- 1 Pe 2, 2-5. 9-12
- Sal 99
- Mc 10, 46-52
Hoy en la liturgia, el Señor como a Bartimeo, nos pregunta ¿qué quieres que haga por Tí?. Y nuestra respuesta debería ser como nos dice Pedro en la primera lectura, que como niños recién nacidos deseemos una leche pura y espiritual, de esa “leche” no adulterada que es la Palabra de Dios, para que crezcamos hasta alcanzar la salvación, ya que hemos probado lo bueno que es el Señor.
La voluntad de Dios sigue estando expresada en la Sagrada Escritura y todo cristiano, al aceptar el bautismo y la participación en la “Cena del Señor”, está comprometido a obedecer todo cuanto el Señor dice en su Palabra. Sabiendo la dificultad que esta Alianza tiene, Jesús nos ofreció no sólo sellarla con su sangre, sino además, darnos como alimento su cuerpo y su sangre para fortalecer nuestras vidas en el cumplimento de su Palabra. Así que en la Eucaristía al mismo tiempo que sellamos la alianza con el Padre y nos comprometemos a vivir conforme su Palabra, Jesús nos da, en su cuerpo y su sangre, la fuerza para poder realizar en plenitud esta alianza.
Otro aspecto interesante de meditar en el pasaje de san Marcos es que Bartimeo se encontraba al borde del camino, es decir, excluido de la sociedad, pues su ceguera física, se entendía que incluía también una ceguera espiritual, de la que quería salir, por todos los medios, para salir de sus tinieblas. Al enterarse que pasaba Jesús, grita con fuerza y, aunque muchos querían sofocar sus gritos, él insiste y grita más fuerte para que Él lo escuche.
Todo este episodio nos cuestiona y nos impulsa a que intentemos salir de la oscuridad, que no nos conformemos y soportemos la situación, que si es necesario gritar hasta lo indecible, debemos hacerlo y sentirnos con ánimo para buscar la Luz verdadera, la que nos va a aportar confianza y estímulo para, como Bartimeo, seguir a Jesús siendo anunciadores de su “Buena Noticia”.
Vemos que Bartimeo da un salto para acudir al Mesías pues no le importa el miedo al vacío que le provoca su ceguera; ante la llamada acude sin miedo a nada, pues es Jesús quien le invita, y cuando le pregunta qué puede hacer por él, responde “Rabbuní” que pueda ver, es decir, ayúdame a salir de las tinieblas y saborear la luz maravillosa que Tú me puedes dar, y Jesús le afirma que es su fe la que lo ha curado.
Afirma el Papa Francisco: “La fe, como hemos visto en Bartimeo, es un grito; la no fe es sofocar ese grito. Esa actitud que tenía la gente para que se callara: no era gente de fe, en cambio, él si. Sofocar ese grito es una especie de “ley del silencio”. La fe es una protesta contra una condición dolorosa de la cual no entendemos la razón; la no fe es limitarse a sufrir una situación a la cual nos hemos adaptado. La fe es la esperanza de ser salvado; la no fe es acostumbrarse al mal que nos oprime y seguir así.”
El gentío acompañaba a Jesús, pero Bartimeo lo “seguía” por el camino, dejándolo todo para seguir a quien le ha facilitado la Luz verdadera.
Bartimeo se sentía profundamente agradecido. No era ese tipo de personas que una vez que reciben de Dios lo que desean ya no se acuerdan más de él. ¡De ninguna manera iba a dejar a su bendito benefactor!, así que se unió a él en el camino que le llevaba a Jerusalén.
Bartimeo había recibido la vista, y con ello había ganado su independencia; nunca más tendría que volver a mendigar. Era libre de su enfermedad, recuperó también su dignidad social, e incluso podía ir a Jerusalén a participar de la pascua como un judío más. Sin duda, para él esa pascua tuvo que ser muy especial, porque bien podía decir que había sido librado de la esclavitud en la que se había encontrado debido a su estado. Todo esto viene a confirmar e ilustrar las palabras que Jesús había dicho: “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”, de la que reflexionamos ayer.
Una gran verdad nos dice el Salmista. “El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo” A diferencia de los salmos anteriores, el Salmo 100no comienza con una declaración de la soberanía o el carácter de Dios. Comienza con la exhortación sencilla y directa a los habitantes de toda la tierra a alabar a Dios con regocijo. Este es un llamado a las naciones, que se extiende mucho más allá de las fronteras de Israel. Nos invita al agradecimiento y la alabanza, justos en reconocimiento de la bondad de Dios. Él es bueno en Sus planes, bueno en Su gracia, bueno en Su perdón, Su misericordia es buena y bueno en todos los aspectos de Su ser.
Textos Consultados:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2020/documents/papa-francesco_20200506_udienza-generale.html#:~:text=Mc%2010%2C46%2D52%20y,%2C%20%E2%80%9Chijo%20de%20Timeo%E2%80%9D.
- https://es.enduringword.com/comentario-biblico/salmo-100/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=30-05-2024
Palabra de Vida Mes de Mayo 2024. “Quien no ama, no ha conocido a Dios porque Dios es Amor.” 1Jn 4, 8
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.