Estamos iniciando Cuaresma, un tiempo donde la Iglesia nos invita a volver la mirada a Dios, un tiempo especial de perdón y reconciliación, purificación y renovación de la vida cristiana.
Se nos invita a vivir el camino hacia Jesús, de la propia conversión, de reflexionar sobre nuestra propia vida ante la de Él, recordando la caducidad y fragilidad de nuestra existencia.
Durante este camino, conocemos y apreciamos la Cruz de Jesús, ayudándonos ,de esta forma, a tomar la nuestra en nuestras vidas.
El Obispo David L. Ricken de Green Bay, Wisconsin, ex-presidente del Comité para la Evangelización y la Catequesis nos ofrece ” Diez cosas que debemos recordar en Cuaresma”: una de ellas es la Oración. Nos explica: “La Cuaresma es esencialmente un acto de oración extendido a lo largo de 40 días.Mientras oramos, iniciamos un caminar, uno que esperamos nos acerque más a Cristo y obre en nosotros un cambio por nuestro encuentro con él.”
El Papa Francisco, nos explica que “la oración es la medicina de la fe, el reconstituyente del alma. Pero es necesario que sea una oración constante. Si tenemos que seguir una cura para estar mejor, es importarte cumplirla bien, tomar los medicamentos en la forma correcta y a su debido tiempo, con constancia y regularidad”
A ella vamos a dedicarnos en este tiempo y junto con el Padre Solana , aprender acerca de esta gran herramienta de conversión .
La oración nos dice el sacerdote Solana es el cruce de caminos de la vida cristiana, en los que se cruzan la fe, la vida de los Sacramentos, la nueva vida que adquirimos con los Mandamientos, lo que nos llevará a una relación íntima, personal y amorosa con Dios, esto es la Oración.
En el CC No 2559-2565 nos habla de qué, Santa Teresita del Niño Jesús la define como un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría.
La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”(San Juan Damasceno)
También nos habla del la Oración como don de Dios , el padre Solana lo compara como flores de gratitud, belleza, perfume; lo más hermoso de la vida cristiana.
Dios nos invita a entrar en una relación con Él que es a la vez personal y se vive en comunidad. Él nos habla a través de su hijo, Jesucristo, la Palabra-hecha-carne. La oración es nuestra respuesta a Dios quien nos habla o, mejor aún, se revela Él mismo a nosotros. Por lo tanto, la oración no es simplemente un intercambio de palabras, sino que involucra al ser de toda la persona en una relación con Dios el Padre, a través de su Hijo, y en el Espíritu Santo. Nos dice el CC: “La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre.”
Si conocieras el don de Dios”(Jn 4, 10). La maravilla de la oración se revela precisamente allí, junto al pozo donde vamos a buscar nuestra agua: allí Cristo va al encuentro de todo ser humano, es el primero en buscarnos y el que nos pide de beber. Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él (San Agustín)
La oración es una alianza personalizada ; nadie me la puede decir o explicar más que Dios. El centro del ser humano es el corazón. Es el corazón el que ora. Si este está alejado de Dios, la expresión de la oración es vana., si no te amas no puedes orar, 1 Cor 13, nos habla de que si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada! Por eso es tan importante sanar nuestro corazón, explica el padre Solana.
La oración es cristiana en tanto en cuanto es comunión con Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo. Sus dimensiones son las del Amor de Cristo (cf Ef 3, 18-21).
El CC 2566, nos habla de que el hombre busca a Dios. Por la creación Dios llama a todo ser desde la nada a la existencia.
Así inicia de manera muy rudimentaria la Oracion, a través de su contacto con la naturaleza y con lo que le rodea y causa esa necesidad de relacionarse con algo o con alguien.
La naturaleza humana está hecha de tal manera, que sin Dios, hay mucho sufrimiento: “Toda la existencia humana es un grito hacia Ti, Señor”, nos dice Benedicto XVI. El ser humano, necesita de un punto de apoyo,una última protección. Consciente o inconscientemente, tiene ansia de Dios. Es un ser religioso.
Por la creación Dios llama a todo ser desde la nada a la existencia y todo ser humano tiene esa necesidad de relacionarse con algo trascendente.
San Agustín nos habla de esta necesidad de Dios. “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón está inquiero hasta que no esta en Tí”
El cristiano tiene sed de Dios y en el pasaje de la Samaritana, en Jn 4,7-24. Jesus habla con esta mujer de la sed, y pasa de la sed física a la sed espiritual, la sed de Dios , de unidad de belleza, de amor, de trascendencia la mujer no sabe como saciarla, solo Dios la puede saciar. “Si conocieras el don de Dios Si tan solo supieras el regalo que Dios y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.”
