- Am 7, 12-15
- Sal 84
- Ef 1, 3-14
- Mc 6, 7-13
La liturgia nos continua invitando a anunciar el Reino de Dios, es la misión que Jesús les encomienda a los Doce y hoy a todos nosotros los bautizados.
En la primera lectura hemos podido escuchar como el Señor suscita en el corazón de Amós la Gracia necesaria para que, dejando su labor de pastor y cultivador de higos, denuncia el orden imperante, la violencia del lujo y la depravación religiosa al reino de norte, en el momento de mayor esplendor de Samaría, su capital.
Con el texto de la segunda lectura, nos queda claro que Dios desde siempre, nos ha contemplado a nosotros, desde su Hijo. Dios mira a la humanidad desde su Hijo y por eso no nos ha condenado, ni nos condenará jamás a la ignominia. El es un Dios de gracia y de amor. La teología de la gracia es, pues, una de las claves de comprensión de este himno. Sin la gracia de Dios no podemos tener la verdadera experiencia de ser hijos de Dios. El himno define la acción amorosa de Dios como una acción en favor de todos los hombres. Estamos, pues, predestinados a ser hijos. Este es el “misterio” que quiere cantar esta alabanza a Dios. Se canta por eso; se da gracias por ello: ser hijos es lo contrario de ser esclavos, de ser una cifra o un número del universo.
Del pasaje del evangelio, aprendemos que todos debemos continuar dejando signos, señales del Reino de Dios. No a todos se les ha dado el poder de expulsar demonios y curar enfermos, pero todos podemos ayudar a los que tenemos cerca a superar sus miedos, a librarse de supersticiones y falsas imágenes de Dios, a vivir su fe de modo más libre.
Afirma el Papa Francisco que “hoy el Señor nos dice muy claramente: en la lógica del Evangelio: no se convence con los argumentos, con las estrategias, con las tácticas, sino simplemente aprendiendo a alojar, a hospedar.
La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre todo las puertas del corazón.”
Y todos podemos servir a los enfermos, acompañarlos, escucharlos y llevarlos un poco de consuelo. Así seremos testigos, servidores de la vida. Para que el mundo a nuestro alrededor sea un poco mejor.
El Salmo nos habla de paz y justicia. La Paz Señor es tu bendición sobre la faz de la tierra y sobre el corazón del hombre. La justicia es la condición de La Paz. La justicia es el cumplimiento de m deber para con Dios, con los hombres y conmigo mismo.
Anunciar el Reino de los Cielos, es anunciar al Dios de la vida, al Dios del amor, que ama la vida. Lo hemos de anunciar con nuestras palabras; lo hemos de anunciar sobre todo con nuestra forma de vivir.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- https://es.catholic.net/op/articulos/12843/cat/331/llama-jesus-a-los-doce-y-los-envia-de-dos-en-dos.html#modal
- https://www.ciudadredonda.org/events/comentario-al-evangelio-del-domingo-14-de-julio-de-2024/#:~:text=El%20que%20nos%20ha%20llamado,y%20también%20entiende%20como%20somos.
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
Palabra de Vida Mes de julio “ El Señor es mi pastor, nada me puede faltar” (Salmo 23, 1) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.