- Na 2, 1-3; 3, 1-3. 6-7
- Sal tomado de Deut 32, 35cd- 35ab. 38abcd. 41
- Mt 16, 24-28
Hoy la liturgia nos confronta acerca de nuestra obtinación y como habiendo sido creados para vivir en El, nos empecinamos en vivir para hacerlo sobre nosotros mismos, y nos hemos convertido en ciudad sanguinaria y espectáculo vergonzoso como en la primera lectura lo hicieron en Nínive, sin embargo el Señor que nos ama a pesar de todo, nos la cruz a cambio para recobrar el sentido verdadero de nuestra vida, la Salvación.
Los teólogos estudiosos del Antiguo Testamento y de este pasaje nos dicen: “Nahum en su desahogo nacionalista está manifestando la fe en Dios como Señor de la historia y de los pueblos… se canta la soberanía de Yahvé convertida en venganza de los pueblo totalitarios a favor de los débiles y oprimidos, de su pueblo”.
El Salmo de hoy tomado del Deuteronomio, es parte del llamado Cántico de Moisés. Es una invitación a la conversión, puesta en labios de Moisés en el momento de morir; es la última exhortación y como el testamento espiritual del gran caudillo que condujo a Israel desde Egipto al país de Canaán.
Apliquemos este cántico a nosotros mismos y a toda la Iglesia. Somos los elegidos de Dios, su pueblo amado; pero, al mismo tiempo, los ingratos y los infieles a su bondad. Que descienda cual lluvia esta doctrina sobre el campo de nuestra alma y nos ayude a dar gloria a nuestro Dios por medio de la propia conversión.
Con el texto del evangelio, seguro que a muchos que oyeron a Jesús por primera vez las palabras del evangelio de hoy: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”, les parecieron duras y que era mejor no seguirle, si lo único que nos propone son cruces, renuncias, sufrimientos…
Entonces podríamos preguntarnos ¿Qué podría dar el hombre a cambio de su vida? Para un cristiano todo empieza cuando se encuentra con Jesús y le descubre como un verdadero tesoro. Un tesoro que es capaz de llenar el corazón humano con lo que más anhela: amor, luz, sentido, esperanza, emoción… Las renuncias y las cruces para un cristiano, vienen por rechazar todo lo que no nos deje seguir a Jesús y continuar gozando de la vida y vida en abundancia que él nos regala.
Escuchar a Cristo, afirma el Papa Francisco, “en efecto, lleva a sumir la lógica de su misterio pascual, ponerse en camino con él para hacer de la propia vida un don de amor para los demás, en dócil obediencia a la voluntad de Dios, con una actitud de desapego de las cosas mundanas y de libertad interior. Es necesario, en otras palabras, estar dispuestos a “perder la propia vida”, entregándola a fin de que todos los hombres se salven: así, nos encontraremos en la felicidad eterna. El camino de Jesús nos lleva siempre a la felicidad, ¡no lo olvidéis! El camino de Jesús nos lleva siempre a la felicidad. Habrá siempre una cruz en medio, pruebas, pero al final nos lleva siempre a la felicidad.”
Ciertamente que seguir a Jesús no es fácil, pero vale la pena, pues: ¿de que le sirve al hombre ganar el mundo, si finalmente se pierde a sí mismo? Se sale ganando siguiendo a Jesús. “Negarse a sí mismo” es lo contrario de “negar a Cristo”. Quien niega a Cristo no entrega la vida, quien sigue a Cristo entrega la vida y llena su corazón de amor y de profunda alegría.
Pidámosle al Señor con la Oración Universal de los Fieles, por nosotros, para que sepamos ir don Jesús, negarnos a nosotros mismos y cargar con nuestra cruz.
Textos Consultados:
- Folleto La Mísa de Cada Día
- https://www.elpandelospobres.com/que-podra-dar-un-hombre-para-recobrar-su-vida-0
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/7-8-2020/
- https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sl_17078
Palabra de Vida Mes de Agosto. “Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” (Mt 17, 4). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.