Jesús es el agua viva, esa que apaga la sed para siempre, comienza la conversación mendigando un sorbo de agua a la mujer. La mujer pone dificultades. Y Jesús dice: “el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”. La revelación progresiva del mismo Cristo: “yo soy”, el Mesías, el que habla contigo. El que beba del agua que yo le daré…
En el diálogo con la samaritana, Jesús la va llevando del agua material al agua del Espíritu. Jesús habla a la samaritana de adorar al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.
El CC en el 2567, nos dice:Dios es quien primero llama al hombre. Olvide el hombre a s u Creador o se esconda lejos de su Faz, corra detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberlo abandonado, el Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración, el caminar del hombre es siempre una respuesta. A medida que Dios se revela, y revela al hombre a sí mismo, la oración aparece como un llamamiento recíproco, un hondo acontecimiento de Alianza. A través de palabras y de actos, tiene lugar un trance que compromete el corazón humano. Este se revela a través de toda la historia de la salvación.
Esta iniciativa de Dios fiel, es el llamado a la Oración.
El ser humano es para Dios y necesita de Dios. Dios nos hizo seres apoyos para vivir en relación con El.
Mt 26, 41 nos dice: “Vigilar y orad porque el Espíritu está pronto pero la carne es débil.”.
La oración unifica nuestro ser de frente a lo que Dios nos diga que hagamos. Así elegiremos siempre el bien, esa es la gracia que nos da la Oración.
La oracion es un diálogo entre Dios y los hombres, a través del cual Él les invita a participar de Su vida personal, la Revelación se manifiesta desde el inicio con un carácter de “alianza” que da origen a una “historia de la salvación”.
Queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio. Después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación, con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras.
En su tiempo llamó a Abraham para hacerlo padre de un gran pueblo. Este comienza a cultivar una relación personal con Dios
Cuando Dios lo llama, Abraham se pone en camino “como se lo había dicho el Señor” (Gn 12, 4): todo su corazón “se somete a la Palabra” y obedece. La escucha del corazón a Dios que llama es esencial a la oración, las palabras tienen un valor relativo. Por eso, la oración de Abraham se expresa primeramente con hechos.
Este es el inicio de la oración, caracterizado por la escucha y obediencia de Abraham a Dios, como nos lo explica el CC 2570
Luego de varias pruebas la fe de Abraham madura y su relación con Dios se hace más confiada, pues como nos dice el CC 2571 “el corazón de Abraham está en consonancia con la compasión de su Señor hacia los hombres y se atreve a interceder por ellos con una audaz confianza (cf Gn 18, 16-33). Ya Abraham ha puesto su corazón en Dios.
Luego Dios le pide que sacrifique a su hijo Isaac , y la obediencia y fe en la prueba, Dios restablece la relación con la humanidad, con ello nos deja claro que la Oración es obediencia a Dios.
¿Por qué es tan agradable para Dios la obediencia? Porque prueba que realmente lo amas. Jesús dijo, “Si me aman, obedezcan mis mandamientos” (Juan 14:15
Luego aparece Jacob como imagen de la perseverancia en la Oración En el CC2573, se nos describe como Jacob lucha con un ser misterioso. (Gn 28, 10-22). El significado de esta historia es bastante amplio, pero podemos sacar de la lucha de Jacob con Dios, nos enseña sobre la importancia de la perseverancia y la determinación.
La tradición espiritual de la Iglesia ha tomado de este relato el símbolo de la oración como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia
lMoisés es la figura conmovedora de la oración de intercesión que tiene su cumplimiento en “el único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo-Jesús, hombre también” (1 Tm 2, 5).
En el CC 2575 vemos como aquí, Dios interviene, el primero. Llama a Moisés desde la zarza ardiendo (cf Ex 3, 1-10) para enviarlo, para asociarlo a su compasión, a su obra de salvación. Hay como una imploración divina en esta misión, y Moisés, después de debatirse, acomodará su voluntad a la de Dios salvador. Pero en este diálogo en el que Dios se confía, Moisés aprende también a orar: rehúye, objeta, y sobre todo interroga; en respuesta a su petición, el Señor le confía su Nombre inefable que se revelará en sus grandes gestas.
Y en el 2576, encontramos la oración de Moisés como modelo de la oración contemplativa gracias a la cual el servidor de Dios es fiel a su misión. “Dios hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo” (Ex 33, 11)
Moisés “conversa” con Dios frecuentemente y durante largo rato, subiendo a la montaña para escucharle e implorarle, bajando hacia el pueblo para transmitirle las palabras de su Dios y guiarlo. “Él es de toda confianza en mi casa; boca a boca hablo con él, abiertamente” (Nm 12, 7-8), porque “Moisés era un hombre humilde más que hombre alguno sobre la haz de la tierra” (Nm 12, 3).
