- Num 21, 4-9; o bien Filp 2, 6-11
- Sal 77
- Jn 3, 13-17
Hoy que celebramos la Fiesta de la Santa Cruz, quisiera iniciar esta reflexión con un mensaje del Papa Francisco en el que nos explica que “la cruz de Jesús nos enseña que en la vida hay fracaso y victoria, y a que no temamos a los “malos tiempos”, que pueden ser iluminados por la misma cruz, signo de la victoria de Dios sobre el mal. Un mal, Satanás, que está destruido y encadenado, pero “sigue ladrando”, y si te acercas a acariciarlo “te destruirá.
Contemplar la cruz, signo del cristiano, explica el Papa, es para nosotros contemplar un signo de derrota pero también un signo de victoria. En la cruz “todo lo que Jesús había hecho en la vida” fracasa, y toda la esperanza de la gente que siguió a Jesús, termina.
“No tengamos miedo de contemplar la cruz como un momento de derrota, de fracaso. Cuando Pablo reflexiona sobre el misterio de Jesucristo, nos dice cosas fuertes, nos dice que Jesús se vació de sí mismo, se aniquiló, se volvió pecado hasta el final, asumió todo nuestro pecado, todo el pecado del mundo: era un “trapo”, un hombre condenado. Pablo no tuvo miedo de mostrar esta derrota e incluso esto puede iluminar nuestros momentos feos, nuestros momentos de derrota, pero también la cruz es un signo de victoria para nosotros los cristianos.
Para nosotros es difícil el camino de la libertad. Asumir los cansancios y frustraciones que se dan en la vida llevan muchas veces a la desesperanza y la apatía. Surge la tentación de pensar que la cosas serían mejor si renunciáramos a ser libres.
Esta es la experiencia que nos trasmite el relato del pasaje del libro de los Números en este día. El pueblo en el desierto está cansado y desesperanzado. Empiezan las quejas y reproches. No hay horizonte, entonces la vida pierde su sentido. Las serpientes, propias del desierto, se vuelven manifestación de que se ha tocado fondo.
Pero es precisamente allí donde vuelve a aparecer la presencia y acción de Dios, el Dios de la vida y la libertad. Poner la mirada en la serpiente de bronce es volver a poner el corazón en Dios, es dejarnos salvar por Él; Es permitir que sea su fuerza la que nos sostenga en nuestra debilidad y vulnerabilidad, ayudándonos a sanar, a ponernos en pie y seguir camino.
Como dicen los Padres de la Iglesia, Satanás “vio a Jesús tan deshecho, desgarrado y como el pez hambriento que va a la carnada atada al anzuelo, fue allí y se tragó a Jesús. “Pero en ese momento él, se tragó también a la divinidad porque era la carnada atada al anzuelo con el pez”. “En aquel momento, comenta el Papa Francisco, “Satanás es destruido para siempre. No tiene fuerza. La cruz, en ese momento, se convirtió en un signo de victoria.
Nuestra victoria es la cruz de Jesús, la victoria ante nuestro enemigo, la gran serpiente antigua, el gran acusador. En la cruz, subraya el Pontífice, “fuimos salvados, en ese recorrido que Jesús quiso hacer hasta lo más bajo, pero con la fuerza de la divinidad”.
“Jesús le dice a Nicodemo: “Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí”. El Señor se ha encarnado para abrirnos las puertas del cielo y llevarnos a el. Por ello, se alzará en la Cruz como el estandarte que Dios mando hacer a Moisés y salvó a los judíos curándoles de las picaduras de las serpientes y librándoles de la muerte. Mirar, creer y acoger la Cruz de Cristo y su resurrección en nuestra vida nos cura y nos libera del veneno de las picaduras del mal, el pecado, en el que caemos y obramos, y que nos lleva a luna vida de muerte.
Jesús levantado y Satanás destruido. La cruz de Jesús debe ser para nosotros la atracción: tenemos que mirarla, porque es la fuerza para seguir adelante.
La celebración de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, es una oportunidad de renovar la mirada, abrir el corazón y asumir los desafíos de la vida. Como Santo Domingo podemos abrazar la cruz para dejarnos impregnar por el amor que salva, cura y da vida. «Y en cada una de nuestra “muertes” cotidianas, libremente aceptadas por amor, se va produciendo una mayor simplificación y unificación de la vida, liberando el corazón de quejas estériles, de angustias sin sentido y de fantasías infecundas.» (Víctor Manuel Fernández).
Que abrazar la cruz de Cristo nos haga capaces compartir otras cruces, que nos hagan salir de nuestros egoísmos y sepamos cuidar a contener con gestos, acciones y palabras que abran a la esperanza y a la vida.
”No olvidemos las hazañas del Señor”, nos dice el Salmista. No olvidemos desear el cielo, esperarlo y caminar hacia el. No nos olvidemos de Dios, de su voluntad, de su misión para con nosotros y de su realización plena en la vida eterna.
No olvidemos tener la perspectiva del cielo que hemos adquirido por la fe en Cristo, que se está haciendo efectiva en nosotros día a día nuestra salvación; nuestra respuesta a esta gracia con nuestra vida entregada al seguimiento de Cristo, viviendo el mandamiento del amor.
Término con la Antífona (Gal 6, 14): “Que nuestro único orgullo sea la Cruz de nuestro Señor Jescristo, porque en Eñ tenemos la salvación, la vida y la Resurrección, y por El hemos sido salvados y redimidos.”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/09/14/no-olvides-2/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vaticannews.va/es/papa-francisco/misa-santa-marta/2018-09/papa-santa-marta-la-cruz-ensena-a-no-temer-las-derrotas.html
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2023
“Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar” (Salmo 145, 2). https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/#:~:text=Septiembre%202023&text=%E2%80%9CD%C3%ADa%20tras%20d%C3%ADa%20te%20bendecir%C3%A9,(Salmo%20145%2C%202). https://ciudadnueva.com.ar/julio-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.