- Os 14, 2-10
- Sal 50
- Mt 10, 16-23
Hoy el Señor en la liturgia nos advierte que los caminos que conducen a El no son fáciles, pero nos asegura que el Espíritu Santo nos ayudará, este mismo Espíritu que ha inspirado a su pueblo a la esperanza y a la reonciliación.
A veces, demasiadas veces, cuando tenemos nuestras caídas, nuestros pecados … pensamos que el Señor nos ha abandonado, nos ha “tirado.” Sin embargo somos nosotros los que “aflojamos las rodillas,” no nos acompasamos al ritmo de Cristo y terminamos por los suelos. A veces ante nuestras debilidades nos desanimamos, nos cansamos de intentarlo, dejamos la oración (“no estoy en gracia de Dios y no me vale para nada”, nos justificamos), atrasamos la confesión (“siempre me acuso de lo mismo y no noto que avance nada”), abandonamos la Eucaristía frecuente (“ya iré cuando lo sienta más profundamente”). En definitiva, nos quedamos tirados en el barro y pensando lo malo que es Dios que nos abandona, pero no es así El hoy nos dice como a su pueblo “arrepiéntanse y acérquense al Señor”; el profeta Oseas, toma conciencia de cuán grande es la Ternura de Dios, después de su experiencia amorosa vivida dramáticamente. Su conocimiento de Dios se transfigura por el impacto de esta experiencia..
El nos ama por lo que somos: SUS HIJOS, y no por lo que hayamos hecho o dejado de hacer. Aprovechemos cualquier momento para recibir el amor y el perdón incondicional de Dios, a través del Sacramento de la Reconciliación y déjate abrazar por él.
“Sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas”, nos dice Jesús en el evangelio. Sagaces para no dejarnos dominar por la desesperación, para saber lo que realmente es importante. Y sencillos para saber que Dios nos conoce perfectamente, que sabe que podemos caer, pero no nos preocupemos de “qué le vais a decir o de cómo se lo diréis”, simplemente diremos: “Aquí está el tonto de tu hijo dispuesto a caerse un millón de veces y a levantarse un millón más”.
El Papa Francisco en su serie de catequesis sobre el ‘celo de la evangelización’ insiste en que la misión y el anuncio del Evangelio nace del encuentro con el Señor: “toda actividad cristiana, sobre todo la misión, empieza ahí. No se aprende en una academia: ¡no! Empieza por el encuentro con el Señor. Testimoniarlo, de hecho, significa irradiarlo; pero, si no recibimos su luz, estaremos apagados”…
¿Dificultades? Todas, no nos extrañe, pero galoparemos por encima de ellas guiado por el maestro que va a nuestro lado: Jesús
Nos indica el Pontíce que en este texto Jesús, “también señala las percusiones a las que podría ser sometido quien anuncia el Evangelio, y allí Jesús pide al misionero –todo bautizado- tener plena confianza al auxilio de Dios: “no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.”
Con el Salmista pidamos al Señor: “crea en mí un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos… Señor abre mis labio y cantará mi Boca tu alabanza.”
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-07/papa-francisco-catequesis-por-que-y-como-anunciar-el-evangelio.html#:~:text=Sean%2C%20pues%2C%20precavidos%20como%20las,todo%20la%20misión%2C%20empieza%20ahí.
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=12-07-2024
Palabra de Vida Mes de julio “ El Señor es mi pastor, nada me puede faltar” (Salmo 23, 1) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.