https://youtu.be/Ixt0Z19YYEg
- Gal 5, 18-25
- Sal 1
- Lc 11, 47-54
En la liturgia de hoy, el Señor con toda razón nos llama a muchos de nosotros “Insensatos”, pues como afirma el Papa Francisco: “Jesús condena a las personas que tienen buenas maneras pero malos hábitos», porque una cuestión es «aparentar ser buenos y hermosos» y otra cosa es la verdad interior. Del mismo modo, no sirve estar vinculados exclusivamente a la letra de la ley, porque «la ley por sí misma no salva. La ley salva cuando te conduce a la fuente de la salvación»
Nos dice San Pablo hoy que “Cristo nos ha liberado para que seamos libres, pero libres” no libertinos o liberales, esas son dos cosas distintas . Y es que no podemos dejar pasar por alto, lo que le ha costado a Dios nuestra libertad. Es por eso, que la libertad de nosotros sus Hijos, nos debe llevar a cumplir la Voluntad de Dios, “sin cesar y para siempre como nos dice el Salmista y a caminar por el camino ancho, ese es el Camino que el Señor nos ha dejado, nosotros lo hacemos estrecho cuando no seguimos sus preceptos. Aclaró, hablo de preceptos, no ritualismos que es por lo que el fariseo del evangelio de hoy se gana el título de insensato.
Pablo, al escribir a los Gálatas, quiere abordar una situación que le preocupa: entre los cristianos de Galacia, hay algunos de mentalidad judaizante que quieren imponer a los bautizados ciertos ritos judíos como por ejemplo la circuncisión. Para Pablo la cuestión es muy seria, porque en el fondo lo que está en juego es el mensaje central del Evangelio: la salvación es fruto de la Gracia de Dios, a través de la muerte de Cristo, y no del cumplimiento de la Ley.
Es por eso, que en el texto de hoy, el apóstol plantea esta cuestión desde la clave de la libertad. Porque exigir el cumplimento de la ley para obtener la salvación, no es sino vivir esclavos de esa ley; esclavos de una mentalidad que introduce al ser humano en un camino falso.
Sin embargo, la libertad que nosotros vivimos no es aún completa, aún no es pura ni plena porque todavía no estamos en la eternidad. Conservamos en parte la debilidad y en parte hemos alcanzado la libertad. Todos nuestros pecados han sido borrados en el bautismo, pero ¿acaso ha desaparecido la debilidad después de que la iniquidad ha sido destruida? Si aquella hubiera desaparecido, se viviría sin pecado en la tierra. ¿Quién osará afirmar esto sino el soberbio, el indigno de la misericordia del liberador? … Más, como nos ha quedado alguna debilidad, me atrevo a decir que, en la medida en que sirvamos a Dios, somos libres, mientras que en la medida en que sigamos la ley del pecado somos esclavos.
En el evangelio, hemos visto como el fariseo se sorprende porque Jesús no se lava las manos antes de comer, que era una costumbre casi elevada al rango de ley para los judíos, pero en el fondo un precepto humano. Con esto el señor demuestra dos cosas. Lo primero, que lavarse las manos no es una ley divina De ser así, Cristo jamás desobedecería la voluntad del Padre. Además. quiere mostrar su libertad frente a lo que son normas y preceptos humanos, y de este modo ayudarle a descubrir dónde está la verdadera libertad del hombre, que es precisamente en el cumplimiento de la voluntad del Padre. Es decir, en la entrega de la propia voluntad a la voluntad de Dios
Una cosa que no nos ayuda a crecer en santidad es el maximizar lo que quizás no es importante y minimizar lo que sí lo es. Hoy en día, como en el tiempo de Jesús, se le da mucha importancia a la “exterioridad”.
Cuando nos quedamos en ver sólo lo exterior de las situaciones, cuando no somos capaces de ponernos en la piel de la otra persona, cuando la encasillamos a través de un pequeño juicio que nos parece inicuo pero que casi siempre suele tener un cierto aire despectivo, cuando nos enredamos en pequeñas guerras a propósito de los comportamientos de los demás que nos sorprenden, porque no responden a lo que para nosotros sería lo correcto, siento que nos incapacitamos para ver en profundidad a la persona, para amarla, para valorarla; nos incapacitamos para ver el corazón de las cosas, lo esencial de las personas, la maravilla interior que se nos escapa, la tierra sagrada y misteriosa que es el otro.
Es el mismo concepto, aclaró el Papa, que emerge de la primera lectura de la liturgia, tomada de la carta en la que Pablo discute con los Gálatas (5, 1-6) porque ellos, «muy apegados a la ley, tuvieron miedo de la fe y volvieron a las prescripciones de la ley» respecto a la circuncisión. Palabras que se adaptan bien incluso a nuestra realidad cotidiana, porque la fe, destacó el obispo de Roma, «no es sólo recitar el Credo: todos nosotros creemos en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, en la vida eterna…». Pero si nuestra fe es «inmóvil» y «no activa», entonces «no sirve».
Bien valdría hoy la pena que revisáramos cuáles son nuestros criterios y prioridades; cuáles son las cosas verdaderamente importantes para nosotros, pues de esto dependerá fundamentalmente nuestra vida moral.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=11-10-2022
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20141014_verdad.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/10/11/la-liberta-de-verdad/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes de Octubre 2022
“Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza».2 Tim 1,7 https://ciudadnueva.com.ar/octubre-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.