De esta intimidad con el Dios fiel, lento a la ira y rico en amor (cf Ex 34, 6), Moisés ha sacado la fuerza y la tenacidad de su intercesión. No pide por él, sino por el pueblo que Dios ha reunido. Moisés intercede ya durante el combate con los amalecitas (cf Ex 17, 8-13) o para obtener la curación de María (cf Nm 12, 13-14). Pero es sobre todo después de la apostasía del pueblo cuando “se mantiene en la brecha” ante Dios (Sal 106, 23) para salvar al pueblo (cf Ex 32, 1-34, 9). Los argumentos de su oración (la intercesión es también un combate misterioso) inspirarán la audacia de los grandes orantes tanto del pueblo judío como de la Iglesia. Dios es amor, por tanto es justo y fiel; no puede contradecirse, debe acordarse de sus acciones maravillosas, su gloria está en juego, no puede abandonar al pueblo que lleva su Nombre.
Dios le va a mostrar una serie de expresiones, mediante las cuales El se va a comunicar con el pueblo y el pueblo con Dios.
El pueblo entra a la tierra prometida y después de un periodo de varios acontecimientos con el Arca de la Alianza, llega David y consigue el regreso del Arca aunque la construcción del Templo que él quería para colocarla no lo puedo hacer. El arca de la alianza fue colocada por su hijo en el mismo centro del Templo de Salomón.
David es por excelencia el rey según el corazón de Dios. Es inspirado por Dios el primer profeta de la oración judía y cristiana. Como profeta que ve, entiende y ora con Dios, El le inspira como quiere que le hablemos a El y esto se refleja en los Salmos.Dios a través de David, nos enseña como quiere que le oremos, esto porque Dios sabe que nuestra oración a El nos hace bien a todos.
Los salmos van a modelar la vida de todas las generaciones, han modelado la vida de la Iglesia y de muchas familias. En el CC 2580, nos habla de la oración de Dedicación del Templo, la cual se apoya en las promesas de Dios y su Alianza y dice. “La oración de la Dedicación del Templo (cf 1 R 8, 10-61) se apoya en la Promesa de Dios y su Alianza, la presencia activa de su Nombre entre su Pueblo y el recuerdo de los grandes hechos del Exodo. El rey eleva entonces las manos al cielo y ruega al Señor por él, por todo el pueblo, por las generaciones futuras, por el perdón de sus pecados y sus necesidades diarias, para que todas las naciones sepan que Dios es el único Dios y que el corazón del pueblo le pertenece por entero a El. Y en el 2581 Vemos como se resalta la importancia del Templo como lugar Oración, lugar de de Encuentro con Dios. “ Para el pueblo de Dios, el Templo debía ser el lugar donde aprender a orar: las peregrinaciones, las fiestas, los sacrificios, la ofrenda de la tarde, el incienso, los panes de “la proposición”, todos estos signos de la santidad y de la gloria de Dios, Altísimo pero muy cercano, eran llamamientos y caminos para la oración”
Nos explica el padre Solana que el Rosario es una especie de de salmodia que nos permite contemplar la vida de Jesús.
En el 2587 se nos habla del Salterio en el que nos indica el padre Solana: “la Biblia se convierte Oración; hecho y palabras son la que van revelando la Obra de Dios
En el 2588 y 2589 nos presenta característica que hacen de los Salmos una Oración por excelencia; “Las múltiples expresiones de oración de los Salmos se hacen realidad viva tanto en la liturgia del templo como en el corazón del hombre. Tanto si se trata de un himno como de una oración de desamparo o de acción de gracias, de súplica individual o comunitaria, de canto real o de peregrinación, o de meditación sapiencial, los salmos son el espejo de las maravillas de Dios en la historia de su pueblo y en las situaciones humanas vividas por el salmista. Un salmo puede reflejar un acontecimiento pasado, pero es de una sobriedad tal que verdaderamente pueden orar con él los hombres de toda condición y de todo tiempo.
Hay unos rasgos constantes en los Salmos: la simplicidad y la espontaneidad de la oración, el deseo de Dios mismo a través de su creación, y con todo lo que hay de bueno en ella, la situación incómoda del creyente que, en su amor preferente por el Señor, se enfrenta con una multitud de enemigos y de tentaciones; y que, en la espera de lo que hará el Dios fiel, mantiene la certeza del amor de Dios y la entrega a la voluntad divina. La oración de los salmos está siempre orientada a la alabanza; por lo cual, corresponde bien al conjunto de los salmos el título de “Las Alabanzas”. Recopilados los salmos en función del culto de la Asamblea, son invitación a la oración y respuesta a la misma: “Hallelu-Ya!” (Aleluya), “¡Alabad al Señor!”
Los Salmos son la Oración de todos los cristianos
En el Salmo 18 de la Eucaristía de este lunes le decimos al Señor. “Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz Señor que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación”. Y en una de las platicas de esta peregrinación el padre Solana nos decía: “Mi corazón es el centro de mi alianza con Dios”.
