- Is6, 1-8
- Sal 92
- Mt 10, 24-33
Hoy la liturgia nos muestra cómo debe ser nuestra reacción cuando Dios llama. La primera lectura nos va orientando en este sentido. El mismo Dios le llama a ser su profeta, su mensajero. Al principio Isaías queda perplejo y asustado. Cree que Dios le pide algo que está más allá de sus fuerzas, pues conoce la distancia que le separa de su Señor, y además habita en medio de un pueblo de labios impuros. “¡Ay de mí, estoy perdido!”.
Pero, una vez más comprobamos que cuando Dios llama a alguien a una misión le va a dar las fuerzas necesarias para cumplirla. Entonces escuché la voz del Señor que decía: “¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?; Contesté: Aquí estoy, mándame”. Isaías nos relata su propia vocación, desde donde se va a explicar el resto de su vida.
Isaías no tarda en responder al Señor, a pesar de ser “hombre de labios impuros, que habita en medio de un pueblo de labios impuros; no busca excusas para ofrecer su vida al Señor. La disponibilidad debe ser una virtud del cristiano. El cristiano tiene que estar disponible, dispuesto a hacer lo que Dios quiera de nosotros, a ofrecernos “los primeros”, y no “escaparnos” de la voluntad de Dios buscando nuestra propia voluntad. Ir en cabeza para hacer lo que Dios quiere no es presunción, es servicio, entrega, docilidad.
En el evangelio, vemos que Jesús no quiere engañar a sus apóstoles, llamándoles a una vida terrena donde todo les va a ir bien. Les indica que van a correr su misma suerte: “Si al dueño de la casa lo han llamado Belcebú, ¡cuánto más a los criados!”. ¿Cómo fue la vida de Jesús? Cumplió la misión que le había encomendado el Padre, predicar a los cuatro vientos el evangelio, que era la mejor noticia que podía ofrecer a sus hermanos los hombres. Nada ni nadie le hicieron callar. Le amenazaron de muerte. Pero él siguió divulgando su buena noticia. Por encima de la propia vida, está hacer llegar a cuanta más gente mejor su evangelio, que alegra y da sentido a toda persona que lo acoge y recibe. Sabemos que lo mataron en una cruz, pero ese no fue su final. Su final fue su resurrección a su vida de total plenitud, a la vida de Hijo de Dios.
A veces el mundo nos puede parecer como la “casa del terror,” lleno de peligros, tentaciones, enemigos y pruebas. Si marchamos en cabeza seguramente pasemos de una situación a otra sin darnos cuenta de “las tentaciones del mundo”, pues tenemos un objetivo: hacer lo que Dios quiere en mi vida. Si queremos que “nos lleven” (sin poner nada de nuestra parte), seguramente nos llevemos los sustos más grandes de nuestra vida.
“Temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo.” El diablo, nuestro enemigo, siempre querrá que avancemos en segundo, tercer o último lugar. Siempre nos presentará “razones” para dejar que sean otros los que hagan las cosas (que otros recen, que otros sean castos, que otros se entreguen, que otros vivan la caridad, que otros sean fieles, que otros …) y nosotros esperemos a ver si “les sale bien.”
Afirma el Papa Francisco: “Yo me repito mucho en esto. Una Iglesia que no sale es una Iglesia “de exquisitos”. Un movimiento eclesial que no sale en misión, es un movimiento “de exquisitos”. Y a lo más, en vez de ir a buscar ovejas para traer, o ayudar o dar testimonio, se dedican al grupito, a peinar ovejas. ¿No? Son peluqueros espirituales. ¿No? Eso no va.
O sea salir, salir de nosotros mismos. Una Iglesia o un movimiento, una comunidad cerrada se enferma. Tiene todas las enfermedades de la cerrazón. Un movimiento, una Iglesia, una comunidad que no sale se equivoca…”
Los santos siempre han ido en cabeza, no por protagonismo, sino porque tenían el arrojo del amor, de saberse acompañados por Cristo, porque avanzaban sin miedo (ni tan siquiera a los que podían matar el cuerpo) y sabían que son una gozosa realidad las palabras de Cristo: “si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo”.
Señor Tu eres el Rey, le decimos en el Salmo. Aumenta mi confianza, mi valor y mi alegría. Mi Re es Rey de reyes y Señor de señores. Mi vida es más fácil, porque tu eres Rey. mi futuro está asegurado porque tú reinas sobre todos los tiempos. Mi salvación está conseguida, porque tu, Dios omnipotente, eres mi Redentor. Tu poder es la garantía de mi fe.
Textos Consutlados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- Libro Busco Tu Rostro. Autor Carlos G. Vallés
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://es.catholic.net/op/articulos/48675/cat/331/no-teman-a-los-que-matan-el-cuerpo-pero-no-el-alma.html#modal
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/07/13/sabado-xiv-tiempo-ordinario/
Palabra de Vida Mes de julio “ El Señor es mi pastor, nada me puede faltar” (Salmo 23, 1) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.