parte del fruto que Jesucristo dará al morir como grano de trigo en la cruz.
Nos explica el Papa Francisco que “en esta imagen encontramos otro aspecto de la Cruz de Cristo: el de la fecundidad. La cruz de Cristo es fecunda. La muerte de Jesús, de hecho, es una fuente inagotable de vida nueva, porque lleva en sí la fuerza regeneradora del amor de Dios. Inmersos en este amor por el Bautismo, los cristianos pueden convertirse en “granos de trigo” y dar mucho fruto si, al igual que Jesús, “pierden la propia vida” por amor a Dios y a los hermanos.”
Luego, inmediatamente, el mismo Jesús dice: “El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna”. Estas palabras son muy importantes para un cristiano, para un verdadero seguidor de Jesucristo, para todos aquellos que quieren imitarle en sus vidas. Él nos dice que las personas que son egoístas, que piensan en su comodidad, en su bienestar, en su placer, olvidándose de los demás no obtendrán la vida eterna. Si pasarán esta vida con placer, con comodidad, cumpliéndose todos sus caprichos, pero perderán los más importante, la vida eterna. Aquél que busca lo mejor para sí mismo, que no le importa dañar a los demás, u ofenderlos, o maltratarlos con tal de lograr sus placeres no vivirá con el Señor la vida eterna. Cambia el placer que se va pronto, que dura “nada”, por toda la vida eterna.
“Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos”, acabamos de proclamar en el Salmo. La búsqueda de la perfección no ha de ser complicada. La Santidd está al alcance Amor a los mandatos del Señor y compasión para ayudar a quien los necesita, dando de lo que su corazón le diga, sirviendo en el seguimiento al Señor, Jesús nos promete que aquel que le sirve, es decir, el que vive y acepta su persona y todas sus palabras e indicaciones, gozará de una profunda intimidad con él. “Donde yo esté allí estará mi servidor” y será honrado por el Padre. Bendito Sea!
Textos Consultados
- Folleto La Misa de Cada Día
- Libro Busco tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- https://es.catholic.net/op/articulos/4988/cat/330/si-el-grano-de-trigo-muere-da-mucho-fruto.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Agosto. “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” (Mt 17, 4). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.