En la homilia el padre Solana no invito a meditar en el evangelio de San Juan, el evangelio de los vasos comunicantes. Aclaro acerca de este principio de la física que ejemplifica cómo las cosas se nivelan, buscando siempre un punto medio y tiene una relación directa con las leyes del diario vivir. San Juan nos dice: “como el Padre me amó , así yo los amo a ustedes”. Entonces, como nos explicaba el sacerdote, si mi corazón está en paz la relación con mi prójimo y con Dios será maravillosa. La oración es el fruto de el estado de mi vida entera hacia Dios.
Otro gran referente de la oracion es Elías , de quien hace referencia el CC 2581-2582 , como el padre de los profetas, de la raza de los que buscan a Dios, de los que van tras su rostro (cf Sal 24, 6). Su nombre, “El Señor es mi Dios”, anuncia el grito del pueblo en respuesta a su oración sobre el monte Carmelo (cf 1 R 18, 39). Santiago nos remite a él para incitarnos a orar: “La oración ferviente del justo tiene mucho poder” (St 5, 16; cf St 5, 16-
La Sagrada Escritura nos dice que Elías era un hombre íntegro, de fe cristalina, incapaz de compromisos mezquinos. Y no obstante las pruebas difíciles que tuvo que afrontar, permaneció siempre fiel a Dios. La oración era su fuerza vital: ésta le permitió defender el primado de Dios ante los falsos profetas de Baal, en el Monte Carmelo; y lo hizo también consciente de sus propias fragilidades. Elías era un contemplativo, pero sin desentenderse de las situaciones concretas de su tiempo. Él nos enseña que en la vida de oración no puede existir separación: el fruto de la intimidad con el Señor en la oración, no puede ser otro que el amor concreto a los hermanos y hermanas, a los que Jesús nos envía. La oración y la caridad hacia el prójimo van de la mano.
La vivencia de Elías nos revela que la oración pasa por un camino de crecimiento, que a él lo condujo a la experiencia de un encuentro personal con Dios, que se le manifestó en el signo humilde del «murmullo de una brisa suave», y le devolvió la calma y la paz a su corazón cansado.
La oración es una gran bendición, y se nos promete que el Padre Celestial siempre está escuchando; sin embargo, reconocer Sus respuestas con frecuencia requiere algo de esfuerzo
Mark Batterson en su libro Susurro, nos dice que aprender a oír la voz de Dios, es la solución a mil problemas… Vivimos en una cultura en la que todos queremos hacernos oír, aunque tengamos muy poco que decir. Y eso se debe a que no nos dedicamos a escuchar, sobre todo. Dios… Para encontrar nuestra voz ¡primero tenemos que escuchar su voz! … Dios tiene su propia voz y no teme usarla. Pero cuando quiere que lo oigamos, cuando lo que tiene que decir es demasiado importante como para que nos lo perdamos, Dios suele hablarnos e n un murmullo, un susurro.
Acabamos de decir que El Señor se le manifestó a Elías en el signo humilde del «murmullo de una brisa suave». Volviendo con Betterson, afirma que en general se susurra o murmura cuando se quiere guardar en secreto. No hay forma más íntima de comunicarse. Y parece que es el método preferido de Dios.
Si alguien te habla en susurros, tendrás que acercarte mucho para oírlo. De hecho tendrás que acercar tu oreja a su boca. Tenemos que acercarnos al susurro y eso es lo que Dios quiere. El objetivo al oír la voz de Dios, so solo es que oigamos su voz, sino que tengamos intimidad con el Padre Celestial. Por eso, es que habla en susurro, en murmullo . Quiere estar tan cerca de ti como sean divinamente posible, puesto que te ama, le gusta estar así contigo.
Nos invita el autor a hacer una oración muy antigua que cambió la vida de Samuel, pero nos advierte que antes debemos estar dispuestos a escuchar lo que Dios tiene que decirte. Es una oración más fácil de decir que de hacer. Esta es la oracion de seis palabras que puede cambiar tu vida.: “Habla Señor que tu siervo escucha”.
Canción
https://youtu.be/QkGGnqkj0xo?si=zXU8cBflhwWBNgAc
Fuentes:
Catecismo de la Iglesia Católica
Libro Susurro, Mark Batterson.
Peregrinación Virtual de Cuaresma 2024Magdalahttps://www.magdala.org › …
https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p4s1c1_sp.html
https://www.usccb.org/es/prayer-and-worship/prayers-and-devotions/prayers/que-es-la-oracion.cfm
https://www.ewtn.com/es/catolicismo/biblioteca/capitulo-primero-la-revelacion-de-la-oracion-15432
https://www.usccb.org/es/prayer-and-worship/liturgical-year/lent/journey-to-t
https://nuevahumanidad.org/libros/las-senales-de-la-vida/senal-4/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.