- 2 Mc 7,1. 20-31
- Sal 16
- Lc 19, 11-28
Hoy en la liturgia encontramos a Jesús confiándonos sus bienes del para que los hagamos rendir. Ello debería motivarnos para practicar las más altas virtudes cristianas como la esperanza en la Vida Eterna y la perseverancia y fidelidad a Dios, como nos lo muestra la primera lectura, en la que nos presenta la resistencia heroica de la madre y sus siete hijos en el martirio, por permanecer fieles a la Ley que Dios les ha dado. Esta tiene una intención que va más allá de poner de relieve la idea de la retribución de los justos después de la muerte; expone con claridad la resurrección la vida eterna, “El, por su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley”. La idea de algo más allá de la realidad temporal de la vida se va haciendo camino en la fe de los judíos. El núcleo del cristianismo, la muerte y resurrección de Jesús, le darán luego plenitud y su sentido más profundo.
Esta es una gran lección para tantos de nosotros que le volvamos la espada a nuestro amado Señor, por cosas tan insignificantes como pudiera ser un programa de televisión, una película, una conversación. ¿Qué pasaría, me he preguntado con frecuencia, si hoy le tocara de nuevo a nuestra Iglesia volver a vivir una persecución como la que vivió la primera comunidad? ¿Qué pasaría con nosotros los cristianos? ¿Seríamos capaces de responder como hemos visto hacerlo a esta familia? ¿Nuestras propias madres serán quienes nos den la fuerza y el valor para no retraer nuestro cuello de la guillotina? Es importante que hoy revisemos este aspecto de nuestra vida y veamos ¿Qué tanto amamos a Dios?
Para ayudarnos a dar una respuesta realmente comprometida con el Señor, el Salmo nos ofrece la confianza y protección en Dios, en él, el salmista expresa su devoción y dependencia del Señor y declara que solo en Dios encuentra seguridad y alegría.
Del texto del evangelio nos indica el Papa Francisco: “El significado es claro. El hombre de la parábola representa a Jesús, los siervos somos nosotros y los talentos son el patrimonio que el Señor nos confía. ¿Cuál es el patrimonio? Su Palabra, la Eucaristía, la fe en el Padre celeste, su perdón… en definitiva, tantas cosas, sus más preciosos bienes. Este es el patrimonio que Él nos confía. ¡No sólo para custodiar, sino para multiplicar! Mientras en el lenguaje común el término “talento” indica una notable cualidad individual – por ejemplo, talento en la música, en el deporte, etcétera –, en la parábola los talentos representan los bienes del Señor, que Él nos confía para que los hagamos rendir.
Jesús no nos pide que conservemos su gracia en una caja fuerte! No nos pide esto Jesús, sino que quiere que la usemos para provecho de los demás. Todos los bienes que hemos recibido son para darlos a los demás, y así crecen. Es como si nos dijese: ‘Aquí está mi misericordia, mi ternura, mi perdón: tómalos y úsalos abundantemente’. Y nosotros ¿qué hemos hecho con ellos? ¿A quién hemos “contagiado” con nuestra fe? ¿A cuántas personas hemos animado con nuestra esperanza? ¿Cuánto amor hemos compartido con nuestro prójimo? Son preguntas que nos hará bien hacernos.
Cualquier ambiente, también el más lejano e impracticable, puede convertirse en un lugar donde hacer rendir los talentos. No existen situaciones o lugares excluidos a la presencia y al testimonio cristiano. El testimonio que Jesús nos pide no está cerrado, está abierto, depende de nosotros.“
Hoy celebramos la memoria de Santa Cecilia, mártir del siglo VI y patrona de la música. En honor a ella quisiera “leer” esta parábola en clave musical. Jesús nos habla de “producir”, dar rendimiento a todo lo que nos ha dado, que es el don de la fe y el mandato de anunciarlo, vivir el mandamiento del amor y crear fraternidad. El secreto está en cómo mantener ese Sí que le hemos dado a Dios, como creyentes, de una forma permanente en el tiempo, que nuestro sí sea un Si sostenido. En música, la nota Si no puede ser alterada con un “sostenido (cuyo efecto es subir medio tono), porque dejaría de ser Si y ya sería Do. Es un buen ejemplo para significar que nuestro Si ha de convertirse, con la fidelidad del día a día, en Don, un don para todos, para Dios, para el Reino.
¿Cuál es la clave de esa espera, qué me toca hacer a mí, concretamente? Simplemente, ser don, darse todos y cada uno de los días de tu vida.
No dudemos en poner a trabajar nuestras capacidades para construir un Reino en donde haya más paz, más justicia y más amor. Dios está con nosotros para hacer la parte difícil. ¡Ánimo!
“ Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes”. Ef, 13.13
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.google.co.cr/search?q=salmo+16+explicacion+cat%C3%B3lica&ie=UTF-8&oe=UTF-8&hl=es-cr&client=safari
- https://es.catholic.net/op/articulos/10447/cat/347/muy-bien-siervo-bueno-has-sido-fiel-siempre.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/22-11-2023/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=22-11-2023
Palabra de Vida Mes de Noiembre 2023
“Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas» 1 Tes 5, 5-6 https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida. Octubre 2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.