La Antífona de Entrada (Sab 11.23. 24.26) resume el mensaje que el Señor quiere darnos en esta Celebración de las Témporas penitenciales: “ Señor tu tienes misericordia de todos y nunca odias a tus creaturas; borras los pecados de los hombres que se arrepienten, y los perdonas, porque tú, Señor, eres nuestro Dios.
El texto de Ezequiel (18. 21-23. 30-32. “” Si el malvado se aparta de todos los pecados cometidos, se dedica a observar todos mis mandamientos y se comporta de acuerdo al derecho y a la justicia, vivirá y no morirá; se echarán al olvido todos los crímenes que cometió y, debido a la justicia que haya practicado, vivirá. ¿Creen ustedes que me gusta la muerte del malvado? dice Yavé. Lo que me agrada es que renuncie a su mal comportamiento y así viva.
Juzgaré a cada uno de ustedes de acuerdo a su comportamiento, gente de Israel, dice Yavé. Corríjanse y renuncien a todas sus infidelidades, a no ser que quieran pagar el precio de sus injusticias. Lancen lejos de ustedes todas las infidelidades que cometieron, háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo; ¿o es que quieren morir, gente de Israel? A mí no me gusta la muerte de nadie -palabra de Yavé-; conviértanse y vivirán”.
Sin duda alguna, nos está enseñando que nunca es demasiado tarde para alejarnos de nuestros pecados y seguir a Dios.
Dios nos perdona, si nos arrepentimos ; El quiere que nos alejemos de nuestros pecados y lo sigamos. Siempre debemos esforzarnos por obedecer las leyes de Dios, y Él nos ayudará a vivir vidas rectas.
Arrepentimiento-conversión interior, es lo que nos pide el Señor: “Arrepiéntanse de todas las infidelidades que han cometido, estrenen un corazón nuevo y un espíritu nuevo… “. Busquemos el Sacramento de la Confesión, creo que este sería un acto muy significativo para iniciar el Adviento.
El texto del evangelio: Mc 1. 1-8-14-15: “Este es el comienzo de la Buena Nueva de Jesucristo (Hijo de Dios).En el libro del profeta Isaías estaba escrito: «Ya estoy para enviar a mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Escuchen ese grito en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.» Es así como Juan el Bautista empezó a bautizar en el desierto. Allí predicaba bautismo y conversión, para alcanzar el perdón de los pecados. Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán.
Además de la piel que tenía colgada de la cintura, Juan no llevaba más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre. Juan proclamaba este mensaje: «Detrás de mí viene uno con más poder que yo. Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias, aunque fuera arrodillándome ante él.» Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo.»
Después de que tomaron preso a Juan, Jesús fue a Galilea y empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios. 15. Decía: «El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Cambien sus caminos y crean en la Buena Nueva.”
Este texto nos deja tres enseñanzas concretas:
1- El arrepentimiento de los pecados. Es parte esencial de la voz profética bíblica: la tragedia nacional es consecuencia de la abundancia del pecado. El pueblo adora a Dios, pero no cumple sus mandatos. ¿Cuáles mandatos? “Defended al débil y al huérfano; haced justicia al menesteroso, librad al afligido y al necesitado; ¡libradlo de manos de los impíos!” (Sal 82:3-4). El mandato de justicia y paz recorre toda la biblia, desde su inicio hasta su final. Sin arrepentimiento no hay redención. Todos conocemos bien el destino trágico de la voz profética de Juan el Bautista, al denunciar con vigor los desmanes inmorales del rey Herodes. La gracia no es barata, diría otro profeta, esta vez del siglo veinte, Dietrich Bonhoeffer.
2- El bautismo como acción pública que expresa dramáticamente el arrepentimiento y la determinación de vivir de manera diferente. La voluntad de asumir los riesgos que conlleva la obediencia a la voluntad divina. Es un rito de limpieza de pecados y renovación integral. Si la confesión de pecados mira con contrición el pasado, el bautismo se adelanta al futuro con esperanza.
3- El anuncio de la nueva liberación. Juan el bautista es la encarnación de la humildad. Reconoce su papel de precursor, pero también que él no es el gestor de la redención. “Viene tras mí el que es más poderoso que yo… Yo a la verdad os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo” (vv. 7-8). Ya falta poco, afirma, para que el Ungido, el Mesías de Dios, altere radicalmente la historia humana. Esa es la gran esperanza que anida hondamente en nuestra celebración del Adviento
Con la Oración Colecta pidamos al Señor Todopoderoso y lleno de ternura, que arranque de nuestro corazón lágrimas de arrepentimiento, para que podamos llorar nuestros pecados y merezcamos, por su Misericordia, alcanzar el perdón.
“El Reino de Dios está cerca, dice el Señor, arrepiéntanse y crean en el Eangelio.” Mc 1, 15.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.