https://youtu.be/L7gzrQTXuZM?si=QMjL5DZwA8iiXnss
- Num 6, 22-27
- Sal 66
- Gal 4, 4-7
- Lc 2, 16-21
Que El Señor les conceda un Buen Año 2024 es mi mayor deseo y mi manera de agradecerles por seguir esta página que con tanto cariño trato de mantener activa para llevar a todos la Buena Nueva.
Hoy que celebramos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, la liturgia nos invita a meditar en la importancia de ella en el plan de Redención. Hoy la virgen creyente se convierte por la fe en Madre de Dios y la bendita se convierte en fuente de bendición para nosotros. Invocamos el nombre del Señor y El nos bendice y con el Salmista lo alabamos , y le rendimos honor e imploramos su bendición.
Jesús, el hijo de María es el mismo Hijo de Dios. Hoy confesamos nuestra fe en Maria, a la que invocamos llamándola “Madre de Dios”, y con la firme convicción de que el hijo nacido de sus entrañas es Hijo de Dios, nacido en la carne, como dice San Pablo: “Nacido bajo la ley para rescatar a los que estaban bajo la ley para que recibiéramos el ser hijos de Dios por adopción”. No se podía soñar una bendición mayor, una dignidad superior: hijos en el Hijo; herederos de Dios, coherederos con Cristo, de la gloria propia de Dios.
Cuando los acontecimientos de la historia nos hacen temer lo peor, cuando las noticias de actualidad nos hacen presagiar toda clase de problemas y sufrimientos, ¡qué importante es que podamos recordar que más allá de estas circunstancias, en cuanto a lo que somos y estamos llamados a ser, realmente solo estamos bendecidos!
Nosotros como los pastores, pequeños pobres y pecadores, no alcanzamos a entender ni siquiera mínimamente el misterio que se esconde en el niño Dios, pero nos llenamos de alegría, sabiendo que de él nos viene la salvación, que en la ciudad de David nos ha nacido un salvador, el mesías, el Señor.
También celebra hoy la Iglesia la Jornada Mundial de la Paz. Se ha escogido el tema “Inteligencia Artificial y Paz” porque el notable progreso realizado en el campo de las inteligencias artificiales tiene un impacto cada vez más profundo en la actividad humana, la vida personal y social, la política y la economía. Y el texto que se ha escogido del libro de los Números, está orientado, hoy especialmente, sobre la bendición que se pide a Dios. Esa bendición es la paz. En las lenguas semitas, con la raíz shlm —de donde deriva shalom-paz— se indica una dimensión elemental de la vida humana, sin la cual ésta pierde gran parte de su sentido, si no todo. Con la palabra paz se indica “lo completo, íntegro, cabal, sano, terminado, acabado, colmado”. La paz, así entendida, designa todo aquello que hace posible una vida sana armónica y ayuda al pleno desarrollo humano.
Pablo en el texto de la segunda lectura, nos hace ver que no seguimos a Dios porque se nos imponga sino porque su amor no se puede igualar, nos lo explica diciendo que “Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley”: he aquí el objetivo de la encarnación y el sentido de la navidad para Pablo. Es algo que se respira en toda la carta. Y muy especialmente en este texto donde inmediatamente antes describe el tiempo anterior a Cristo como un estar sometidos a un “pedagogo” (la ley), porque no quedaba más remedio. Pero Dios, como Padre, tiene prevista otra cosa bien diferente, hacernos sus hijos y herederos por su Voluntad.
Lucas nos presenta el “encuentro” de los pastores “con el Niño”, el cual está acompañado de María, su Madre, y de José. La discreta presencia de José sugiere la importante misión de ser custodio del gran misterio del Hijo de Dios. Todos juntos, pastores, María y José, «con el Niño acostado en el pesebre», son como una imagen preciosa de la Iglesia en adoración.
“El pesebre”: Jesús ya está ahí puesto, en una velada alusión a la Eucaristía, acerquémonos na recibirlo para que sea nuestro compañero, guía y protector. ¡Es María quien lo ha puesto!
Lucas habla de un “encuentro”, de un encuentro de los pastores con Jesús. En efecto, sin la experiencia de un “encuentro” personal con el Señor no se da la fe. Sólo este “encuentro”, el cual ha comportado un “ver con los propios ojos”, y en cierta manera un “tocar”, hace capaces a los pastores de llegar a ser testigos de la Buena Nueva, verdaderos evangelizadores que pueden dar «a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño». Acerquémonos a la Eucaristía para con la Gracia sacramental, ser impulsados también nosotros y anunciar la Misericordia de Nuestro Dios.
Se nos señala aquí un primer fruto del “encuentro” con Cristo: «Todos los que lo oyeron se maravillaban». Hemos de pedir la gracia de saber suscitar esta misma experiencia de admiración hacia el encuentro con el Señor, en aquellos a quienes anunciamos el Evangelio.
Hay todavía un segundo fruto de este encuentro: «Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto». La adoración del Niño les llena el corazón de entusiasmo por comunicar lo que han visto y oído, y la comunicación de lo que han visto y oído los conduce hasta la plegaria de alabanza y de acción de gracias, a la glorificación del Señor.
María, maestra de contemplación —«guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón», nos da Jesús, cuyo nombre significa “Dios salva”. Su nombre es también nuestra Paz. ¡Acojamos en el corazón este sagrado y dulcísimo Nombre y tengámoslo frecuentemente en nuestros labios!
Termino con la reflexión del Papa Francisco: “Ocho días atrás resonó el anuncio angélico: “Gloria a Dios y paz a los hombres”. Hoy lo acogemos nuevamente de la madre de Jesús que “custodiaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”, para hacer de esto nuestro empeño en el curso del año que se abre. […] El Espíritu Santo actúe en los corazones, derrita lo que está cerrado y las durezas y nos conceda volvernos tiernos delante de la debilidad del Niño Jesús. La paz de hecho, necesita de la fuerza de la mansedumbre, la fuerza no violenta de la verdad y del amor. En las manos de María, Madre del Redentor, ponemos con confianza filial todas nuestras esperanzas.
A ella que extiende su maternidad a todos los hombres, le confiamos el grito de paz de las poblaciones oprimidas por la guerra y la violencia, para que el coraje del diálogo y de la reconciliación prevalga sobre las tentaciones de la venganza, de la prepotencia, y de la corrupción.
A ella le pedimos que el evangelio de la fraternidad, anunciado y testimoniado por la Iglesia, pueda hablar a cada conciencia y abatir las murallas que impiden a los enemigos reconocerse como hermanos.”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://es.catholic.net/op/articulos/11775/cat/330/maria-guardaba-todo-en-su-corazon.html#modal
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/01/01/la-gloriosa-y-bendita-nos-bendice/
Palabra de Vida Mes de Diciembre 2023
““Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús” (Primera Carta a los Tesalonicenses, 5, 16-18) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.