- Am 3, 1-8; 4, 11-12
- Sal 5
- Mt 8, 23-27
La liturgia de hoy nos cuestiona sobre nuestra fe en medio de las tempestades de la vida y en nuestra respuesta al Señor, será que creemos que El solo está dormido y por eso no nos fiamos de El…
Ciertamente el Dios que nos ha revelado Jesús es un Dios misericordioso, un Dios que es un verdadero padre y es precisamente por ello por lo que con amor nos corrige y busca que cambiemos nuestro comportamiento hacia él y hacia los demás.
En la primera lectura, el profeta, con exhortaciones, denuncias, lamentaciones, se los s va recordando, para finalmente decirles cómo va actuar Dios. Ante este comportamiento de no convertirse, de no cumplir lo pactado, les hace la invitación: Prepárate al encuentro con tu Dios.
A nosotros nos resulta más fácil encontrarnos con los dioses que nos hemos fabricado, que son los que están marcando nuestra vida. Sabemos que, como creyentes en Jesús, nos tenemos que preparar, y diariamente, al encuentro con el Dios de Jesús, que es el que nos ama y, con la fuerza su Espíritu, nos invita a dejarnos moldear por sus valores. Esa alianza, hecha por Jesús, se experimenta en la vida y en el encuentro con el Resucitado.
En el Evangelio de hoy vemos cómo los discípulos se sienten angustiados, con miedo, por doble motivo: uno, la tormenta que les inquieta y les preocupa, otro, porque Jesús duerme y da la impresión de que no quiere enterarse. ¿Cuál de las dos será la que el Evangelista querrá resaltar? Por la respuesta que da Jesús, yo me inclino, por el segundo. Para vencer la tempestad sabían ellos más que Jesús.
Jesús nos dice hoy a todos: “no tengan miedo, hombres de poca fe”. Jesús, a pesar de todo lo que nos parece, está a nuestro alrededor, navega con nosotros. Él mismo nos lo dijo: “Yo estaré con ustedes hasta la consumación de los siglos”. Si los vientos se encrespan y el mar de la vida se agita, Jesús está con nosotros.
Afirma el Papa Francisco: “Jesús no quiere que nadie se quede afuera, a la intemperie. Así acompaña “la nostalgia que muchos sienten de volver a la casa del Padre, que está esperando su regreso” y muchas veces no saben cómo volver”.
Quizás duerme, pero está con nosotros. Mientras despierta, debemos achicar el agua, y remar hacia la orilla; de una cosa estamos seguros: Jesús no permitirá que la barca en la cual vamos naufrague. Si en tu vida la crisis ha llegado a tal punto que piensas que naufragarás, no pierdas la fe, despierta al Maestro, que él con una voz calmará todas tus ansiedades y pondrá serenidad en tu vida.
Con el Salmista, le decimos al Señor que por su misericordia , entraremos en su casa y nos postraremos en tu templo santo con reverencia en el alma. Porque tu templo santifica la tierra en que se posa, y esa tierra, sobre la que anduviste un día, santifica a su vez el universo entero, del que es parte a la vez mínima y privilegiada. Por eso comienzo el día de cara al Templo, para fija nuestras coordenadas y trazar nuestra ruta.
Sabiendo que durante el día, probablemente me va a envolver una ola de tensión, frecciones y envidiada. Por eso te pido, Señor que hagas que caiga sobre mí la sombra de tu Templo, el signo de tu presencia, para que todos te vean a Tí en mí.
Textos Consultados:
- FolletoLa Misa de Cada Día
- Libros Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Vallés
- https://es.catholic.net/op/articulos/73005/cat/1036/la-puerta-de-la-misericordia.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=02-07-2024
Palabra de Vida Mes de julio “ El Señor es mi pastor, nada me puede faltar” (Salmo 23, 1) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.